Macri es Dios y viceversa

Maxi Postay

A MODO DE DECÁLOGO

1. Superioridad etno-racial del pueblo elegido

Macri odia a los mapuches. Los considera seres inferiores. Los desprecia y, por ende, los mata. O, para ser más rigurosos, los manda a matar.

Macri cree que ser argentino es mejor que ser mapuche. Que el “estado de derecho (nacional)” es el mejor de los mundos posibles y que Argentina, al someter/conquistar a los mapuches, allá por el siglo XIX, les hizo un gran favor.

Macri cree que Argentina hizo lo correcto al apropiarse de las tierras originarias de los mapuches. Macri afirma que esas tierras merecen ser argentinas. Que lo peor para esas tierras sería seguir estando en manos mapuches.

Macri no se permite pensar la diversidad cultural en términos de “equivalencias”. Macri parte de una suerte de supremacía ontológica, y en cuanto tal, irrefutable; relato mítico, ciertamente evolucionista, en el que ser “blanco y civilizado” es un privilegio que hay que agradecer (una bendición) y ser “indio y salvaje”, un error que, como tal, hay que corregir.

Macri cree que los mapuches, en cuanto “errores que hay que corregir”, deben ser eliminados. Deben desaparecer, o –en su defecto- deben dejar de ser mapuches. Exterminio o conversión.

Para Macri el mejor de los mapuches es el mapuche que no se reconoce mapuche, el mapuche que se reconoce argentino.

Macri no comprende por qué muchos mapuches no desean ser argentinos. Macri no comprende por qué muchos mapuches prefieren ser mapuches.

Macri sueña con un mundo sin mapuches, sin cultura mapuche, sin costumbres mapuches, sin creencias mapuches. Macri sueña con un mundo lleno de “gente como él”.

Deuteronomio 12:1-3
Estos son los preceptos, y los mandamientos que procurarás poner en práctica todos los días de tu vida en la tierra que te da Yavé, Dios de tus padres.Ustedes destruirán totalmente todos los sitios en donde los pueblos que van a desalojar han dado culto a sus dioses. Ustedes lo harán tanto en los altos cerros como en las lomas y bajo los árboles frondosos. Demuelan, pues, sus altares, rompan sus pedestales, quemen sus troncos sagrados y hagan pedazos las esculturas de sus dioses. Procuren borrar, en dichos lugares, hasta el nombre de sus dioses.

2. Respetarás la autoridad y serás sumiso frente a ella
Macri cree que ser presidente te transforma en un “ser elegido”. Macri afirma que ser presidente te transforma en alguien “intocable”. Macri cree que, en tanto presidente, su autoridad no es pasible de ser cuestionada por nadie (y cuando digo “nadie” es “nadie”).
A Macri no le gusta que lo cuestionen. Macri se incomoda frente a las críticas. Macri se incomoda frente a todo lo que no sea palmaria adulación.
Macri sueña con un mundo sin voces opositoras. Nadie puede oponerse, según Macri, a una autoridad tan legitimada y prestigiosa como la suya. Su autoridad es, para el propio Macri, “autoridad suprema”, “autoridad sagrada”.
A los opositores político-partidarios Macri los persigue y/o ridiculiza con notable saña. Exacerba puestas en escena mediáticas y promueve como política pública su encarcelamiento masivo (o, cuanto menos, generalizado) sin condena judicial. Macri adora la prisión preventiva. Macri olvida que la prisión preventiva es (debería ser) algo excepcional.
A los opositores periodísticos, por su parte, Macri directamente los deja sin trabajo. Les cierra puertas. Les pone trabas. Intenta amordazarlos. Promueve su censura. Macri no da notas a periodistas opositores.
A los opositores mundanos (intrascendentes, menores), finalmente, Macri, con idéntico rigor, también les da su merecido. Ni se les ocurra criticar a Macri, ni siquiera por Twitter. Macri disfruta –y mucho- mandando twitteros a la cárcel. Macri hace todo esto y cree que haciéndolo, hace lo correcto. Ser “buen ciudadano”, para Macri, significa jamás cuestionar su autoridad.

