El testigo dijo haber escuchado gritos, insultos: “hijo de puta, ¿por qué lo hiciste? ¿Qué hiciste?”, y escuchó que la voces se iban acercando. “Traían a un chico y le estaban dando terrible paliza. Entonces me paré, me puse a mirar por la reja que daba justo a la entrada de las celdas. Pude ver bien como tiran a este chico, boca abajo. Un policía le agarraba una mano, otro la otra. Dos le pisaban los talones. Uno lo pateaba fuerte en las costillas. Uno miraba todo. Después entró otro y también miraba. El chico gritaba del dolor. En un momento, cuando lo levantan, él me mira sin decir una palabra. Yo hasta el día de hoy trato de traducir lo que me quiso decir con esa mirada. Fue penetrante. Con dolor, tristeza. Siento que puso una carga en mí para que yo pueda contar. Yo me tuve que mudar de mi casa. He pasado muchas cosas. Quiero sentirme libre de poder decir que eso fue así. Esas torturas sucedieron en esa comisaría”, comentó Nieto.
Recordó que este hecho ocurrió “en el turno del oficial Oviedo y que también estaban Jiménez (vestido de civil), Nievas y otros oficiales. Nievas miraba la situación. Jiménez le pegaba. Oviedo entró y se lo lleva a Jiménez. Los otros policías, estaban de espaldas a mí”.
En su relato, el testigo Nieto dijo: “La intensidad de la paliza fue fuerte. Patadas. Trompadas…”. Luego pidió actuar la situación para graficar los hechos. Ante las risas burlonas de la defensa, la fiscalía pidió respeto.
“La víctima de los golpes era flaco, alto. Pelo corto. Un buzo blanco y negro. Pantalón deportivo largo, oscuro”, desarrolló Nieto cuando le preguntaron sobre el chico golpeado que, asegura, era Fabián Gorosito.
“Listo muchachos, aflojen. Parece que se les fue la mano”, relató con crudeza. También observó como Oviedo se lo llevaba a Jiménez forcejeando.
Además, el testigo confesó que “tuve que dejar todo y empezar de cero por miedo a que me puedan ubicar, porque recibí amenazas en mi domicilio”.
Aseguró que en la mirada de Fabián sintió el dolor y la carga de hablar y decir la verdad.
Luego de dos horas de pregunta y repregunta, se llamó a un cuarto intermedio, y se convocó a otro testigo: Rodolfo Fernández, quien fue citado por la defensa. Él dice haber compartido celda con Nieto. Cuando le preguntan si sucedió algo extraño aquella jornada, responde que no. “A veces nos cagaban a palos, pero normal, como siempre”, dijo naturalizando las torturas.
No recordó haber visto el hecho en el que golpearon a Fabián Gorosito.
Ante la pregunta de la querella de quién lo defendió en sus causas, reconoció que Martínez, uno de los abogados de la defensa, fue su abogado oficial en aquel momento. Este dato, sumado a lo extraño que sonaba todo el relato, hizo que el juez pusiera en duda la credibilidad del testigo, ya que, por ejemplo, primero respondió que su primera detención fue entre el 10 de agosto y el 10 de octubre de 2010. Luego precisó que fue el 13 de agosto. Fernández estuvo preso dos veces más en 2015. Y no recuerda las fechas. “Por la cercanía de las últimas dos causas, sería más lógico que recuerde esas fechas”, agregó el juez.
La querella aseguró que el relato de Fernández “está totalmente viciado” y segundos después, advirtió que uno de los abogados defensores le hizo un guiño a Fernández.
Allí se llamó a otro cuarto intermedio.
A pedido de la defensa, se realizó un careo entre Fernández y Nieto.
“Compartimos celda, pero yo estoy más que seguro que estaba solo”, dice Nieto. Ellos compartieron celda, y hay una contradicción en la que Fernández recuerda haber estado, desde el 10 de agosto, 15 días junto con Nieto. En esa franja de días sucedió el hecho donde fallece Gorosito, pero Fernández dice que no vio nada.
El careo terminó sin ninguna certeza y el juez cerró la sesión.
*Radio Gráfica, FM Riachuelo, La Retaguardia, Sur Capitalino, FM La Caterva, Agencia Paco Urondo