EL POR QUÉ DE ESTE ESPECIAL
Un docente de taller de una escuela industrial de Córdoba le preguntó a estudiantes de entre 13 y 17 años qué sabían del Cordobazo:
-Nada, no sé qué es (13 años).
-No tengo la mínima idea, nada (16 años).
-Me dijiste Cordobazo y lo único que se me vino a la mente fue choripan
-Para mí es que se juntan y empiezan a celebrar el cuarteto, todos van y se re chupan la mona (16 años)
-Qué se yo lo qué es el Cordobazo… Me suena, es una marcha (16 años).
-Me parece que fue un levantamiento ciudadano ante uno de los golpes de Estado que surgió en Córdoba. Fue un golpe de la gente en Córdoba, salieron todos a la calle a militar. Fue en el año 1980 y pico, setenta y pico (16 años).
-Era que habían echado a un gobernador, para mí, no sé. Fue en el 2000, 2001, ¿puede ser? (16 años)
-Fue en la época de la guerrilla que venían a Córdoba y como en Córdoba se concentraban todas las facultades, agarraban y como que secuestraban a los estudiantes que no coincidían con la ideología del gobierno en ese momento (17 años).
-Sé que fue antes del golpe militar. Fue tipo una revolución o huelga de estudiantes y profesores, y no me acuerdo más nada, eso es lo que más o menos sé (16 años).
Es posible que respuestas similares se escuchen ante la misma pregunta en escuelas de cualquier otra provincia, incluso si se realiza a personas adultas. Por ejemplo, a trabajadores bancarios también de Córdoba…
-Muy reducido. Si me preguntás así tengo que ponerme a pensar mucho (31 años).
-Un golpe realizado por trabajadores y gente del pueblo en Córdoba para quejarse, reclamar por sus derechos (32 años).
-Sé que es como una manifestación grande que se hizo en Córdoba en contra del gobierno, pero más que eso no sé (31 años).
Pasaron 50 años desde el Cordobazo y, como ocurre con tantos hechos políticos que marcaron la historia de nuestro país, es necesario recordar qué fue, qué significó y qué implicancias tiene en la Argentina de 2019…
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MEMORIA
Por Pablo Marrero
Estas calles temblaron
siento que temblaron
retumban en mis pies tumultuosas embestidas
cascos de caballos golpean mis rodillas
repican en mi pecho la voz de rebeldía.
cordobazo poema pablo
Estas calles ardieron
siento que ardieron
me queman en los pies balas, gases, perdigones
me incendia las tripas el grito compañero
me acalora el pecho fogatas de colchones
Córdoba estalló en un mayo mayor
y esquirlas de ese ¡basta! se incrustaron en mi cuerpo
abrazo a mi hija, al vecino, al hermano
le transmito con mi cuerpo el temblor y el fuego
para que ese ¡basta! no muera
para que sea eterno.
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ESTALLA LA CALDERA
Por Agustín Tosco
Los trabajadores metalúrgicos, los trabajadores del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 1° de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia de empresas, respectivamente. Los obreros mecánicos realizan una Asamblea y a la salida al ser reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo. Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sin número de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y de los centros vecinales se suman.
Se paraliza totalmente la ciudad el día 16 de Mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El Gobierno reprime.
En otros lugares del país, estallan conflictos estudiantiles por las privatizaciones de los comedores universitarios.
En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral y ese hecho tiene honda repercusión en toda la población de Córdoba. Se dispone el cierre de la Universidad. Todas las agrupaciones estudiantiles protestan y preparan actos y manifestaciones. Se trabaja de común acuerdo con la CGT.
El día 18, es asesinado en Rosario el estudiante Adolfo Ramón Bello. Realizamos con los estudiantes y los Sacerdotes del Tercer Mundo una marcha de silencio en homenaje a los caídos.
El día 20 de Mayo, fui detenido e incomunicado en el Departamento de Policía “en averiguación de antecedentes”. Recupero la libertad al día siguiente.
El día 21, se concreta un paro general de estudiantes. Una serie de comunicados del movimiento obrero lo apoyan. En Rosario cae una víctima más. El estudiante y aprendiz de metalúrgico Norberto Blanco, es asesinado en Rosario. Se instalan Consejos de Guerra.
El día 22 de Mayo, los estudiantes de la Universidad Católica se declaran en estado de asamblea y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.
El día 23 de Mayo, es ocupado el Barrio Clínicas por los Estudiantes. Es gravemente herido el estudiante Héctor Crusta de un balazo por la Policía. Se producen fogatas y choques. La Policía es contundente, y los choques se hacen cada vez más graves.
El día 25 de Mayo, hablo en la Universidad Católica de Córdoba y hago una severa crítica y condena a los sangrientos atropellos de la Policía y de los arbitrarios procedimientos del Consejo de Guerra en Rosario.
