¿Cuándo son noticia los presos y cautivas?

 
Esta vez porque un prófugo participo de una toma de rehenes a fin de salvaguardar su integridad física, si no actuaba así, cruzando el límite, hoy sería noticia de las crónicas negras de los medios de comunicación: “apareció un cuerpo acribillado a balazos al costado de la panamericana”.
Pero el punto aquí no es ese hecho en sí, sino lo que se pretende instalar, a partir de ese hecho, en la sociedad a través de los medios de comunicación masiva y muy en particular a través de algunos trasnochados, colaboradores activos de gobiernos, devenidos en seudos comunicadores sociales.
Ya no hablan de la inseguridad en la vida libre, sino que van por un sistema reduccionista al decir que deben pagar la pena… que el tratamiento resocializador aplicado por los agentes del sistema carcelario no hace efecto en los detenidos.
¿A ver, que se entiende por tratamiento resocializador? ¿Palos y tiros, ejecuciones direccionadas y por azar, vejámenes y tormentos mas allá de los límites de la geografía del dolor, secuestro institucional por el encierro en sí mismo y “suicidios”? Porque de eso se trata el tratamiento resocializador aplicado sobre un detenido cualquiera sea el delito (cometido o no) que lo llevo a la cárcel.
No existen políticas resocializadoras intramuros reales o que tengan una continuidad efectiva. Las mismas se enmarcan en la destrucción de la subjetividad y están supeditadas al estado de ánimo del carcelero, cualquiera sea el grado y la función que ostente.
Me pregunto y…. te pregunto, ¿Que espera la sociedad de un ser humano, una persona que fue arrojada a la cárcel y que durante tantos días, de tantos, meses, de tantos años fue golpeado, torturado, vejado, desterrado, desocialisado, desvinculado de su núcleo afectivo, inducido al consumo de drogas de todo tipo? Ser humano que debe aprenden a sobrevivir a cualquier precio y que ese precio lo marca el carcelero, tanto tenés tanto valés, tanto podés hacer por mí, tanto espacio te doy y así, aprendo a robar, secuestrar matar, traficar….y un día cualquiera me ponen en libertad y… a poner en práctica lo que de noble y bueno me enseño la administración carcelaria.
El estudio y la educación
Sabido es que los internos que estudian intramuros son los perseguidos, humillados, confinados en espacios reducidos por larguísimos períodos de tiempo, padecen traslados constante en condiciones infrahumanas so pretexto de que denuncian, instigan motines, fugas…. Cuando la realidad nos enseña que un hombre o mujer que abre su cabeza a través del estudio se transforma, potencialmente, en un hombre de bien, con futuro y un hombre dotado de herramientas útiles no habrá de volver a la cárcel por ende deberíamos preguntarnos si en realidad la tan mentada noble misión de la administración carcelaria no es otra que la de preparar, acondicionar al hombre para que una vez cumplida la pena retorne inmediatamente al ámbito carcelario y de allí su negación a todo principio resocializador en concreto y efectivo.
Quizás es verdad que algunos hacen del delito y de la cárcel su habitat natural, pero lo cierto es que más del 95 por ciento de los presos sueñan y anhelan retornar a la vida libre, integrarse a la comunidad, vivir en paz por ellos mismos y con sus afectos.
Trabajo
Sabido es que las personas de la vida libre deben adquirir conocimiento y dominación de artes y oficios para insertarse en el mercado laboral, ser incluidos en ese mercado. Aun así existen un sin número de desocupados a los que el sistema los arroja a las calles. Entonces, ¿qué podemos esperar de una persona que paso los últimos años de su vida productiva detrás de las rejas, sin ningún intento por formarlo ni capacitarlo en ninguna disciplina o arte laboral a lo que se debe agregar los insalvables antecedentes penales?
La realidad es: la ausencia de políticas de estado a largo plazo, concretas y efectivas destinadas a hacer realidad el espíritu de la ley. Lo que no sucede es la inclusión socio laboral, el cupo laboral para quienes egresan de una unidad penal después de purgar una condena o para quienes se encuentren incluidos en programas de pre libertad ante la inminencia de su egreso.
Por ello es necesaria, la efectiva, permanente y eficaz intervención de los jueces de ejecución penal, los organismos de contralor, las ONG o colectivos surgidos al clamor de los sin voz contra los abusos de la administración carcelaria.
Muchos jueces de ejecución actuales siguen con la misma política de sus predecesores (jueces de cámara, de garantías, de instrucción) solo siguen un expediente, pero jamás han puesto un pie en la cárcel.
¿Dónde debe estar el despacho del juez?
El juez de ejecución tiene la obligación de recorrer los pasillos de las cárceles, interactuar con todos y cada uno de los presos y presas, interesarse por las formas y condiciones en que se lleva adelante la ejecución de la pena y modificar los aspectos que no se ajustan al perfil o los valores con que se construye el futuro de la persona tratada.
Los jueces de ejecución DEBEN tener su espacio intramuros de las cárceles porque es allí donde se procura la resocialización del individuo y no en su despacho.
Con la presencia activa de quienes tienen en sus manos el contralor permanente de la ejecución de la pena no quedara margen alguno para la corrupción de la administración carcelaria, al menos se reducirá al mínimo posible.
La intervención de los medios de difusión masiva, de manera responsable y constructiva e inclusiva serviría no ya (o no solamente) para sacar a la luz hechos de corrupción sino para brindar oportunidades en la vida libre al hombre o mujer.
Es decir: solo en la medida en que comprendamos que entre todos construimos, o demolemos, la cárcel y todo lo que en ella habita y provoca y que ninguno de nosotros estamos lejos de ella, empezaremos a construir un camino no solo inclusivo sino también reparador. Reparador no solo para la víctima de los hechos que llevaron al hombre a la cárcel, sino también para su familia y la sociedad en su conjunto hacia un horizonte sin rejas.
Ramón Emilio Solari
(Privado de libertad en Río Gallegos)