En plena Avenida Sáenz le dispararon 25 veces. Muchos de esos tiros dejaron inconsciente a Carrera, quien lógicamente perdió el control del auto. En su recorrido el auto atropelló a dos mujeres y un niño, quienes murieron.
Inmediatamente desde la Comisaria 34 se armó la causa por la que Carrera sería condenado por asesino múltiple. Y para justificar la persecusión que desató la masacre, organizaron el relato según el cual Carrera había realizado dos robos en la zona. Por eso le “plantaron” un arma. Y agregaron que en su intento de darse a la fuga se produjo el tiroteo y el atropello de los peatones.
En el hospital, con los balazos encima, Fernando Carrera dio pelea y sobrevivió a los 25 balazos. Pero no así a la causa penal que lo esperaba al salir, impulsada a su vez por los medios de comunicación masiva que bautizaron al hecho como “la masacre de Pompeya” y por la cual en 2007 Carrera fue condenado a 30 años de cárcel.
El cineasta Enrique Piñeyro demostró de forma contundente en su documental “El Rati Horror Show” lo armado que estuvo todo con el objetivo de encubrir el accionar criminal de los agentes de la Comisaria 34, que ya tenían en su prontuario otras aberraciones, como la de haber ahogado en el Riachuelo al joven Ezequiel Demonti en el año 2002.
Sin dudas el documental dejó en evidencia las mil y una maniobra tanto de la Policía Federal como de la “Justicia” que amparó a los uniformados y condenó a Carrera. Con esa prueba audiovisual el joven trabajador realizó huelgas de hambre, peticiones ante el Gobierno nacional, al Jefe de la Policía Federal. Pero la Justicia, con sus idas y vueltas, no lo dejó presentar testigos. Luego lo absolvió. Pero lo volvieron juzgar y terminaron acortándole la pena a 15 años.
Finalmente ayer la Corte Suprema de Justicia resolvió absolver a Carrera, ya que entiende que no hay pruebas suficientes como para determinar que el joven trabajador fue realmente culpable de esos asesinatos. Sin embargo, lejos de toda justicia real, nada resolvió esa casta de jueces millonarios sobre las maniobras y armados por parte de la Policía Federal que llevaron en definitiva a arruinarle la vida a quien una mañana de enero de 2005 tuvo la mala suerte de ir manejando por la Avenida Sáenz de Pompeya.
El “perejil”, que pasó muchos años en la cárcel, y las víctimas fatales fueron los únicos perjudicados en esta historia. En el reino del revés, un ladrón es vigilante y otro es juez.