El día 26 de Mayo, el movimiento obrero de Córdoba, por medio de los dos plenarios realizados, resuelve un paro general de actividades de 37 horas a partir de las 11 horas del 29 de Mayo y con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta. Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de ambas CGT.
Todo se prepara para el gran paro. La indignación es pública, notoria y elocuente en todos los estratos de la población.
No hay espontaneísmo. Ni improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los Sindicatos organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de concentración. Como se realizaran las marchas. La gran concentración se llevara adelante, frente al local de la CGT en la calle Vélez Sársfieid 137.
Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad en los días previos. Se suceden las Asambleas de los Sindicatos y de los Estudiantes que apoyan el paro y la protesta.
El día 29 de Mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. A esa hora el Gobierno dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores de Luz y Fuerza de la Administración Central, pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y General Paz y son atacados con bombas de gases. Es una vez más la represión en marcha. La represión indiscriminada. La prohibición violenta del derecho de reunión, de expresión, de protesta.
Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas.
El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios.
Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas. El saldo de la batalla de Córdoba El Cordobazo es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.
En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares ya no se apagará jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad soberana del pueblo, partimos esposados a bordo de un avión con las injustas condenas sobre nuestras espaldas. Años de prisión que se convierten en poco menos de siete meses, por la continuidad de esa acción que libró nuestro pueblo, especialmente Córdoba, y que nos rescata de las lejanas cárceles del sur, para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su Compañero y su Hermano.
*Extracto del ARTÍCULO DE AGUSTÍN TOSCO SOBRE EL CORDOBAZO *
- Dirigente sindical clasista. Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza de la provincia de Córdoba al momento de producirse el Cordobazo, fue uno de sus principales dirigentes. En numerosas oportunidades sufrió cárcel y torturas por su militancia política y sindical. El presente artículo fue escrito desde la cárcel de Rawson, en Junio de 1970. Fallecido el 5 de Noviembre de 1975.
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A TOSCO
Por Armando Tejada Gómez
Sí Tosco, sí Agustín,
como hace la madera,
con la tenacidad de la flor que no cesa,
de ese modo Agustín, Tosco como la tierra
en donde el Cordobazo alzó su polvareda,
como ese grito tuyo que sale de las fábricas,
de los talleres grises y las villas miseria.
Sí Agustín tumulto, de esa manera entera,
avanzamos contigo y con la clase obrera.
Nadie sabe en qué aire te volviste bandera
transparente Agustín de overol primavera.
Toscamente Agustín, sangre de sangre nuestra
córdobamente hermano para que el día vuelva
contigo en cada nido, en cada campanario.
Y el motín de palomas que de tu sangre vuela.
Nadie se ha detenido, nadie ha dicho me rindo;
a cada santo y seña tu multitud regresa,
con los puños en alto hacia la vida nueva,
y tu overol azul de patria en primavera.
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CORDOBAZO: EN PRIMERA PERSONA
“Fue una movida general, no fue solo de sindicatos y estudiantes sino de toda la población”, describió a Red Eco, Dolores Quiles, quien el 29 de mayo de 1969 cursaba en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y estaba afiliada al sindicato docente. Participó del Cordobazo desde el lugar de estudiante, como integrante de la Coordinadora Obrero Estudiantil.
“Hay que recordar que el Cordobazo fue una acción combinada entre sindicatos y estudiantes, fue la unión obrero estudiantil; tanto los unos como los otros, básicamente, estuvimos en esa acción (…). También estuvo la gente de ómnibus y automotores, que encabezaba Atilio López, y otros también bastante fuertes (…). Los estudiantes estuvieron en la calle, al lado de los trabajadores; fue una movida general, no fue solo de sindicatos y estudiantes sino de toda la población, porque desde los balcones la gente tiraba elementos contundentes sobre la policía y abrían las puertas de sus casas, para que los que veníamos corriendo o huyendo entráramos, y luego cerraban la puerta con llave para que la policía no pudiera ingresar”, relató Dolores Quiles al recordar aquellos días de fines de mayo de 1969.
