Y así además, los organizadores tuvieron que superar el desconocimiento y aprender a resolver las innumerables trabas burocráticas, que muchas veces frustran estas experiencias. Fue así que fui invitado a participar del Primer Congreso de arte público, como orador en los foros y como convidado a pintar un mural.
Cabe acotar que no soy muralista. Que jamás he estudiado con dicho fin, las artes y que mas allá de ser puro coraje y cara dura, mis facultades artísticas son mas un don que otra cosa.
De igual manera ya tenía en mi haber otros murales realizados encontrándome en contexto de encierro: uno en Resistencia Chaco “Homenaje a la Masacre de Margarita Belén” a un lado de la Casa por la Memoria; otro en la capilla San Dimas de la Unidad Penal “La Redención de San Dimas” y un mural que adorna el Salón de La Red DDHH, cito en el Área de Educación de la Unidad Penal nº1 de Ctes. A pesar de esto, (no soy muralista) la trayectoria aun no me cataloga con dicho renombre. Soy más bien un tipo común que tiene de muralista, lo mismo que cualquier ciudadano común que se precie de creativo.
El boceto se gestó intramuros. Atendiendo este punto y por la escasez de horas para trabajar en un muro de seis metros por diez, apenas veinte, es que pedí ayuda a artistas conocidos y amigos, siempre reforzando la idea creativa original, enriquecida con el afuera. Después al conocer la calidez del lugar donde realizaría el mural, decidimos con los demás artistas, realizar una convocatoria ciudadana para la concreción del proyecto. Fue así que la cosa se torno tan participativa y pluralista que un día podías hallarnos pintando con: niños, otro con pacientes psiquiátricos, estudiantes de bellas artes o comunicación o gente que se prendía al pasar.
Fue así que el mural fue tomando vida de los trazos, de muchos, y cobrando fuerza del pulso de la comunidad. Los días se hicieron llevaderos y cada jornada productiva dentro de los posible. Aún y así con tantas manos ayudando y aportando su pincelazo, no fue posible culminar mas que un tercio del enorme mural. Pero la verdad quedo muy bonito y colorido.
La apreciación artística de la obra, viene a reflejar o a redimir la pujanza y el espíritu combativo y la relación que tenía el pueblo “Libre Guaraní” con el medioambiente, esa armonía con la naturaleza que se fue deshilachando con la conquista y el avance colonizador de la cultura occidental.
La pretensión de los compañeros artistas también fue irradiar con colores y formas nuevas y, pasadas la idea de la participación de la comunidad, para esto en el paño inferior del mural se libró a los trazos mas libres de la obra, donde surgían colores y líneas en armonía con la pluralidad ajena a las técnicas artísticas, sino mas bien a lo que el alma y la visión de quien pintaba quisiera representar como su aporte fundamental a la integralidad de la obra. Quizás este haya sido no el toque, sino mas bien el abrazo del pueblo y sus propia interpretación al sentirse parte de la creación colectiva, es así que: Niños jugaron a ser muralistas, un paciente del área de salud mental se reconoció hábil pintor, quienes nunca se imaginaron pintando paredes, se encontraron con su posibilidad creadora y otros estudiantes de artes encontraron por fin el espacio y la predisposición para su libre expresión contenida.
En fin… fueron cinco jornadas a puro arte, pincelazazos y participación ciudadana bastante variada, donde la obra no fue el mural en si, sino la integralidad y la interacción entre el pueblo libre y el artista preso. Donde lo que fluyo fue la creatividad y la falta de perjuicios que demostraron en la práctica que no hay muros infranqueables para el arte, que todo lo transforma, todo lo crea y todo lo libera.
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El arte, modificando la realidad y las vidas, los contextos y las metas
La inédita propuesta de arte público, participativo, inclusivo y popular se realizó en la fachada de la Asamblea Ciudadana, en Vera 1497 de esta ciudad. A la labor de Alejandro Pizarro, artista en contexto de encierro integrante del Colectivo Yaja Pora, se sumaron el muralista chaqueño César Alejandro Gallardo, los plásticos Paulino “Pali” González y José Mazzanti , y la realizadora en vidrio, Alejandra Gubinelli. Concluida la primera etapa del Mural de la Asamblea Ciudadana, se espera continuar en la segunda quincena de diciembre con la etapa final de esta imponente obra que refleja la génesis del universo guaraní y la fuerza liberadora de sus guerreros, culminando en base a la temática de la diversidad cultural y la historia y las luchas de emancipación.
La actividad reunió la presencia activa de psicólogos y pacientes del Hospital de Salud Mental “San Francisco de Asís”, niños, voluntarios de la red de derechos humanos, estudiantes de arte, operadores y comunicadores de la radio y del espacio de la Asamblea Ciudadana y público en general.
Yajá Porá: “El arte de modificar las vidas y la realidad”.