Sobre los hechos ocurridos nos contaba Diego Cid:
“En ningún momento hubo una faca o un cuchillo, nada que ver, era una discusión entre Diego Molina y el celador por el tema de la droga y como los demás estaban escuchando se armó todo eso del rehén, Molina le reclamaba la droga o la plata. Nosotros le habíamos pagado la droga al celador, a quien apodan “El Negro”, hacía más de una semana. Luego de esta discusión para descomprimir el penal me trasladan a la cárcel de Choele Choel y a Diego Molina y a César González al penal de General Roca. Este último nada tiene que ver con este bondi”.
Por su parte César González nos refirió:
“No sé qué tengo que ver yo. Nada tengo que reclamar, estoy estudiando, estoy transitando, el lunes 31 salía bajo palabra, estoy cerca de mi familia y con mi novia, no entiendo cómo me involucran en esto, cuando los organismos de derechos humanos que estaban en el Penal representados por el Sr. Darío Rubio y la Dra, Natalia Araya corroboraron que yo nada tenía que ver con esta movida. Me quieren armar una causa interna, hacerme caer el beneficio otorgado, pero no los voy a dejar, esta vez no. Además responsabilizo al Oficial Ibarra por las torturas y las pérdidas sufridas en el traslado. Me encuentro descalzo, sin mis pertenencias, y encima nadie me explica porque estoy acá, cuál es mi situación procesal. Intento comunicarme telefónicamente con mi Juez de Ejecución Dr. Arroyo y no obtengo respuesta. Ni hablar de mi defensor oficial, el Dr. Laurence quien hace más de un año no me atiende. Me encuentro sin ningún tipo de contención, ni medica ni de los organismos de derechos humanos”.
Diego Molina nos narró:
“Nunca hubo una privación ilegítima de la libertad, yo le di 3000 pesos al celador para la droga, yo quería tomar cocaína, soy adicto, y este nunca la trajo. Además los pibes también pusieron y se creían que yo me la había tomado solito. Pero quiero dejar en claro que los demás pibes como ser González y el Diego Cid nada tenían que ver. Yo quiero aprovechar para denunciar al Servicio Penitenciario ya que en otras oportunidades le pague a Valde Benito, segundo del director del penal de Bariloche, para que me ponga un punto más en concepto y conducta para así poder obtener la salida. Yo quiero que me lleven a indagatoria para aclarar todo y nadie me dice nada.
Diego Cid enojado con toda esta situación redobla la apuesta y nos dice: “Ahora lo único que pretendo es que salga a la luz toda la corrupción de los jueces y de la policía- Yo para salir a la calle con salidas transitorias le pago a mi Juez de Ejecución, Dr. Martin Arroyo 2000$ cada salida, pero lo peor es que esto lo hago hace dos años y recién dentro de un mes llego a la mitad de la condena. Primeramente le pagaba al presidente de la Sala II Héctor Leguizamón Pondal, quien además de recibir coimas de parte de los detenidos, fue denunciado internacionalmente como antisemita. Cuando se lo nombra a Martin Arroyo juez de ejecución me cita a su oficina para comunicarme que Pondal le había comentado de mis salidas, entonces seguí pagándole a este”.
Cid, concluye su narración exponiendo como se materializaba la entrega del dinero: “yo firmaba la salida y ahí inmediatamente un compañero entraba al juzgado y le dejaba el sobre con la plata. Pero no te creas que soy el único hay un tal Guernica que está condenado a 33 años de prisión por violin y también se rumorea que paga para sus salidas. Los violadores apenas llegan van a un pabellón de conducta y a los días ya están concurriendo a talleres, es indudable que arreglan”.
Al cierre de esta edición Diego Molina se encontraba en libertad desde la tarde del 7 de septiembre, mientras que los dos detenidos también involucrados siguen sin saber su realidad judicial.
Las circunstancias que se viven o se palpitan dentro del poder judicial de la provincia de Río Negro es vandálico la mayoría de la población descree de la justicia y sabe de los arreglos de los narcos y violadores pero como siempre el miedo tiraniza y la verdad marcha presa.