Respecto a sus vivencias durante esas jornadas, Dolores expresó: “La ciudad quedó desprotegida a las 5 de la tarde, ni policías había ya, vino el Ejército y recién pudieron tomar la ciudad al día siguiente. Toda la noche del 29 y a la madrugada del 30, la ciudad fue tierra de nadie y había francotiradores disparando a lo que sea, y los soldados, pibes de 18 años, tratando de resguardarse y también disparando hacia lo que se movía, fue un despelote. A la noche ya no estuve, me había refugiado en la casa de una gente amiga, porque no pude pasar para mi casa; había barricadas para todos lados y los militares ya habían tomado las cuadras más céntricas, aunque el Cordobazo no solo fue en el centro de la ciudad, fue en todos los barrios. Fue una estrategia que tuvieron los que organizaron esto, no fue espontáneo, estuvo muy bien organizado para disuadir a la policía, para distraerlos, para llevar la fuerza hacia esos lugares armaban movidas en los barrios. Entonces la policía corría hacia los barrios y el centro era tierra de todos los que gritaban, tiraban piedras, hacían barricadas, quemaban gomas. Eso fue el Cordobazo, fue una cosa organizada y preparada no se con cuántos meses de anticipación, hasta bombas molotov habían armado y habían aprendido a armar. En el Sindicato de Luz y Fuerza hay un lugar donde todavía está la pared manchada de las bombas que tiraban los muchachos para hacer puntería, para aprender a tirar las bombas molotov”.
Para Dolores cuando se ve un hecho histórico a la distancia inevitablemente se pierden muchos detalles que son importantes. En ese sentido, consideró indispensable remarcar que el Cordobazo no estuvo armado solo por los sindicalistas: “Fue una reacción de toda la población de Córdoba que de esa manera expresó el repudio, el hartazgo que tenían sobre el gobierno que, en ese momento, lo detentaban los militares del General Juan Carlos Onganía, que habían depuesto el gobierno democrático del Doctor Arturo Illia, y ya se venía de golpe en golpe desde la caída de Perón en 1955. Entonces había un hartazgo popular, una situación como hoy vivimos con (Mauricio) Macri, pero la sociedad era mucho más pequeña, la policía no estaba tan armada como lo está hoy y había una sociedad que todavía tenía la esperanza de que regresara Perón. Entonces los sindicatos se habían fortalecido en esa esperanza, aunque algunos de los que llevaron adelante el Cordobazo no eran peronistas, como en el caso de Agustín Tosco, él era comunista; pero el negro Atilio López sí era peronista. Entonces fue una reunión de sindicalistas de distintos enfoques ideológicos y políticos y de una población que también tenía distintos puntos de vista, pertenecían a distintos partidos, pero sí los unió el hartazgo, la sensación de impotencia, el maltrato que se vivía a nivel social, la impunidad de los tipos que detentaban el poder, y todo eso lo fuimos sufriendo, como hoy, en los sueldos, en los pibes con hambre, y en las escuelas que se cerraban, todo una política antipopular. Por eso los sindicatos, en ese momento, se habían fortalecido a partir de las constantes luchas, no solo desde el sindicato sino también desde la población, desde los estudiantes, desde todos los lugares del país. En Córdoba, una de las características básicas que probablemente se sumó a los fundamentos para que se produzca acá esta explosión, es que era una de las provincias más industrializadas del país. Estaba llena de trabajadores, que tenían dirigentes muy filosos, muy comprometidos y muy claros con su punto de vista sobre la situación social. Por eso, el sindicalismo de aquel tiempo venía de una historia, larga historia de lucha, desde el anarquismo en adelante, pasando por Perón, que logró organizarlos en la CGT única”.
“EL MOVIMIENTO SINDICAL NUNCA DEJO DE ESTAR”
Dolores Quiles también realizó un análisis sobre qué ocurrió con los gremios después del Cordobazo, sobre todo a partir del Terrorismo de Estado; y reflexionó sobre el sindicalismo actual: “Después de la caída de Perón y del golpe de Estado de 1976, después de que pasó la cegadora cortando cabezas de los mejores, sean estudiantes, trabajadores, sindicalistas, lo que sea, el golpe militar mató y desapareció a miles, y esa sangría produjo un estancamiento en las luchas, el terror que cundió en la sociedad, que todavía está presente hasta hoy. De todos, el movimiento sindical nunca dejó de estar, siempre siguió peleando con distintos dirigentes, con distintas posiciones políticas, con distintas metodologías, estrategias. Muchos de ellos se pasaron al otro bando, y así lo retrata muy bien la película ‘Los traidores’ de Raymundo Gleyzer, que muestra el pase al enemigo de grandes grupos sindicalistas. Eso pasa durante la dictadura, sobrevivir. Después se empieza a organizar nuevamente el movimiento obrero y, no nos olvidemos que la sociedad cambió, creció la población y entró la tecnología a grandes pasos, cada vez menos el hombre maneja la producción y más las maquinas. De todos modos, yo considero que el movimiento sindical nunca dejo de estar desde el lugar que sea, y hoy podemos observar también a una cantidad de dirigentes que se lanzan a la calle con su gente, con el pueblo, que se van separando de una CGT que negocia con el gobierno y que se está quedando cada vez más sola. Esto básicamente lo estamos viendo en Buenos Aires. Acá en Córdoba, al haber perdido a los dirigentes más combativos y al haber bajado la característica de ciudad industrial, los sindicatos cada vez son más pequeños, salvando el Sindicato de Luz y Fuerza que es el más fuerte, pero se destruyeron muchísimas organizaciones y muchas estructuras fueron contaminadas”.
