LOS UNOS Y LOS OTROS
Cómo se recordará, Javier Martínez llegó a ser titular del Municipio de Pergamino plasmando con destreza “La gran Macri”, ya que el hombre del PRO mejoró notablemente la performance deportiva de Douglas Haig, bastión futbolero de la ciudad, cuando fue presidente del popular club. Por su parte, el mandatario argentino había iniciado estas habilidades con Boca Juniors tras 16 títulos internacionales.
En una digna actitud, tan opuesta a la de Martínez, el equipo de primera división de Douglas reclamó Justicia x los 7 y también supo salir a la cancha con una bandera que rezaba “Fili Vive”, en un reconocimiento a los 7 pibes y en especial a Sergio Filiberto, seguidor empedernido del “Fogonero”.
Pero Martínez, jamás se preocupó por los pibes que La Bonaerense torturaba medianera de por medio con sus oficinas. “Es jurisdicción provincial”, argumentó el intendente. Y le asistía la razón. Pero era poca. Y la poca que le asistía, no vale nada. Porque si bien es cierto que la Comisaría era jurisdicción provincial, los pibes masacrados eran habitantes de Pergamino, comunidad que lo eligió para velar por sus intereses. Entre ellos, se destacan la vida y la libertad de los pibes pobres y/rebeldes nunca ocuparon a Martínez. Ni cuando sufrían las adicciones, ni cuando eran apaleados en “jurisdicción provincial”, ni cuando les arrebataron la vida.
Sin embargo, ahora sí reclama parte del espacio y se le importa una minúscula hoja de comino si se alteran las pruebas. Según versiones, esta actitud obedece a que Martínez quiere ahorrarse el dinero que paga en alquiler a propietarios de las casas donde funcionan dependencias municipales. ¿Puede ser cierta tanta especulación miserable?
Lo cierto es que Martínez, Vidal, Ritondo y también la Justicia que no protegió a los pibes en la comisaría, todos involucrados en la Masacre, quieren cortar las responsabilidades en los uniformados, en los autores materiales y evitar ahondar en las políticas.
La experiencia argentina es profusa en ejemplos. Por caso, Alberto Santillán encabeza la pelea por Justicia para su hijo Darío y Maximiliano Kosteki y adonde quiera que vaya señala a los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda, todos impunes y reciclados: Eduardo Duhalde, presidente de la Nación; el ex vicejefe de la SIDE, Oscar Rodríguez; el ex gobernador, Felipe Solá; ministro de Seguridad de la provincia, Luis Genoud; el ex jefe de Gabinete, Alfredo Atanasoff; Jorge Vanossi, ministro de Justicia; el ex secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández; el ex secretario de Seguridad Interior, Juan José Álvarez; Carlos Federico Ruckauf, ex gobernador de la provincia; y el ex ministro del Interior, Jorge Matzkin.
¿QUIÉN PUEDE HABLAR DE QUÉ?
Una táctica del poder, más vieja que la injusticia, intenta desacreditar a luchadorxs de otras latitudes, más o menos cercanas, apelando a que “exportan” sus ideas o “interfieren” en temas específicos de una comunidad. La afirmación es tan absurda que no admite mayores refutaciones. Porque de ser cierta, los habitantes de Pergamino no podrían manifestar su repudio a la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado o expresar su solidaridad con el pueblo mapuche, o reflexionar sobre la desaparición de chicas con fines de prostitución en todo el país o cuestionar cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier lugar el mundo, por ejemplo.
Sucede que después de las masacres, todxs lxs pibxs son hijxs, hermanxs y sangre de la sangre de los que luchan. Aún de pueblos que hablan otras lenguas, porque los une un mismo dolor y una misma rebeldía para dar vuelta un sistema cruel y desigual.
Por otra parte, adscribir a la teoría de la “exportación de las ideas” es subestimar a los que dieron y dan una pelea ejemplar en Pergamino. Justicia x los 7 puede escuchar todas las voces del mundo, pero reside en este colectivo la decisión final de sus acciones. Así fue y así será. Las opiniones hermanas son precisamente eso: Solidaridad fraternal. Ni más, ni menos.