Gabriela David, la directora de “La mosca en la ceniza” declaró en un reportaje que el filme narra una historia dura, pero sin caer en golpes bajos, pese a tratarse de un material que en algunas ocasiones se presta para eso, o sea para emociones más efectistas. El tema es un fenómeno que sucede en todo el mundo, los europeos hablan de prostitución forzada pero es más que eso, esto es trata de personas, un mercado de seres en una esclavitud. Su meta era crear un clima opresivo, generar esa atmósfera sin caer en lo explícito, en lo obvio.
El guion fue escrito muchos años antes que se estrenara la popular telenovela Vidas Privadas, un ciclo que a nivel masivo puede haber causado mucho impacto, pues una obra artística puede sensibilizar. Este es un tema que en el imaginario colectivo está aceptado íntimamente por la sociedad, dentro de la condición humana de alguna manera. Desde épocas remotas hay un cierto aval, como que los hombres necesitan de las prostitutas o tal vez como un desprecio a cierta parte de la sociedad que está socialmente marginada. Por sobre todo habla de una fuerte relación de amistad y lealtad entre dos mujeres, o sea plantear la mirada femenina, porque muchas veces la lealtad sólo ha sido asociada a lo masculino.