Esta aseveración sobre los efectos del glifosato coincide con las declaraciones del senador Oscar Arlettaz sobre la falta de consenso social para aprobar su proyecto de Ley de Agroquímicos que pretendía fijar una distancia de resguardo de 100 metros para fumigaciones terrestres, y de 200 metros para las aéreas. En Entre Ríos la legislación vigente de plaguicidas es la N° 6.599, y establece una distancia de 3.000 metros para fumigaciones aéreas, y 50 metros para las terrestres. Entonces, cuando el 80% de las escuelas rurales entrerrianas denuncian haber sido fumigadas entre 4 y 8 veces al año; la responsabilidad frente al incumplimiento de la ley de quién es: ¿de los productores agropecuarios que no la cumplen o del estamento político que no la hace cumplir?
Glifosato genera cáncer y “daño del ADN”
El pasado 20 de marzo, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), máxima entidad internacional en cuestión sanitaria, declaró al herbicida glifosato como “probablemente cancerígenos para los humanos”.
El trabajo científico de la OMS confirmó que existen pruebas de que el glifosato puede producir cáncer en humanos y en animales de laboratorio: “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”.
“También causó daño del ADN y en los cromosomas en las células humanas” (lo que tiene relación directa con el cáncer), aseveró la publicación de la revista científica The Lancet Oncology. Es decir, se clasifica al glifosato como sustancia con potencial genotóxico, esto es, la exposición humana a este plaguicida incrementa los niveles de daño genético, tanto en adultos como en niños.
El documento detalla que la evidencia en humanos corresponde a la exposición de agricultores de Estados Unidos, Canadá y Suecia (a quien le interese consultarlo, debe buscarlo en: http://www.reduas.com.ar/wp-content/uploads/downloads/2015/03/Glifosato-Informe-IARC-1.pdf).
De esta manera, La Organización Mundial de la Salud ratificó lo que pueblos fumigados, organizaciones sociales, médicos comprometidos y académicos independientes vienen denunciando hace años en la Argentina: los efectos tóxicos de los agroquímicos en la salud de las personas.
La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), que reúne a todas las grandes empresas de agroquímicos, estipuló que en Argentina en el año 2012 se vendieron 182 millones de litros de glifosato. Desde hace tres años que Casafe no hace públicas las estadísticas de uso.
Médicos del interior en el Hospital Garrahan
La enfermera Mercedes Méndez, trabaja hace 20 años en el Hospital Nacional de Pediatría J.P. Garrahan. Su vínculo con los niños y las familias la llevó a preguntarse sobre las causas posibles de las patologías de sus pacientes; esto la motivó a viajar a San Salvador, en Entre Ríos o a Lavalle en Corrientes, con el grupo de trabajadores de la salud que componen la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, para conocer los lugares de donde provenían sus pacientes.
“En el año 2011 participo por mi cuenta del Congreso de Salud Socioambiental en la Universidad de Rosario, y escucho que muchos de los médicos cuando tomaban la palabra relacionaban las enfermedades de los pacientes con los agrotóxicos.
Les dije que me podía comprometer a llevar y plantear estas inquietudes en el Hospital Garrahan, y también a llevar el Informe del Primer Congreso de Pueblos Fumigados (Córdoba 2010). Me comprometí a llevar este informe y a pedir que en el Garrahan, desde infancia, se escuche la voz de los médicos del interior del país. Que vengan a contar qué es lo que está pasando con toda esta problemática de las fumigaciones. Que vengan ellos a contar que son los primeros que ven a los pacientes nuestros”, explica la enfermera Mercedes Méndez.
Así fue que desde 2011, convocado por la junta interna ATE, se organizó primer Ateneo en el Hospital Garrahan sobre “Plaguicidas y Salud”.
