Lejos de parar los femicidios, el estado está ocupado en producirlos.

El 2 de febrero muere por falta de atención médica, Elsa Medina. Ella venía pidiendo asistencia médica hacía más de un mes, pero siempre tenía la misma respuesta: “no es nada, tomá un Ibuprofeno”. En ese mes de pedir consulta con un especialista, ya que tenía diabetes, bajó diez kilos, y el servicio penitenciario continuaba ignorando su pedido. Recién cuando se agrava la llevan al Hospital Misericordia. Pero, allí no queda internada, para ellos es más importante la seguridad que la vida, vuelve al penal, y a las horas, cinco de la madrugada, Elsa se descompensa. Todas las pibas del pabellón comienzan a pedir que una ambulancia para llevarla al hospital. La asistencia médica apareció cuando Elsa ya estaba muerta. Aunque el servicio penitenciario diga que murió en el hospital a las ocho de la mañana, el certificado de defunción dice otra cosa, igual que las pibas.

El 22 de febrero aparece “suicidada” en enfermería, espacio que utilizan las personas para “suicidarse”, Janet López. A la hora del cierre, ella reclamaba porque le habían cerrado la celda, lejos de solucionar el problema, las responsables, incluida la directora, comenzaron a golpearla. A poco, Janet aparece colgada en enfermería.

Las pibas que vieron como la maltrataron, comenzaron a reclamar. A tres chicas trasladan a otras ciudades, dos a Río Cuarto, y una a Villa María, lejos de las familias, de los afectos. El traslado como castigo.
A otra presa que queda allí, Eugenia, la golpean, le dislocan un hombro, un la asfixian con una toalla y la tuvieron varios días estaqueada en las camas de sujeción.
Esta denuncia también la presentamos el día lunes en Tribunales II.
Por supuesto, el servicio penitenciario niega todo, y dice que Eugenia es quien golpeó a la directora.
A raíz de tanto atropello, las mujeres presas comienzan a reclamar, y el estado, representado en ese momento por la directora Marisa Ale, les responde mandándoles las fuerzas de choque. Los tortugas le llaman, entran muy armados y con la cara cubierta. Comienzan a dar palos, a lo cual las pibas se defienden como pueden.

NO FUE MOTÍN LAS PIBAS SOLO SE DEFENDIERON.

Tras las muertes de Janet y Elsa se vivieron días de mucha tensión en todas las cárceles del complejo de Bouwer, no solo de las personas privadas de su libertad, sino también de sus familias. En Bouwer faltan el agua y los derechos. Sobran ratas, palos, aislamiento, camas de sujeción, todo tipo de maltro, tortura y muerte. Y el poder judicial continúa mirando para otro lado. El estado lejos de resolver la violencia contra las mujeres, se ocupa de generarla. Las muertes en las cárceles no son legítimas!!! No las legitimemos nosotrxs!!! El estado es femicida!!!