La sala donde se realizó la segunda audiencia del primer juicio por los desaparecidos de la Tablada es más pequeña que la del lunes, donde comenzó. Aquella es un espacio conseguido por los organismos de derechos humanos. Allí no hay crucifijos. En la segunda sí. Crucifijo arriba del estrado tapizado de verde con letras doradas. Lo pequeño de la sala hace que estemos todxs más cerca, que veamos mejor las expresiones de quienes allí nos encontramos. Y ahí está Alfredo Arrillaga. Más activo que la primera audiencia, más atento. De sonrisa socarrona cuando algún testigo habla de los desaparecidos de La Tablada.
El primer testimonio de la jornada fue el de Marcelo Fabián Aibar, que era conscripto la mañana del 23 de enero de 1989 y se encontraba en la Guardia de Prevención. Su testimonio se sumó a otros de colimbas o desertores que ya declararon en estos dos días de juicio. Pero su relato fue distinto y el más extenso de todos los que nos tocó escuchar hasta el momento. A Aibar se lo notó tranquilo. Contó los hechos con un grado alto de detalle y con una seguridad que se expresó hasta en su disposición corporal. Recuerda aquel día con lujo de detalles.
A Aibar le tocaba barrer la mañana del 23 de Enero de 1989, pero su escoba rota le imposibilitó la tarea y, como se acababa de levantar, se fue al baño de la guardia de prevención, que es el lugar del cuartel donde estaban asignados Iván Ruiz y José Díaz, militantes del MTP, en el copamiento a la Tablada. Luego saldrían desarmados y serían desaparecidos. La guardia es también el lugar donde Aibar se encuentra con Valenti, Gentile (otros conscriptos) y tres “desertores”.
Casi que apenas llegó al baño, contó, se inició el tiroteo sobre la guardia de prevención. La estrategia que entonces ensayaban quienes estaban adentro fue irse al fondo, donde estaban los calabozos, y pasarse de uno en otro para protegerse de los tiros infinitos que llegaban desde afuera. El relato de Aibar por momentos se vuelve desesperante. El ejército, con sus tanques a cargo de la “recuperación del cuartel”, nunca dejó de tirar, hasta que el techo de la guardia de prevención se empezó a incendiar. La idea de “exterminio” a la que refería Roberto “el Gato” Felicetti el primer día regresó entonces a las mentes y al cuerpo al escuchar el testimonio de Aibar acerca de cómo fueron los hechos ese 23 de enero de 1989.
Contó de nuevo el episodio del banco, el barrote dilatado por el fuego, la salida. Pero sumó datos centrales para desentrañar qué pasó con José Díaz la última vez que se lo vio con vida, cuando salió por la ventana de la guardia de prevención junto con tres soldados, Aibar, Valenti, Gentile, tres desertores, entre los que está Salas que ya declaró, aunque con menos detalle y menos memoria e Ivan Ruiz, otro de los desaparecidos.
Este juicio tiene la particularidad de contar con mucho registro fotográfico de los últimos momentos de las víctimas con vida. De lo que se trata es de ver si los testigos pueden reconocer a José Díaz e Iván Ruiz en esas fotos y filmaciones, que prueban que los militantes del MTP fueron capturados con vida, en clara actitud de rendición, llevados hacia otro lugar a punta de pistola, ejecutados y desparecidos. En las fotos de Eduardo Longoni, incorporadas como prueba del juicio, Aibar pudo reconocer a Iván y a José. También advirtió con certeza el momento en que fueron separados luego de salir por la ventana. También identificó a Naselli, el teniente señalado como el que se acercó a ayudarlos cuando adviertió que quienes agitaban un trapo blanco desde la ventana eran soldados y desertores.
El relato de Marcelo Aibar fue de más de dos intensas horas. Se reconoció en las filmaciones y fotos de ese día. Con su testimonio quedó claro que José e Iván salieron con los soldados y los desertores por la ventana de la guardia de prevención el 23 de enero; que ellos, el grupo de soldados y desertores, le indicaron a Naselli quiénes eran atacantes; que se conformaron entonces dos grupos: el de soldados y desertores, que caminaron hacia camino de cintura; y el de José Díaz e Iván Ruiz, que fueron llevados a punta de pistola hacia otro lugar por un suboficial.
A la salida de la audiencia, Pablo Llonto, abogado de la querella, evaluó la jornada “creemos que ha habido testimonios importantes de conscriptos que han ratificado, sobre todo con la señalización de fotos y videos, el momento en que los dos compañeros salen rendidos y se los llevan apuntándolos. Hubo un testigo que dijo que se los llevan para el lado de la tosquera. Paso a paso se va probando los hechos, que es el momento en que se rinden y son capturados vivos y en actitud clara de rendición, hoy ha sido lo más importante de la jornada”.
En esta segunda audiencia, además de Marcelo Aibar, declararon Alejandro Gentile (conscripto), que se identificó como quien dio el aviso “el de atrás es de ellos” cuando salieron de la guardia de prevención, Pablo Perrota (conscripto), el cabo Rubén Sosa y el periodista Pablo Waisberg, Fue sin dudas una jornada fundamental en el camino de probar la primer parte de los hechos: Iván Ruiz y José Díaz se rinden el 23 de Enero, son llevados a punta de pistola para otro lado. La segunda parte apuntará a echar luz sobre el asesinato y desaparición posterior de José Díaz.
Llonto destacó el testimonio de un periodista Pablo Waisberg, coautor del libro “La Tablada. A vencer o morir. La última batalla de la guerrilla argentina” (incorporado al expediente como prueba de este juicio). “Confirma que hubo papeles que el ejército no hizo, registros que no hizo, información que nunca preparó y un registro de detenidos que fue modificado, borrado o tachado”, aseguró el abogado querellante.
Cuando terminó su declaración, Marcelo Aibar estrechó sus manos con los integrantes del tribunal, que le agradecieron, tal vez con mayor vehemencia que a otros, su testimonio. Abandonó la sala. Detrás suyo salió Adriana Taboada, integrante de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte. Mientras la audiencia continuaba, ella quisó salir a agradecerle la valentía, con el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo desplegado sobre sus hombros. Aibar se encontró allí con Pablo Perrota, el conscripto que declaró más tarde:
—¿Cómo te fue? —, le consultó.
—Y… bien. Fue largo —, respondió Aibar.
—Se ve que te fue bien porque te vinieron a felicitar —, apuntó Perrota con ironía.
—Mirá…, esto es simple. Yo dije la verdad. Acá no hay nada que ocultar —le respondió con la misma seguridad de su testimonio, y siguió su camino.
*Este diario del juicio por los desaparecidos de La Tablada es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, FM La Caterva y Agencia Paco Urondo, con la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguimos diariamente en http://desaparecidosdelatablada.blogspot.com