Castelnovo conoce a las instituciones de encierro desde hace 30 años: “fui en diversos roles: como periodista, como representante de un organismo de derechos humanos, como familiar. Después fui como docente a llevar talleres de periodismo y expresión. El tema es que cuando surge el boletín Para la Libertad dentro de la Agencia Rodolfo Walsh y empezamos con las denuncias, fueron tantas que tuvimos que convertirnos en agencia, separarnos de la Walsh”. Eso, afirmó, les trajo problemas: “por ejemplo, de ir en 2014 a 4 cárceles por semana — a la que más veces fuimos fue a la cárcel de mujeres de Ezeiza, pero también fuimos a la 31 de mujeres madres, también a las cárceles del interior—, en el 2015 no pudimos ir a ninguna porque nos prohíben las entradas a las cárceles federales. Tuve una conversación previa. Quedó claro por qué prohibieron la entrada: por las denuncias que nosotros hacemos sobre los crímenes, crímenes que en un 99% quedan impunes”.
La entrada prohibida
“En una entrevista, un penitenciario de alto rango me invitó a conversar. Yo fui con un abogado de la Liga (Argentina por los Derechos del Hombre) porque no me gusta conversar a solas con ninguna policía del mundo. Me dice: ‘¿cómo es esto? Nosotros le damos la oportunidad de hacer talleres, y ustedes luego hacen las denuncias. Si usted ve algún problema, debería venir y decírnoslo a nosotros, a ver si lo podemos mejorar’. Le dije: ‘usted está confundiendo las cosas. Yo no soy informante del Servicio Penitenciario, en primer lugar, soy un periodista del pueblo. En segundo lugar, de los crímenes, a los que usted llama cosas, que suceden acá ustedes se enteran antes que yo. Por lo tanto, si alguien debería informar, son ustedes a nosotros, que somos periodistas, no al revés’”. El militante y periodista explicó, además, que la Agencia no saca la información de sus visitas a las cárceles, sino “de la Procuración Penitenciaria, del Comité Contra la Tortura, de los familiares que llaman, de la gente que nos viene a ver, de los encuentros, como hicimos el día de Luciano el 30 de enero pasado”: “Sí necesitamos de los talleres para llevar una herramienta que pueda servir para organizar, para hacer un grupo, un colectivo, que enfrente esta política de devastación. Hicimos un libro (Intensidades de mujer) con las chicas de Ezeiza que dio la vuelta al país. Nos parece que si nosotros que no tenemos aparato, no tenemos financiamiento pudimos hacer algo, ¿qué cosa no podría hacer el Estado, en vez de reprimir y matar, teniendo voluntad de hacerlo?”, agregó.
La situación del Servicio Penitenciario
“Estamos en el récord histórico de presos del país. El kirchnerismo llegó a tener 70.000 presos en todo el país. Cuando asumió Néstor Kirchner, había 46.600; cuando se fue, había 52.000, cuando se fue Cristina, 70.000. El 50 % pertenece a la provincia de Buenos Aires”, expresó Castelnovo, quien además explicó que los estándares internacionales establecen que un preso debe tener 7 metros cuadrados en su celda como mínimo: “eso daría que en la provincia de Buenos Aires haya menos de 20.000 presos. El 45 % está en prisión preventiva y el 15 % no tiene sentencia firme. Hay un 60 % de presos que no deberían estar en el encierro. Eso significa un muerto cada 37 horas, significa una tortura cada segundo, significa enfermedades todos los minutos. Es cierto que se encontraron con esa realidad, pero Mario Juliano, un juez penal de Necochea, propuso un proyecto para liberar a las personas mayores de 60 años, darles arresto domiciliario, por ejemplo, a las mujeres en estado de gestación, a las madres con hijos, a un montón de delitos no violentos que podrían descomprimir la situación”, aseveró y agregó que estas medidas ya fueron aplicadas en Estados Unidos, Chile, Perú y otros países. “En Texas en 2009, 2010, se liberaron a 100.000 presos porque ya excedía la capacidad atendiendo a estas razones, no porque sean buenos precisamente los yanquis. Hay medidas que pueden descomprimir y evitar la muerte, la enfermedad, la superpoblación”.
La gestión de María Eugenia Vidal
“La gobernadora cambia las autoridades, pone a Fernando Díaz. Él ya fue jefe del Servicio Penitenciario, ¿y qué pasó bajo su jefatura? Por empezar, hubo cientos de muertes, pero en lo que se llamó la masacre de Magdalena murieron 33 presos porque los guardias se negaron a abrir las puertas cuando se incendiaron. ¿Qué dijo Díaz? Que el Servicio no había cometido ningún error. Luego aparecieron cadáveres de presos que revelaban el paso de corriente eléctrica, que fueron picaneados. Díaz dijo: ‘Bueno, ustedes saben que los presos se torturan entre sí para obtener beneficios’”. Para Castelnovo, la designación de este personaje es completamente negativa: “en su plan de reformar el Servicio Penitenciario, propone crear 2.300 plazas, es decir, más cárceles, más gente encerrada. En vez de descomprimir, vamos a tener más superpoblación. Por otra parte, Vidal dicta la emergencia carcelaria, que, como ya sabemos, la hicieron (Carlos) Ruckauf, (Felipe) Solá y (Daniel) Scioli, y no trajo más que desgracias, no trajo más que latrocinios. Por eso creemos que no tomó ninguna medida positiva, fueron todas negativas hasta el momento”.
Ir a la universidad, en la cárcel
“Quisiera hablar de algo positivo. En Devoto, a pesar del Servicio Penitenciario, a pesar de los sucesivos gobiernos, funciona el Centro Universitario Devoto (CUD). Ahí se recibieron más de 500 alumnos desde 1985. Lo interesante es que la cifra de reincidencia en el CUD es del 7 %; en donde no hay CUD es del 60 %”, informó Castelnovo, y enfatizó en la importancia de las casas de estudio en la cárcel y la posibilidad de que los detenidos vayan a la Universidad. Sin embargo, denunció que la tarea de la enseñanza en cautiverio es boicoteada sistemáticamente por los agentes del Servicio Penitenciario: “ya sea con docentes de la UBA, (…), docentes de teatro, de murga, de lo que fuera. Porque toda actividad tiene ahí su razón de existir y de ser. Si tiene alumnos que se sienten convocados, quiere decir que sirve para instrumentarse, para salir, para tener una herramienta. Porque, ¿quién le da trabajo a un ex-preso cuando sale? Nadie. De Devoto rescataría ese ejemplo, que fue una iniciativa de un grupo de presos que dirige esto, universitarios, y docentes de la carrera Educación en Cárceles, del Programa UBA XXII”.
Cómo se compone Agencia Para la Libertad
“Hay una compañera en Rosario, Alicia Bernal; Hilda Presman en Corrientes; en Córdoba, Adriana Revol; Alejandra Camilo en Neuquén. Y acá, en Capital la abogada María López, con quien creamos la Agencia Para la Libertad; la escritora Alicia Gómez; Juan, otro compa abogado, Karina Sosa y Cecilia Emele, dos compañeras docentes. En la Argentina debe haber 260 cárceles, aproximadamente; no alcanzan las 24 horas del día si quisiéramos tomar el tema como corresponde. Todavía somos muy pocos. Y Vidal parece que nos va a dar más trabajo todavía”, ironizó Castelnovo.