EL CORDOBAZO CON LA MIRADA DE HOY
Por Mariano Pasi()*
La historia es importante no sólo como resguardo de la memoria, sino como fuente para ejercitar la reflexión y el pensamiento crítico de manera tal que podamos obtener nuevos aprendizajes para nuestras experiencias actuales. En este marco, pensar el Cordobazo luego de 50 años es un desafío pero al mismo tiempo una oportunidad.
Argentina sufre en 1966 un nuevo golpe de Estado a cargo del General Juan Carlos Onganía, quien pretendía establecer un gobierno indeterminado en el tiempo bajo el argumento de que “no tenía plazos, sino objetivos”. La represión y la censura fueron la base para la imposición de un plan de transferencia de riquezas hacia los sectores concentrados de la economía principalmente, la empresas extranjeras que triunfaban con el “desarrollismo” argentino, a través de la devaluación y el congelamiento salarial.
A principios de mayo de 1969, el Onganiato aprobó la Ley 18.204, terminando con el “sábado inglés” en varias provincias Córdoba, entre ellas y reinstalando la jornada laboral de 8 horas para ese día. Esto trajo como consecuencia el llamado unificado entre la CGT y la CGT de los Argentinos división nacida un año antes a una huelga general para el 30 de mayo. En Córdoba sería de 37 horas, iniciando el 29 de mayo y complementándose con una movilización al centro de la ciudad junto con el movimiento estudiantil, por decisión de los principales dirigentes gremiales de la provincia: Atilio López (UTA), Elpidio Torres (SMATA) y Agustín Tosco (Luz y Fuerza).
Luego de varios días de planificación y coordinación, el 29 de mayo a las 11 hs las masas obreras comenzaron a avanzar por la ciudad. A pesar de conocer el nivel de violencia y represión con que la dictadura venía enfrentando las diversas manifestaciones populares en todo el país, nadie hubiese esperado la rebelión popular que correría por los barrios como reguero de pólvora luego de que la policía asesinara al trabajador mecánico Máximo Mena. Barricadas, piedras y voluntad de lucha fueron las principales razones por las que la clase trabajadora logró arrebatarle durante más de 30 horas el control de la ciudad a las fuerzas represivas.
Ante este escenario, el gobierno enviaría al Ejército para retomar la ciudad, lo cual recién se lograría cerca de la noche del 30 de mayo. Sin embargo, para ese entonces la envergadura de la revuelta popular ya habría quedado grabada a fuego en la Historia argentina y sumaría su grano de arena a esos años de empoderamiento popular que, al igual que el Mayo francés, la guerra de Vietnam o la revolución cubana, venían desplegándose en todo el mundo en la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados.
RUPTURAS Y CONTINUIDADES ENTRE EL PASADO Y LA ACTUALIDAD
Más allá de esta brevísima reseña histórica, cabe pensar entonces el por qué o el cómo de este acontecimiento. En este sentido, dos procesos merecen ser destacados por su trascendencia en términos de un salto cualitativo de la clase trabajadora en su conjunto, en ese determinado momento histórico.
Por un lado, no es posible pensar el Cordobazo sin tener en cuenta el nacimiento de la CGT de los Argentinos un año antes, a fines de marzo de 1968 como expresión de ruptura hacia los sectores conciliadores los legalistas del sindicalismo argentino que se representaban en la figura de Augusto Vandor. En su abierta lucha contra la dictadura de Onganía, el Cordobazo es expresión concreta de ese sindicalismo predominantemente clasista, el cual no fue suficiente pero sí necesario para su concreción debido a que supo dinamizar la lucha de clases y aportar en un contexto de radicalización política.
Por el otro, el desborde estructural que impone en ese momento el pueblo cordobés no sólo se da sobre las fuerzas represivas del Estado, sino también sobre las dirigencias del movimiento obrero organizado. Ante una noción de insuficiencia en la reacción, sumado al malestar social por la crisis económica, los sectores populares asumen el protagonismo. El Cordobazo sintetiza el descontento en torno al Onganiato, no sólo como gobierno sino como proyecto político-económico de la clase dominante. Aún sin un programa político claro, la unidad construida en esta línea fue suficiente para poner en jaque a Onganía, quien un tiempo después deberá renunciar. De aquí también que la clase dominante actualizaría sus métodos de intervención política y desplegaría unos años más tarde el período de terror más nefasto de nuestra historia, haciendo eje en el exterminio de las dirigencias combativas y fragmentando la capacidad de acción colectiva de nuestro pueblo.
