Donde como una cruel ironía dentro de esas telas electrificadas se nos apila como las pequeñas montañas de residuos que tenemos al alcance de nuestras miradas. Devolviendo nos igual o peor a una sociedad que nos margina y excluye a diario, expulsándonos a un circuito que se retroalimenta de esas almas en pena por no hallar un lugar en la construcción social. Y que abrigados por nuestros pequeños infiernos nos vemos empujados a engrosar índices y estadísticas cada vez mas alarmantes, que la dirigencia política se encarga de ocultar o permanecer indiferente frente a ellas. Así postergando soluciones concretas de re educación y re socialización de sujetos sociales afectados por un influjo de sus ambientes de crecimiento y desarrollo, que no hallaron el verdadero sentido a la pertenencia en el espacio social y que solo encontraron alcohol, armas, drogas en su camino o barrio, muchos desde pequeños y otros desde la adolescencia. Vistos siempre reducidos a esos ámbitos por la carencia de núcleos familiares integrados. Ámbitos donde la desintegración de la genera la falta de recursos y de oportunidades, que se ven coartadas por políticas que observan al desarrollo de las elites únicamente otorgándoles la mayoría de los recursos del estado a ellos, y cuando hay elecciones conformar a gente como uno, con cajas de alimentos, subsidios transitorios, que solo prolongan nuestra esperanza de algún día emigrar a que en el barrio se desarrolle algún instrumento que nos permita por lo menos alcanzar alguno de nuestros sueños.
Atrapados nuevamente por un sistema que se retroalimenta de nuestra persona, producto de nuestras dificultades. Pasando a ser el plato principal de una fuerza policial, represiva y abusiva, que construye sus carreras a costas de procedimientos ilegales, dudosos y hasta armados, con el fin de alcanzar el merito de lograr el ascenso o algún dinero extra amparando bocas de expendió de droga. Que, así van reciclando el producto que después transforman el poder judicial en un artículo que como en un mercado persa ofrece a estudios jurídicos y abogados con el fin de obtener ganancias. Y ante la imposibilidad de ellas, terminan en el GHETTO ESCONDIDO generando un presupuesto que en nada se condice con lo que recibimos o vemos en los hechos. Así hasta nuestra libertad donde quedamos a la buena de Dios, sin lograr un acompañamiento o camino a la reinserción social, después de haber adquirido aunque sea un oficio o una posibilidad de acceder a los estudios de cada ciudadano/a en situación de detención requiera y merece por ley. En donde ello se observa en el area de seguridad con su política recesiva y abusiva y generadora de confrontaciones, con el fin de preservar ese producto que volverá en algún momento el presupuesto exigido por el SPC. Para la sustentación del mismo. Es ahí a donde se apunta con la política de decisiones erradas, siendo el resultado de estos, la burocracia judicial, que llevan a ciudadanos detenidos por delitos menores hasta los 2 dos años o mas de proceso, cuando, las penas arrancan de1 mes; originándoosle un gasto al estado, mayor al resultado del delito en si mismo. Encubriendo índices y estadísticas con el objetivo de brindar una imagen de seguridad , que todos los días se les escapa de las manos al observar o escuchar los medios de comunicación sin detenerse a pensar, que el monstruo que van gestando que en algún momento los devorara.
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“Juan” Garaved Haig
Observador detenido en una cárcel en Córdoba