Disparen contra los que estudian

 
Por Reneé Isouec
San Martín, 29 de noviembre de 2010 (Agencia Walsh).- El centro de estudiantes “Azucena Villaflor” del Centro Universitario San Martín (CUSAM) de la Universidad de San Martín que funciona en la unidad penitenciaria Nº 48 ubicada en la localidad mencionada, presentó un recurso de Habeas Corpus Preventivo, firmado en forma colectiva. La presentación tiene por objeto preservar el derecho que tienen los internos a estudiar, ante el trascendido del trasladado progresivo del 80% de la población de la unidad a otros penales, debido a una reestructuración.
La noticia habría emanado del propio director del penal, Mario Aranda, quién le habría comunicado a la directora académica del CUSAM Gabriela Salvini, que la decisión era “orden de la superioridad”.
Hasta el momento los estudiantes no han recibido comunicación escrita al respecto. De confirmarse los dichos de Aranda se correría el riesgo de violar los derechos de decenas de personas que cursan Sociología en el CUSAM y/o asisten a los numerosos talleres que allí se dictan.
Gabriela Salvini manifestó públicamente su preocupación ante la posibilidad de que la medida comunicada por Aranda, se haga efectiva. Lo hizo el miércoles 24 de noviembre, durante el acto de entrega de diplomas del curso de alfabetización de los internos de Unidad Nº 48. Allí defendió el derecho a estudiar de quienes están privados de su libertad.
Es de destacar que el curso de alfabetización lo llevan adelante internos alfabetizadores y estudiantes de sicopedagogía de Universidad de San Martín a través de un voluntariado. En el penal no existe escuela primaria, ni secundaria, a pesar de contar con instalaciones edilicias para hacerlo.
El director del complejo penitenciario norte, que abarca a las unidades Nº 46, 47 y 48 de San Martín, Claudio Molina, le habría expresado a Salvini, con el objeto de llevarle tranquilidad ante su preocupación sobre posibles traslados, que sólo serían trasladados aquellos internos que tuviesen mala conducta.
El reciente traslado de Mario Cruz a la Unidad Nº 31 de Florencio Varela (ver nota “Sábados con todo: alcohol, balas y palos”) demuestra qué entiende el servicio penitenciario por mala conducta. Para ellos Mario Cruz obró con “mala conducta” al denunciar el intento de asesinato del compañero Hugo Cabrera y la fenomenal golpiza recibida por él mismo debido a la denuncia.
Ocurre que lejos de pensar la educación como un medio de posible inserción en la sociedad de quienes padecen la terrible situación de privación de la libertad, para el Servicio Penitenciario estudiar representa un peligro.
Quienes estudian no sólo son peligrosos por los conocimientos académicos que adquieren y las herramientas de defensa legal que incorporan. Son peligrosos porque se organizan, porque crean sus centros de estudiantes, porque generan acciones conjuntas y solidarias. La solidaridad molesta. Por eso los golpes, la represión y los traslados. El servicio penitenciario necesita dividir, generar conflictos permanentes entre quienes padecen la cárcel. Necesita generar el terror que inmoviliza, crear el ambiente de indefensión total del preso. Necesitan que el preso no hable. Que no piense. Solo así sus sucios negocios son posibles.
El reciente ataque el Centro Universitario Devoto (CUD) y lo que ocurre hoy en San Martín deben leerse en ese marco.