La historia
Los últimos años de la década de los cincuenta fueron de inquietud social en toda América Latina, pues la caída, primero, del dictador colombiano Rojas Pinilla, más tarde, la del venezolano Pérez Jiménez y en 1959 la huida de Cuba del dictador Batista, tras el triunfo de las fuerzas revolucionarias de Fidel Castro, levantaron la esperanza de cambios profundos en todo el continente.
Después del triunfo de Fidel, un grupo de patriotas y revolucionario, entre los cuales estaban las compañeras María Teresa y Minerva Mirabal, vio por primera vez la posibilidad de organizar un movimiento para el derrocamiento del dictador Trujillo.
La idea prendió rápidamente y el 10 de enero de 1960 se efectuó la primera Asamblea del Movimiento “14 de Julio” con delegados de toda la República Dominicana.
Comienza entonces una despiadada persecución contra los dirigentes del Movimiento, entre los que también estaban los esposos de las hermanas Mirabal.
Ellas organizaron toda la cadena de apoyo y solidaridad con los presos del Movimiento “14 de Julio” y fueron atacadas por las tropas de Trujillo al regresar de una visita a las cárceles.
El 25 de Noviembre de 1960 las dos, junto su hermana Patria, fueron detenidas, subidas a vehículos militares y asesinadas a garrotazos. Luego, sus cuerpos fueron arrojados al costado de una carretera.
En conmemoración de ese día, la Naciones Unidas han instituido el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.
Nosotras elegimos homenajear la mujer que lucha, la que organiza, la que reclama, moviliza, corta rutas, que integra las organizaciones revolucionarias, que las conduce, que no se doblega; la que se levanta contra los poderosos que detentan el poder para arrebatarlo a manos de las organizaciones que defienden los intereses de la clase trabajadora y el Pueblo.
La lucha integrada y conducida por mujeres continuó
Después de ese noviembre de 1960, como había ocurrido antes, muchas mujeres encabezaron organizaciones y movimientos revolucionarios en toda América Latina y en el Mundo.-
En Nuestra América no hubo organización de la que lucharon para tomar el poder y construir el socialismo, que no contara en sus más importantes responsabilidades con compañeras luchadoras.
En Argentina, las mujeres luchamos, sangramos, matamos y morimos en todas las luchas revolucionarias.
Y nuestros enemigos lo advirtieron desde siempre.
Ahí estamos en el Cordobazo, en las puebladas y en las acciones guerrilleras, en la luchas sindicales de las fábricas y de los cañaverales, y también padecimos en Trelew y en los Campos de concentración de la dictadura, como la ESMA, Campo de Mayo, La Perla, Vesubio. Las cárceles de las dictaduras siempre tuvieron llenos sus pabellones de compañeras. Luchando y también asumiendo, muchísimas veces en soledad, con la responsabilidad de los hijos
Ahí estamos, en los países hermanos que luchan por su Liberación Nacional.
Ahí en las poblaciones y las organizaciones mexicanas.
Desde hace más de seis décadas en las montañas colombianas.
Ahí estamos en los piquetes y las fábricas argentinas.
Ahí están las compañeras peruanas; siguen presas después de veinticinco años de encarcelamiento, destruida su salud, muchas de avanzada edad, pero inquebrantables en su espíritu revolucionario.
Ahí están las luchadoras paraguayas, protagonizando las luchas campesinas, enfrentando la ocupación militar de alzadas en armas en el monte, luchando contra la explotación y la miseria de un campesinado que no se rinde y que enfrenta no sólo las fuerzas de represión de la Policía y el Ejército sino a los asesores militares colombianos, israelíes, yanquis y argentinos que ocupan militarmente todo Paraguay para enfrentar a quienes no les dan tregua levantando los ideales de Francisco Solano López y del Dr. Gaspar Rodríguez de Francia.
Los que siguen son apenas algunos de los nombres de compañeras presas paraguayas:
Campesinas sobrevivientes de la masacre de Curuguaty: Después de cárcel y huelgas de hambre, ahora están con prisión domiciliaria, a espera de un juicio varias veces pospuesto: Lucía Agüero Romero – María Fani Olmedo – Dolores López Peralta – Raquel Villalba Ortiz – Raquel(menor de edad)
Militantes del EPP, presas en cárcel del Buen Pastor, Asunción: Francisca Andino – Sonia Elizabeth Espínola Benítez – Graciela Samaniego López – Carmen María Villalba Ayala.
Acusadas de ser colaboradoras del EPP: Presas: Juana Bernal Maíz – Rumilda Estela Giménez González. Cumplen condena condicional: Mary Blanca Bracho Martínez – Estela Agüero de Meza.
María Gloria González, también acusada de ser colaboradora del EPP, sobrevivió (con el rostro desfigurado por un disparo de fusil, acuchillada y torturada) a una masacre de lo que también en Paraguay comienza a conocerse como “falsos positivos”, al igual que en Colombia, cuyos instructores militares “preparan” al Ejército del Paraguay. Ahora está acusada penalmente y espera a que se decida si va a ir presa.