Encuentro en Lisboa
(Por Oscar Castelnovo, desde Lisboa/APL) Vi cómo decenas de polleras, multicolores y elegantes, se venían hacia mí al abrir los ojos cansados de esperar en el aeropuerto de Bologna. Pero la buena vista y el palpitar ansioso duraron poco: Las portaban hombres escoceses, rojizos como langostinos, de piernas peludas, risa fácil y todos, absolutamente, bebían cerveza y eructaban como sapos con frenesí por llamar la atención del público presente. Luego, ante la falta de asientos, se tiraron al piso y abrían las gambas y sus bocazas para darle entonación británica a sus eructos de diversa prolongación temporespacial. Algunos, se revolcaron por el suelo hacia izquierda y derecha. También viceversa. Unos vivos bárbaros.
-“Muchachos, si iban a perpetrar estas guarradas, ¿para qué se pusieron polleras tan bonitas?”, pensé.
Por suerte, llegó el avión a Lisboa y embarqué: ¡gracias Universo!”
Rogué a los Dioses que alejen a los británicos de mi en cualquier sitio del planeta que me halle. “Merezco otras opciones”, les detallé.
Me desplomé en un sillón y estaban ellas: Dos mujeres de muy buena onda y chilenas, dispuestas a la conversación. (¡Gracias Universo!)
Nathalia (izquierda) es escritora y fotógrafa. Isidora (derecha) canta, compone y toca la viola. Ambas tienen ojos claros y profundos, como el alma que llevan por el mundo para encontrarse a sí mismas en un lugar que las abrigue. La empatía fluye y se desliza de tema en tema. Crecen las coincidencias. Surgen más anécdotas de aquí y más allá. Aquende y Allende los mares. Hay satisfacción por el encuentro y café compartido. Reímos. Y, finalmente, llegamos a un acuerdo. Ambas se incorporarán a la Agencia Para la Libertad para brindarnos todo su arte.
¡!¡¡Bienvenidas, Nathalia e Isidora. De corazón!!