En la misiva, la mujer da cuenta de su urgencia para que la jueza de ejecución penal Luciana Prunotto resuelva su pedido de detención domiciliaria, solicitud que refrendada por sus vecinos, y afirma que: “Hace ya mucho tiempo que me encuentro enferma, y no puedo limpiar ni higienizarme sola. Ahora me quitaron las tres horas quincenales para ver a mi familia, que son mis tíos, hijos y nietos”.
El escrito revela la situación que Ana María vive en la cárcel, donde debe pagar 150 pesos mensuales para que la bañen y le laven la ropa. También aseveró que tuvo reiteradas caídas. “Esto no es vida, todo el día metida en mi habitáculo y nadie hace nada por mí, tengo que comprarme los remedios”, contó, al tiempo que indicó que usa un trípode para andar, pero ese dispositivo no evita que se caiga.
Así, Ana María denunció a la directora del penal, Susana Romano, a quien acusa por actitudes “inhumanas”. “La directora y sus subalternas son despiadadas, yo le pregunté un día si no tenía corazón, y me dijo que no”, remarcó en el texto.
La Unidad Penitenciaria número 5, a pocas cuadras del shopping Alto Rosario, es un derruido edificio que el Defensor General Gabriel Ganón en junio de 2012, describió al penal como una “trampa mortal”.