Las jornadas comenzaron el lunes 23 y se extendieron hasta el miércoles 25. ¿Qué pasó afuera?
Día uno: La protesta en las calles
Las jornadas fueron intensas, el espíritu que primó fue el constante escrache a la justicia: ocupamos el recinto de entrada del juzgado y gritamos por la libertad de Yanina González, injustamente imputada por “abandono de persona” – en el marco del femicidio vinculado de su hija Lulú- por la fiscal especializada en género Carolina Carballido Calatayud, a quien escrachamos 150 personas hasta las 5 de la tarde, cuando terminaron de declarar lxs primerxs testigxs.
No hubo instancia en que la policía se preparara para hostigar, ni negociación posible para impedir a una mayoría de mujeres indignadas y decididas.
El clima que se vivió adentro era de fortaleza y memoria: la foto de Lulu, la bebé asesinada, circulaba en mano de lxs niñxs, haciéndose ver. Mientras tanto, el femicida de Lulú, Alejandro Fernández, aguardaba arriba citado como testigo por la fiscal y custodiado.
La tensión y la fuerza se sentían en el aire. “No estamos todas, falta Lulu” se aclamaba junto con consignas centradas en el poder judicial y la policía al grito de “no le tenemos miedo a la yuta”.
Las personas que circulaban eran informadas con volantes y se compartieron solidaridades de compañerxs trabajadorxs y otras terribles situaciones de mujeres y niñxs víctimas de trata y de todo tipo de violencia. La olla popular humeaba en el medio del hall del tribunal.
La segunda jornada: militarización en el juzgado de San Isidro
El martes éramos menos compañerxs y cuando llegamos a las 9 de la mañana, nos esperaba para darnos la bienvenida un cordón de la Bonaerense, que nos impidió el acceso a los tribunales y que controló la entrada de una sola persona, con un oficial que dejaba pasar al público impidiendo el ingreso a lxs que nos manifestamos.
Entramos dos compañeras custodiadas por personal femenino al baño. Ante la pregunta sobre quién dio la orden – queríamos saber el nombre del juez o jueza-, el policía nombró a un oficial y la empleada de personal de informes se molesto por la pregunta. “No estoy detenida para que me custodie una cana”, respondimos.
Con el mismo espíritu de la jornada anterior – pero esta vez afuera- se denunció la situación de represión como en la dictadura con milicos y Yanina adentro declarando por un crimen que cometió el femicida que anda suelto y amenazando a las mujeres en el Barrio Obligado, San Miguel.
Intentamos interpelar a las personas que circulaban en la calle, sin embargo el contexto de San isidro es muy hermético y burgués, además esconde el abuso y las violaciones hacia las mujeres, tal como lo expresaron las compañeras la zona que se solidarizaron con la causa.
Se expuso socialmente a los gritos a la fiscal Carballido, el tribunal y al gobierno nacional con consignas como “Mirá Cristina que popular manda a la yuta para cuidar al tribunal y a cuidar al femicida” y “Basta de cárcel y castigar, acción directa y a las presas libertad, a Yanina libertad”.
La tercera jornada
El miércoles aumentó el número de mujeres, pero el cordón policial y el GEP continuaba.
Se continúo denunciando afuera con la misma fuerza que el primer día, lxs niñxs y jóvenes que venían con sus bombos y redoblantes se agruparon adelante para molestar a la policía que se veía hostigada por la interpelación de mujeres y niños. Fue el día más largo
pero casi como un mantra, los cantos, bailes, gritos y consignas sonaron durante las 10 horas de declaraciones.
Por momentos el poder de la fuerza policial se veía vulnerado por los gritos y la foto de Lulú. Las efectivas policiales tenían que ser rápidamente relevadas, en el último momento el oficial que casi ni intentaba dirigirnos la palabra – y ni siquiera la vista-, nos dijo: “Basta, estamos cansados”.
Al grito de “policía policía que vergüenza que me das defendes a femicidas y encerrás a las mamás”, se intercambiaron las consignas con el nombre de la fiscal – quien tuvo el centro de los escraches en las jornadas del 23 al 25- mientras ella se quejaba de maltratos a su persona y públicamente deslizó frente a los jueces y la jueza que no sabía si salía “viva de acá”.
Las jornadas de protesta fueron importantes para pensar el sentido de la rebelión entre mujeres niñas y jóvenes que sufren el sistema de barbarie en su cuerpo. Una y otra vez al grito de “nos tocan a una, respondemos todas” nos unimos para exigir justicia para Lulú y Yanina.
En estas jornadas – más de carácter espontáneo que direccionadas a la política, incluso de izquierda- se puede sentir la tensión y la fuerza de un grito dado en colectivo, uno que clama constante y perturbador aún hasta para los canas que solo saben de los palos, que no tienen nada para contestar: la molestia se percibe en sus cuerpos, la represión la tienen también en la cabeza, los descoloca que mujeres y niñxs lxs interpelen. “No te miraste a la cara? De donde te crees que venís? Defendes a los ricos te pagan para matar. Mirá la foto de Lulú, vos también la mataste, fue el estado que defendés”, se oyó decir en las calles.
En las consignas cambiantes permanentes y de contenido directo los cuerpos solos hablan, porque además no hay quien medie entre el Estado represor y las activistas anticarcelarias, el lugar de negociación desaparece y ahí ya queda solo la legitimidad, esa que tenemos nosotras, a las que nos matan a nuestrxs pibxs en los barrios; a nosotras a quienes nos matan los femicidas, los que también se ensañan con nuestrxs bebés – como Lulú-, y es el Estado el principal responsable, el asesino, el cana, la justicia patriarcal y todo el Sistema.
Al grito de “cómo a los nazis le va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, y mientras pedíamos una vez más por la libertad a Yani, las jornadas del 25 cerraron a las 8 de la noche, cuando salieron lxs testigxs e integrantes del Centro Comunitario Gallo Rojo, en donde nuestra compañera sentada en el banquillo participó durante varios años.
Pero el centro para lxs que creemos en formas antisistema, no está en las leyes ni en lo que dice o hace el tribunal: Está en la calle, afuera, donde se da la lucha real, donde podremos recrear formas nuevas para desorientar al poder, nunca completo. Por eso queda en nosotrxs, el conflicto, la ira, el poder popular, el escrache…
Las jornadas demuestran, tanto como todas las otras movilizaciones que realizamos en forma autónoma, que se puede ir siempre un poco más de lo que nuestra propia cabeza domesticada nos permite imaginar. Está en nosotrxs seguir con el espíritu siempre sano de la rebelión en tiempos de barbarie, uno que perduró durante los tres días en que escrachamos a la justicia y al sistema que mete balas, que produce el femicidio de las mujeres, la muerte de Lulú, que encarcela a las mujeres que se defienden, pero también a la barbarie del gatillo fácil, el nombre de Luciano Arruga, las muertes en cárceles con una bandera emblemática de Florencia “La China” Cuellar y las compañeras torturadas y asesinadas en Ezeiza, y la presencia inclaudicable de Alfredo Cuellar. Nada impidió que siguiéramos en la acción.
Próxima jornada de lucha en las calles:
Convocamos el martes que viene, 3 de marzo, desde las 9, a todas las que estamos hartas de parir hijxs para que el Estado lxs asesine.
Basta de cárcel y castigar! Acción directa y a YANINA Libertad!