Volviendo a la actualidad e intentando establecer puentes con el pasado, vale destacar que los años de gobierno Cambiemos fueron testigos de masivas movilizaciones callejeras que dan cuenta de la voluntad de lucha que tiene nuestro pueblo por defender los derechos conquistados, a pesar del disciplinamiento social que se busca por medio del creciente nivel de ferocidad que despliegan las fuerzas represivas. Las jornadas que caracterizaron el tratamiento de la Reforma Previsional bastaron de muestra para que la dirigencia política nacional entendiera que avanzar luego con la Reforma Laboral tendría un costo incalculable.
Sin embargo, es necesario también señalar que esa voluntad de lucha que expresan amplios sectores de la sociedad no ha logrado desbordar estructuralmente a las dirigencias del sindicalismo. En medio de un ajuste que día a día va destruyendo puestos laborales y arrojando familias enteras a la pobreza, aún existen voces en el mundo sindical que acomodan la lucha popular en torno al clima electoral de octubre y las internas partidarias. Se despliega así intencionadamente o no un pacto de gobernabilidad implícito que no sólo beneficia al gobierno Cambiemos y sus políticas, sino que también genera incertidumbre sobre el rol de esos sindicatos ante el accionar de un futuro gobierno que claramente estará condicionado por la cantidad de recursos que el país tiene comprometidos en el pago de la deuda externa. Si el ajuste se sostuviese como receta de estabilización económica, el mayor interrogante giraría en torno a si la conflictividad social tendrá una dirigencia a la altura o seguirá siendo taponada como lo es actualmente.
Sin creer que los procesos históricos son recetas que se repiten, cabe la pregunta en torno a cómo podría hoy ponerse en jaque al gobierno Cambiemos. Hace 51 años, el Programa del 1ero de Mayo de la CGT de los Argentinos sintetizaba reclamos y reivindicaciones históricas de la clase trabajadora argentina. Hoy se vuelve imperioso retomar no sólo la experiencia del Cordobazo como expresión de lucha popular y conciencia, sino también la de los obreros y obreras de la Semana Trágica de 1919, de ese afán de la clase trabajadora por alcanzar una vida digna y libre de explotación. La actual ofensiva mundial del capital contra el trabajo, caracterizada por el desmantelamiento de los Estados de Bienestar, la creciente xenofobia, el incremento de las jornadas laborales y la creciente flexibilización laboral, requiere recuperar los fundamentos ideológicos del clasismo para reinstalar en el debate público que no hay más márgenes para humanizar un capitalismo que nos deshumaniza a cada instante. Por el bien de la humanidad, el futuro deberá, inexorablemente, ser socialista y anti-patriarcal.
(*) Militante de la CTA Autónoma Capital
LA GESTA OBRERA Y POPULAR DEL “CORDOBAZO”
Por Horacio Rovito ()*
Cuando nos referimos al llamado “Cordobazo” estamos recordando a una de las más grandes luchas de los trabajadores y los demás sectores populares, que debemos tener siempre presente para las batallas por nuestros derechos.
El 29 de de Mayo de 1969 el movimiento obrero cordobés convocó a una huelga en base a dos reivindicaciones principales: la restitución del sábado inglés y por la eliminación de las “quitas” zonales, es decir reducción de los salarios en distintas zonas para que así “lluevan las inversiones”.
Por cierto que el clima ya venía siendo muy tenso, incluso en otras provincias, puesto que los salarios estaban congelados y las acciones de los obreros eran duramente reprimidas por la dictadura cívico militar del Gral. Onganía, como la huelga de los metalúrgicos, mecánicos y choferes.
Al mismo tiempo los estudiantes de varias gobernaciones venían resistiendo el exagerado aumento de los precios de los comedores y la intensión de establecer exámenes, en realidad filtros que limitaban el ingreso irrestricto a las universidades, y cuya salvaje represión ya había dejado el triste saldo de varios muertos.
Por todo ello, la CGT de Córdoba, encabezada por honestos luchadores como Agustín Tosco, y luego de importantes y auténticamente democráticas asambleas de fábrica, llama a un paro de 37 horas a partir de las 11 horas del 29 de Mayo.
Desde muy temprano cientos de trabajadores hacen abandono de sus tareas y comienzan a encolumnarse para marchar al centro de la ciudad.
Al pasar por la Ciudad Universitaria, los estudiantes se integran rápidamente a la marcha. La policía intenta contener las ya masivas columnas y comienza a realizar una muy dura represión, donde cae asesinado un obrero.
Crece lógicamente la indignación y se va dando un enfrentamiento abierto, obligando a la policía a retroceder y los barrios son cada vez más ganados por los trabajadores y estudiantes a la vez de la más amplia adhesión de los vecinos. Asustados por esta situación el gobierno llama a la intervención del Ejército que ocupa buena parte del centro de la capital, pero sin lograr disminuir la resistencia popular, que sigue en pie con sus reclamos.
