Por su parte, el cuerpo de abogados del chileno señaló que “en caso de que se efectivice una extradición de Mauricio, el Estado brasileño – por intermedio del Ministerio de Justicia y de la Policía Federal- estará cometiendo una ilegalidad, al irrespetar con un acto así, no sólo la Constitución Federal, sino que también una decisión del Tribunal Federal Supremo contemplada en la Ley de Migraciones y en el Acuerdo de Extradición del Mercosur, Chile y Bolivia”.
Sobre los detalles legales que tornan compleja la comprensión inmediata de este auténtico “embrollo jurídico”, ellos únicamente pueden explicarse por la naturaleza eminentemente política del caso.
Lucha y prisión política
¿Por qué Mauricio Hernández Norambuena, Ramiro, durante su extensísimo confinamiento en los presidios de Brasil, bajo regímenes de cautiverio diferenciados y calificados por organismos internacionales de Derechos Humanos de ‘inhumanos y extremos’, ha recibido la solidaridad explícita de innumerables artistas, intelectuales, políticos y de los pueblos chileno e indígenas?
Mauricio desde muy joven se integró a la lucha antifascista que libró la sociedad chilena en contra de la dictadura cívica y militar representada por Augusto Pinochet, a través de su militancia política, primero en las Juventudes Comunistas, y luego en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, tanto en el formado al alero del Partido Comunista, como al que luego se autonomizó de esa tienda.
Mientras que en países del mundo que sufrieron genocidios y crímenes de lesa humanidad bajo el horror del nazi-fascismo, y durante las tiranías que enlutaron a América Latina, muchas personas que asumieron la misma conducta política y ética que Mauricio Hernández, hoy ocupan cargos públicos y reciben honores planetarios. Mauricio, no. Muy por el contrario.
En 1993, en Chile, Mauricio fue detenido y acusado de ser el autor intelectual del ajusticiamiento de uno de los principales artífices de la dictadura, Jaime Guzmán, y de la retención involuntaria de Cristián Edwards. Por ello fue condenado a dos cadenas perpetuas.
Tres años después, en la Operación Vuelo de Justicia, Mauricio fue rescatado junto a otros tres miembros del FPMR, en helicóptero desde la Cárcel de Alta Seguridad en Santiago, el 30 de diciembre de 1996.
Una vez en libertad, Mauricio se incorporó, de acuerdo a sus principios y convicciones políticas, al internacionalismo latinoamericano, y colaboró con la insurgencia del Ejército de Liberación Nacional de Colombia. En ese marco de práctica política internacionalista y en una acción urbana en Sao Paulo, Brasil, Mauricio fue detenido el 3 de febrero de 2002, junto a otros luchadores chilenos, argentinos y colombianos, por su participación en la retención involuntaria del publicista brasileño Washington Olivetto. Debido a esa acción fue condenado a 30 años de presidio. Desde esa fecha, Mauricio ha estado recluido en un sistema especial de castigo. Y ha sido trasladado a diversas cárceles de Brasil en Régimen Diferenciado Disciplinario, que lo mantiene en aislamiento permanente.
La solidaridad por bandera
La solidaridad multiplicada de tantas y tantos, reconocen en Mauricio Hernández Norambuena el símbolo vivo de la lucha por la libertad, la resistencia y la justicia social, y repugnan el castigo incesante del que es víctima por las fuerzas más reaccionarias y enemigas del progreso social que en la actualidad están sentadas en el poder, en Chile, Brasil y Colombia.
Para la solidaridad con Mauricio, las ideas que han motivado su conducta política, como su no arrepentimiento, son las causas profundas que han dilatado hasta el absurdo judicial, un presidio que se pretende “ejemplificador” para las mayorías sociales de América Latina que persiguen las transformaciones estructurales, camino hacia una nueva civilización, fundada en el bien común, la organización social de la vida, y donde la ley de la ganancia privada sea prehistoria.
La solidaridad con Mauricio Hernández ha realizado incontables trámites legales con el fin de conquistar su más pronta liberación. Con casi 18 años de presidio en las peores condiciones imaginables, y a costa de su salud, para cualquier legislación mundial y en el caso de que Mauricio fuera un “preso común”, el chileno ya se encontraría en libertad. Sin embargo, las razones políticas que explican el encarcelamiento brutal de Mauricio, han funcionado en su contra.
La eventual extradición de Mauricio desde Brasil a las cárceles de Chile, preocupan a la solidaridad del luchador social. Corren tiempos peligrosos para la humanidad, en una coyuntura política que favorece a ínfimos grupos oligárquicos, ultra conservadores y de extrema derecha. Sólo para mencionar a Chile, internacionalmente su Estado es famoso por el irrespeto a las garantías de justicia en casos similares al de Mauricio.
Por eso su familia, en lo inmediato, llamó «a denunciar esta nueva arbitrariedad hacia nuestro hermano Mauricio Hernández Norambuena».