La Familia Cuellar y la banda de Los Grises

(Por Oscar Castelnovo/APL) El joven Carlos Cuellar fue incendiado en su celda del Complejo Federal N° 1 de Ezeiza, días atrás, y ahora se debate entre la vida y la muerte. Su hermana, Florencia “La China” fue asesinada en la Cárcel de Mujeres de Ezeiza, en 2012, porque a los 23 años peleaba por los derechos de sus compañeras. Ambos centros de tortura y exterminio pertenecen al Servicio Penitenciario Federal, conocido como “la banda de Los Grises”. Son cárceles de mala muerte y sus mandos están en el Poder Ejecutivo. Son espacios de devastación humana que se encarnizan con los más vulnerados dentro de los vulnerables, por caso, la Familia Cuellar. Son difusores del terror y el disciplinamiento a un régimen de despojo que comporta un genocidio encubierto, avalado o ignorado por buena parte de la sociedad.

Las patotas que dirigen estos campos de concentración Siglo XXI van más allá de los muros y las rejas. Así, cuando Alfredo Cuellar se lanzó a la lucha por justicia para su hija, fue secuestrado, torturado y abandonado en un baldío para que cesara su militancia. Cuellar  había hecho hijas propias a las ocho chicas asesinadas por el mismo SPF antes que a La China – entre 2009 y 2012- y también “adoptó”  a las que hoy sobreviven a la tortura cotidiana en esas mazmorras. Velozmente, se convirtió en un referente de quienes luchan por lxs privados de libertad y por la abolición de las cárceles. Así, fue creciendo hasta  cuestionar el mismo sistema capitalista. Las amenazas, persecución y agresiones del aparato represivo a este padre se sucedieron a lo largo de todos los años que transcurrieron desde el crimen de su hija.

“AIRES DE LIBERTAD”

Pero Cuellar no decayó. Siguió construyendo rebeldía y solidaridad por todo el país y aún en otros. Si querían demoler su lucha, no lo lograron. Impulsó actos, marchas, muraleadas, pintadas, banderazos y hasta un programa de radio: “Aires de libertad”. La familia Cuellar se convirtió en una referencia obligada a  la hora de defender la vida y la integridad de lxs privadxs de libertad.

Precisamente, los servicios penitenciarios alegan su existencia para estos cuidados, garantizar la vida, la integridad y reintegración social de lxs detenidxs. Ni García Márquez hubiese imaginado un cuento tan fantástico en un país cuyas fuerzas de Seguridad son instrumento esencial para la masacre que no cesó con la dictadura cívico-militar.

Hace horas, Emiliano Blanco, jefe del Servicio Penitenciario Federal, tuvo que dimitir a su cargo porque trascendieron sus vínculos con el narcotráfico. Este hombre  fue “mano derecha” y sucedió a Alejandro Marambio, responsable de más de 200 muertes cuando el SPF estaba a su cargo.

Aún no están claras las circunstancias en que sucedió el atentado a la vida del joven Cuellar. Sí, queda nítido, que el SPF tiene toda la responsabilidad de los crímenes que suceden en el campo de concentración bajo su mando. Esta fuerza represiva es la que arguye que “La China” Cuellar se suicidó, aunque su cuerpo estaba plagado de golpes al aparecer colgada.

SOLIDARIDAD

El campo popular comprometido con la lucha rodeó a la familia Cuellar, una vez más, al tiempo que espera la recuperación de Carlos y el castigo a los responsables, hayan o no renunciado  a sus jerarquías. Así lo expresaron desde la Madre de Plaza de Mayo (LF), Nora Cortiñas, siempre presente junto a los que sufren y se rebelan; hasta lxs presxs del penal de Villa Devoto y Ezeiza, pasando por una lista gigantesca  de compañerxs y organizaciones.

Ciertamente, de ese abrazo social proviene la fortaleza de Cuellar y su familia para enfrentar a la mafia de uniforme gris, eficiente genocida de la etapa dizque constitucional de la Argentina.