Esta actitud firme y sin claudicaciones corona con el éxito a esta justa lucha, con la caída del gobernador y, en poco tiempo, de la dictadura. Los trabajadores, los estudiantes habían llegado a comprender que sus problemas no eran solo económicos, sino que correspondían a una determinada orientación política que apuntaba a liquidar los derechos laborales, para aumentar la explotación, y destruir la educación y la salud pública, ente otras cosas.
Lamentablemente estamos hoy día ante un nuevo intento de aplicar este “modelo” neoliberal y por lo tanto son esenciales las enseñanzas del “Cordobazo”, emprendiendo el camino de la unidad del movimiento obrero, pasando por encima de la burocracia sindical, y en conjunto con los movimientos sociales, políticos, estudiantiles, de derechos humanos, feministas, ambientalistas.., organizándose lugar por lugar, región por región, y lanzar un plan de lucha nacional contra el plan de las multinacionales, las corporaciones económico financieras locales, y los gobiernos a sus servicio, en el justo objetivo de una vida digna para todos los seres humanos.
(*) Militante social de Lomas de Zamora (municipio al sur del conurbano bonaerense)
EL SINDICALISMO COMO HERRAMIENTA DE TRANSFORMACIÓN
Agustín Tosco decía que había un sindicalismo burocrático y otro de liberación. Quizás la mayoría asocia lo gremial con la primera caracterización, basado seguramente en el accionar de algunas centrales durante las últimas décadas. Sin embargo, hay muchos sindicatos que mantienen su objetivo de defender los derechos de los trabajadores y el ideal de liberación del que hablaba Tosco, y que se vio reflejado en las calles argentinas durante fines de mayo de 1969. Sobre esta forma de entender la organización gremial, Red Eco dialogó con Alejandro Bassignani, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Obra Social para la Actividad Docente (SITOSPLAD), y Agustín Lecchi, secretario de organización del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba).
En el ámbito de la obra social para la actividad docente, el porcentaje de afiliados a los sindicatos ha orillado el 35, 40% en términos históricos. Actualmente el SITOSPLAD es mayoría y representa alrededor del 25% de los trabajadores. Al ser consultado acerca de por qué hoy se siguen sumando afiliados, su secretario general, Alejandro Bassignani, señaló que tiene que ver con dos motivos principales: “El primero es por la pelea gremial que hace el sindicato, obviamente por todos los temas en los que nos movemos y defendemos los derechos de los compañeros; y también, pero en menor medida, en función de la devolución que se hace vía servicios del aporte que hace el afiliado, sea la bolsa de fin de año, el presente por el día del trabajador, los subsidios, sorteos mensuales que se hacen, reintegro del descuento por día de paro, porque nuestro sindicato reintegra los paros cuando son descontados, o descuentos por movilizaciones. La actitud que tiene el sindicato es de cubrir y proteger a los trabajadores, inclusive cuando la patronal intenta cuartar su acción gremial a partir de aplicarles descuento salariales. Hemos creado un fondo de huelga y lo utilizamos para cubrir la acción gremial para garantizar su masividad”.
A su vez, Bassignani explicó que SITOSPLAD es un sindicato de empresa en el ámbito de las obras sociales. Al ser muy específica el área en la que trabajan les resulta difícil construir ámbitos de mayor organización para los trabajadores: “Conocemos que existe un sindicato igual a nosotros que es de la obra social bancaria, pero en líneas generales no tenemos conocimiento de la organización de los trabajadores dentro de las obras sociales. Tenemos como desafío, porque en su momento participamos de la constitución de la Federación Nacional de Salud, que existan organizaciones de segundo grado que nucleen a organizaciones como la nuestra. Al ser un sindicato de empresa, justamente, la actividad está reducida a un ámbito muy concreto, y tenemos obviamente dificultades en lo que se refiere al conflicto y a la negociación colectiva. (…) Creemos que hay que avanzar en constituir organizaciones de segundo grado, a pesar de las dificultades que eso tiene”.
En relación a los trabajadores de prensa, Agustín Lecchi explica que el porcentaje de afiliación va creciendo en un movimiento contradictorio porque la actividad está en retroceso: “Los empresarios de nuestro sector y el gobierno aprovechan la crisis económica y utilizan como pretexto la reconversión tecnológica en nuestra actividad para arrasar con los puestos de trabajo. De hecho es el peor momento desde la vuelta de la democracia en los medios de comunicación. Perdimos 3 mil puestos de trabajos entre los cuales muchos son afiliados; entonces, desde ese punto de vista, hay un retroceso, pero al mismo tiempo, en todos los conflictos hay nuevos compañeros que se afilian porque ven el desempeño del sindicato acompañando sus luchas, las decisiones de las asambleas, poniendo todo a disposición, no especulando, sino llevando los reclamos ante la patronal tal como definen las asambleas”.