Allí el médico cordobés Medardo Ávila Vázquez expuso, con argumentos y documentación, el cuadro de situación y los casos de las víctimas de los pueblos fumigados con agrotóxicos. Así han participado también el doctor Damián Verzeñassi de Rosario, y el doctor Darío Gianfelici de Entre Ríos. El próximo 9 de abril se presentarán los profesionales del Chaco – Dra. María del Carmen Seveso, y Bioq. Raúl Lucero- con la conferencia “Trasngenia y Daño / Agroquímicos y Genotoxicidad”.
Entre los puntos principales, los médicos destacaron dos observaciones en sus poblaciones: en primer lugar, la mayor cantidad de recién nacidos que presentan malformaciones congénitas y muchos más abortos espontáneos que los que habitualmente se producen. Y en segundo, una mayor detección de cánceres en niños y adultos.
“Esos son los médicos que ven qué está pasando en los pueblos fumigados. Nosotros vemos la enfermedad producida. Nosotros del litoral atendemos a muchísima gente”, relata la enfermera de Hospital Garrahan.
“Los médicos destacaron que ellos atienden, en general, desde hace más de 25 años a las mismas poblaciones, pero que en los últimos años es absolutamente inusual y lo vinculan directamente a las fumigaciones sistemáticas con plaguicidas”, testifica el Informe de los Médicos de Pueblos Fumigados.
“Si vos corres detrás de la certeza, no vas a llegar nunca…”
A lo expuesto por los médicos del interior, se le suma la presentación en el Hospital Garrahan del científico Andrés Carrasco (fallecido en mayo del 2014), jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA y presidente del CONICET (2000/01). Carrasco denunció tempranamente los efectos nocivos del glifosato; verificó en 2009 que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios; incluso en dosis hasta muy inferiores: entre 1.500 y 300.000 veces menores a las utilizadas en las fumigaciones.
Esto le valió una campaña de desprestigio por parte de las empresas del sector, medios de comunicación y funcionarios. Por ejemplo, Lino Barañao, Ministro de Ciencia y Técnica de la Nación, salió a desautorizar a Carrasco a través del editor del Clarín Rural, Héctor Huergo, en su programa de televisión en América.
“Cuando vino Andrés Carrasco al Hospital Garrahan, a fines del 2013, vino con Damián Verzeñassi. Uno de los médicos que estaba, le dijo: ¿Qué grado de certeza tenemos? Y Carrasco le respondió que en medicina no había grado de certeza absoluta. Lo que sí tenemos es un montón de estudios científicos, por ejemplo, el de Carrasco que verifica los efectos del glifosato: que produce cáncer, malformaciones… Entonces, lo que sí podemos decir es que a partir de los efectos científicos, conocemos los riesgos de que eso pase.
Porque si vos corres detrás de la certeza, no vas a llegar nunca. No podemos encerrar en un cuarto a 50 chicos y probar con agroquímicos y ver qué pasa. Ahí tendríamos una evidencia categórica, eso sería un grado de certeza absoluta”, recuerda Mercedes de la visita de Andrés Carrasco al Garrahan.
El 80 %de las escuelas rurales de Entre Ríos son fumigadas con agrotóxicos
Según un relevamiento conjunto realizado entre la Campaña Paren de Fumigar las Escuelas, la Asociación Gremial de Magisterio de Entre Ríos (AGMER) y la Asamblea Ambiental Ciudadana de Concepción del Uruguay, se pudo establecer que en forma sistemática el 80% de los establecimientos educativos rurales de los departamentos Nogoyá, Diamante, Colón, Concordia, Victoria y Concepción del Uruguay padece fumigaciones con agrotóxicos.
“Cerca del 80% de las escuelas rurales entrerrianas denuncian haber sido fumigadas entre 4 y 8 veces al año”, destacaron en el informe. Los datos fueron aportados por los docentes como parte de los talleres de la campaña, entre los años 2013 y 2014. El trabajo abarcó a 82 instituciones de distintos niveles, a las que acuden 2.452 alumnos y trabajan 447 docentes y 82 empleadas no docentes como ordenanzas y cocineras.