Carta de José Molina
El 31 de Octubre de 2008 mi hijo fue molido a golpes por los policías y cuando se dieron cuenta que se les fue la mano, lo colgaron, simulando que fue un suicidio…
Recordé algunos de los hechos de aquella jornada, que se inician con un llamado a la policía desde un supermercado (Easy), por que un joven se subía a una pileta que estaba en exposición con la intención de tirarse. Mi hijo estaba pasando por un periodo de abstinencia a las drogas, de las que se estaba recuperando, incluso comenzó a ir a una iglesia Pentecostal de la calle San Juan, donde lo ayudaban. En esos momentos en que se perdía, el creía que en la pileta había agua. La verdad hubiese preferido que se hubiese roto la cabeza en la pileta a que lo mataran a golpes en la comisaria. Del golpe lo hubiese podido recuperar pero de la policía no pude.
La detención de Matías había sido a las 16:15 hs, su mama apenas se entero, fue a la comisaria a las 18:00 hs. Pasando una hora la policía le pidió la partida de nacimiento a su madre, ella sin saber lo que ocurría fue a buscar lo que le pidieron, cuando llego con la partida de nacimiento, tuvo que esperar unos minutos y le comunicaron que Matías había fallecido.
Mi teoría fue que lo golpearon dejándole el cuerpo machucado, testículos hinchados y parietal derecho hundido de su cabeza, no tan solo eso, sino que también lo colgaron con su propia camisa a tres metros cuarenta (3.40 m) de una reja de la celda en la que se encontraba. A pesar de todo sigo afirmando que mi hijo no quería matarse, el tenía muchas razones y motivos para seguir viviendo. Tenía una familia que lo amaba, el amaba a su madre, a su sobrino, a sus hermanas, a su familia, ademas si se hubiese querido matar había otras formas de lograrlo, por ejemplo lo podría haber hecho desde el tercer piso donde vivía con su mama en las 500 viviendas de General Roca.
¡JUSTICIA PARA MATÍAS!