Actualmente en la Ciudad de Buenos Aires hay más de un sindicato de prensa, Sipreba no tiene la personería gremial, pero – en palabras de Lecchi – tiene la legitimidad que le dan los trabajadores en todas las empresas del gremio y en todos los lugares donde se hace comunicación: “Eso es lo que nos diferencia del resto de los sindicatos. Además, el único que está en todas las ramas, en todos los sectores de la actividad es el Sindicato de Prensa de Buenos Aires y esto se ve no solamente en la cantidad de afiliados en las empresas, sino que hay 14 comisiones internas votadas por el Sipreba. Lo que nos distingue es que nos organizamos desde los lugares de trabajo, a partir de las problemáticas que hay allí, que las comisiones internas y las asambleas de base son el órgano fundamental de la vida interna del sindicato y de la manera de concebir el sindicalismo y la lucha en defensa de los derechos laborales, así como también en defensa de la profesión, de la libertad de expresión y el derecho a la información”.
Respecto a por qué muchos trabajadores siguen prefiriendo no afiliarse a los sindicatos, Lecchi señaló que existen distintos motivos: “En primer lugar porque a veces el ser humano busca respuestas inmediatas y como sindicato no le escapamos a lo que pasa a nivel general en la clase trabajadora, y muchas veces si bien damos luchas muy importantes no tenemos resultados inmediatos, se ven más a mediano y largo plazo. Hemos tenido conquistas, como por ejemplo algunas reincorporaciones en Clarín, las reincorporaciones de Telam, pero somos conscientes que tenemos muchas derrotas y eso es un problema. Nosotros no damos la lucha por la lucha misma sino para obtener resultados concretos, algo que muchas veces no se obtiene. Por otro lado, hay gente que no se afilia por el descreimiento general que tienen los sindicatos porque muchos de otras actividades no representan los intereses de los trabajadores, tienen intereses corporativos o los dirigentes gremiales terminan siendo una casta ajena a los que representan. En el caso de Prensa no es así, nosotros estamos todos los días en las empresas, somos trabajadores, vamos a cumplir horario, a desempeñar nuestras tareas en las redacciones. Por último, también hay una fuerte persecución en algunas empresas que hace que los compañeros no se afilien, o incluso tienen que afiliarse a nuestro sindicato de manera clandestina hasta que logremos consolidarnos y tener comisión interna”.
EL ENEMIGO DEL PUEBLO
Respecto a las diferentes formas de organizaciones sindicales, es decir la distinción que realizó Tosco entre el sindicalismo burocrático y el de liberación, Lecchi aseguró que lo que hay que plantear es que el enemigo de los trabajadores no son otros sectores del movimiento obrero sino el gobierno de los empresarios: “Creo que el enemigo hoy es el gobierno de Mauricio Macri y los empresarios que tienen un objetivo estratégico que es avanzar hacia la reforma laboral, que no lo pudieron hacer como paquete legislativo gracias a la fortaleza que tiene el movimiento obrero argentino; si bien avanzó, de hecho, en algunos sectores, atacando los convenios colectivos de trabajo. (…) Ahora bien, el gobierno de los empresarios puede llevar adelante las políticas que están llevando adelante en este momento porque hay un sector de dirigentes que, lejos de representar genuinamente nuestros intereses, se preocupa por hacer negocios con el gobierno. Me refiero, por ejemplo, a la actual conducción de la CGT, que hace paros esporádicos; de hecho el 30 de abril salimos a las calles y paramos en muchos sectores a pesar de la conducción de la CGT, y si fuese por ellos, yo creo que la reforma laboral hubiese pasado”.
De todos modos, Lecchi reivindicó una concepción del sindicalismo que remite directamente a lo que la figura de Agustín Tosco representa: “El sindicalismo no tiene que tener como único fin defender los intereses corporativos del sector particular que uno representa, que está bien hacerlo y hay que partir siempre de eso, pero tiene que tener una mirada general de la sociedad y participar de las luchas populares, para que los trabajadores no dependan siempre de gobiernos que los vienen a ajustar, de la buena suerte que pueda tener un gobierno o no en el contexto económico general, internacional, sino que los trabajadores puedan decidir los destinos de su propio país y puedan avanzar en más derechos y no estar a la defensiva como en este momento”.
