En todas las cárceles de Bouwer, las de hombre y la de mujeres, están reclamando En todas las cárceles de Bouwer, las de hombre y la de mujeres, están reclamando por su salud, por su vida.
No están recibiendo la comida que les da el servicio penitenciario. Exigen medidas de prevención para evitar el hantavirus, exigen respuestas serias por la muerte de una mujer en la unidad penitenciaria de Bouwer mujeres.
Por años vienen exigiendo alguna política para exterminar la epidemia de ratas, ya que ese complejo carcelario está edificado a pocos metros de un basural. Esto sumado a la falta de elementos de higiene, favorece la transmisión de la enfermedad.
Este 1° de febrero a la noche murió Elsa Medina, una mujer de cincuenta años. La hija de Elsa, también detenida en esa unidad, hacía días que venía reclamando por la salud de su madre. Finalmente, la sacan al hospital Misericordia, donde queda internada. Pero como siempre, el estado privilegia la seguridad a la salud y Elsa es trasladada nuevamente a la cárcel, donde expira. Ella comenzó con descomposturas con nauseas, vómitos, diarrea, etc.
La población carcelaria está asustada porque los de síntomas son parecidos a los síntomas que produce el hantavirus, y el servicio penitenciario todavía no ha dispuesto ningún plan para prevenir esta enfermedad mortal.
Como siempre dicen “murió de un paro cardíaco”, como si hubiera alguien que cuando muere no se le para el corazón, una manera de lavarse las manos.
En Córdoba no se garantiza el acceso a la salud de las personas detenidas. Elsa es la segunda persona privada de su libertad, en lo que va del año, que muere en una prisión de Córdoba por falta de atención médica.
El 7 de enero falleció Abel Ezequiel Vaquel, estaba medicado por hipertensión arterial y convulsiones. Se encontraba preso en la unidad penitenciaria de Cruz del Eje, en el módulo 2. Las autoridades del penal dijeron que murió de un paro cardíaco. Nadie es responsable.