“LOS TRABAJADORES DEBEMOS TENER MEMORIA”
Alejandro Bassignani afirmó que el SITOSPLAD prácticamente desde su nacimiento reivindica la difusión y construcción de la memoria histórica de la clase obrera: “En ese sentido, hemos incentivado tanto la formación de un grupo de investigación histórica como la organización de charlas o material de difusión, al margen de las cuestiones de formación hacia el interior del sindicato. Este año hemos propuesto a la CTA Capital, y hemos co-organizado con otras entidades, la conmemoración del centenario de la Semana Trágica, porque nos parecía que es un hecho que ha sido ocultado y no se ha profundizado su conocimiento ni difusión, ni el análisis, ni el balance sobre ese periodo tan significativo de la clase obrera. Lo mismo vamos a hacer con el Cordobazo, pero la idea es, justamente, trabajarlo con otras organizaciones hermanas, y desde la CTA Autónoma, que nos permite darle una mayor significación y difusión. Nosotros entendemos que los trabajadores debemos tener memoria. Desde las clases dominantes se pretende que no la tengamos, y que cada etapa parezca una nueva, sin nexos ni continuidades de luchas de las generaciones pasadas y nosotros pensamos totalmente lo contrario. Así que bregamos por la difusión, por la reconstrucción y la recreación de nuestra memoria como trabajadores”.
En un sentido similar se expresó Agustín Lecchi, al señalar que el Sipreba ha participado, acompañando y difundiendo, de actividades históricas que realizan otros gremios, y mencionó la muestra sobre la Causa Ford que llevó a cabo la CTA de los Trabajadores: “No participamos como Sipreba pero la acompañamos. En nuestro gremio tenemos una gran historia de lucha, 172 trabajadores detenidos desaparecidos por el Terrorismo de Estado y fuerzas parapoliciales entre 1966 y 1983. Cada 24 de marzo honramos la memoria de esos compañeros, y los 25 de marzo, aniversario de la desaparición de Rodolfo Walsh, también estamos trabajando con el diputado de la provincia de Buenos Aires Miguel Núñez, quien presentó un proyecto para restituir y transformar en una casa para la memoria, la vivienda que le fue apropiada a Walsh en San Vicente. Los dos últimos 25 de marzo estuvimos movilizándonos allí con muchos sectores del movimiento obrero y del campo popular. Además, hemos declarado secretario general honorario a Osvaldo Bayer cuando cumplió 90 años; un militante, un referente de nuestro gremio, quien fuera secretario general del gremio de prensa décadas atrás, entendemos su aporte no solamente al gremio de prensa sino a todas las luchas del pueblo”.
EL MEJOR HOMENAJE
“Podemos decir que en algunos aspectos hemos retrocedido como movimiento gremial organizado, las dictaduras cívico militares y el neoliberalismo y los planes de ajuste tienen mucho que ver con eso – reflexionó Bassignani al cumplirse 50 años del Cordobazo –. En otros aspectos, se ha ganado en organización y en pluralismo. (…) Todavía falta mucho para ir renovando generacional, ideológica y pluralmente el modelo sindical argentino, que si bien tiene fortalezas, también tiene muchos defectos. Si uno tiene en cuenta que el sindicalismo es una de las actividades que sufre y padece el desprestigio en la mirada, no solo de los trabajadores sino de la sociedad, resta mucho por trabajar para que los compañeros se acerquen, militen, y vean la herramienta de transformación en el ámbito laboral de otra manera, uniéndola también a un proyecto político. Es lo que falta todavía, no solo para profundizar la actividad gremial como tal, sino unida a un proyecto de sociedad diferente. Eso es lo que se ha perdido centralmente en relación con, por ejemplo, el Cordobazo y aquel sindicalismo que reivindicaba la transformación social, y tenía un proyecto político general, no solo meramente reivindicativo. Creemos que hay que ir por ese camino, obviamente, las circunstancias, tanto nacionales como internacionales, frenan, obstaculizan y perjudican que se avance, pero como trabajadores y clase obrera no tenemos otra opción que bregar por este camino. Entonces, ahí tomar banderas que estos referentes, levantaron en la década del 60, aggionarlas al presente y dar la pelea en ese camino. Ese es el desafío que tenemos en el siglo XXI.
“No hay mejor manera de homenajear el Cordobazo que realizando una huelga general”, aseguró, en tanto, Agustín Lecchi en relación a este 29 de mayo. “Gracias a la presión que ejerció un sector del movimiento obrero mayoritario – agregó –, pero que no es parte de la conducción de la CGT, el 30 de abril, a partir de la convocatoria del Fresimona (Frente Sindical para el Modelo Nacional) y de la CTA, se logró que este 29 de mayo la conducción de la CGT convoque a un paro general (…). Nosotros creemos que esta huelga general no debe ser pasiva, que debe ser con movilización y que tiene que ser parte de un plan de lucha que construyamos los sindicatos desde las bases, desde nuestros cuerpos de delegados, porque a este modelo económico-laboral que quiere llevarse puesto todos los derechos de los trabajadores, hay que enfrentarlo en las calles y hay que derrotarlo ahora, así que ese es el mejor homenaje a 50 años de esa gesta que fue el Cordobazo”.