Romanos 13:1-7
Todos deben someterse a las autoridades constituidas, porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen han sido establecidas por él. En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre sí la condenación. Los que hacen el bien no tienen nada que temer de los gobernantes, pero sí los que obran mal. Si no quieres sentir temor de la autoridad, obra bien y recibirás su elogio. Porque la autoridad es un instrumento de Dios para tu bien. Pero teme si haces el mal, porque ella no ejerce en vano su poder, sino que está al servicio de Dios para hacer justicia y castigar al que obra mal. Por eso es necesario someterse a la autoridad, no sólo por temor al castigo sino por deber de conciencia. Y por eso también, ustedes deben pagar los impuestos: los gobernantes, en efecto, son funcionarios al servicio de Dios encargados de cumplir este oficio. Den a cada uno lo que le corresponde: al que se debe impuesto, impuesto; al que se debe contribución, contribución; al que se debe respeto, respeto; y honor, a quien le es debido

3. Agradecerás ser explotado
Macri cree que la prioridad (el deber) de los trabajadores no es luchar por sus derechos sino ser (estar) agradecidos con los patrones por el sólo hecho de haberles dado trabajo.
Macri cree que los trabajadores deben “trabajar sin chistar”. Para Macri, un trabajador organizado (y/o sindicalizado) es un trabajador que no quiere trabajar. Para Macri hacerle “un paro” a tu empleador te convierte en un desagradecido y/o, en su defecto, en un vago.
Macri cree que los patrones son seres superiores a sus empleados. En todos los casos. Ante toda circunstancia.
Macri desconoce por completo (o finge desconocer) que todo trabajo en relación de dependencia encubre una relación de explotación. Macri desconoce por completo (o finge desconocer) el elemento “plusvalía”.
Macri aborrece los derechos laborales. Macri siente asco por las marchas, los cortes de ruta y las movilizaciones obreras.
Macri sueña con una gran reforma laboral, en la que los empresarios puedan disponer, a su antojo y sin correr riesgo alguno, de la mano de obra que los hace ricos. Para Macri los trabajadores son apenas “recursos humanos”, variables de ajuste frente a crisis eventuales, datos irrelevantes en la cuarta página de un balance comercial. Para Macri los trabajadores son propiedad de sus patrones. Mercancías.
Para Macri, los patrones, pueden hacer con sus empleados exactamente lo que quieran.

Los deberes hacia los patrones:
1 Pedro 2:18-20
Servidores, traten a sus señores con el debido respeto, no solamente a los buenos y comprensivos, sino también a los malos. Porque es una gracia soportar, con el pensamiento puesto en Dios, las penas que se sufren injustamente. En efecto, ¿qué gloria habría en soportar el castigo por una falta que se ha cometido? Pero si a pesar de hacer el bien, ustedes soportan el sufrimiento, esto sí es una gracia delante de Dios

4. Crecerás disciplinado
Macri proclama que lo mejor que puede pasarle a las nuevas generaciones es ser sumisas, prudentes y prolijas. A tal efecto, Macri está absolutamente convencido de que lo mejor a esos fines es hacer que los pibes sientan, en carne propia, el rigor de su autoridad.
Macri odia a los jóvenes que se organizan. Macri odia a los pibes contestatarios. Macri odia a los pibes que toman colegios y exigen ser escuchados frente a eventuales reformas educativas. Macri piensa que los mejores alumnos son “los alumnos chupamedias”, los alumnos 100% funcionales al discurso oficial de mamá-maestra (papá-maestro), mamá-profesora (papá-profesor).
Para Macri “a la escuela sólo se va a estudiar”. Para Macri “ir a la escuela a hacer política está mal”.
Macri desconoce (o finge desconocer) la profunda carga política-ideológica de la frase “a la escuela sólo se va a estudiar”.
Macri desconoce (o finge desconocer) la profunda carga política-ideológica de la frase “ir a la escuela a hacer política está mal”.
Macri, a su vez, cree que los “menores” por el sólo hecho de ser “menores” (y siempre y cuando además de “menores”, también sean pobres) son depositarios excluyentes (privilegiados) de cierto gen maligno, perverso, temible.
Macri cree en la existencia de esa entelequia tan misteriosa habitualmente denominada “pibes chorros”. Macri cree que la mejor manera de enfrentar el flagelo de esa entelequia tan misteriosa habitualmente denominada “pibes chorros” es la mano dura, la tolerancia cero, y –por supuesto- la siempre bien ponderada “baja de la edad de imputabilidad”.
Educación, ley y cárcel, son para Macri, apenas, eficaces instrumentos de domesticación y/o disciplinamiento de seres potencialmente subversivos.

Deuteronomio 21:18-21_
Si un hombre tiene un hijo indócil y rebelde, que desobedece a su padre y a su madre, y no les hace caso cuando ellos lo reprenden, su padre y su madre lo presentarán ante los ancianos del lugar, en la puerta de la ciudad, y dirán a los ancianos: “Este hijo nuestro es indócil y rebelde; no quiere obedecernos, y es un libertino y un borracho”. Entonces todos los habitantes de su ciudad lo matarán a pedradas. Así harás desaparecer el mal de entre ustedes, y todo Israel, cuando se entere, sentirá temor.

5. Te tomarán por pelotudo y creerás cada palabra
A Macri le encanta subestimar a sus interlocutores. A los asesores de Macri que construyen sus discursos, también.
Macri piensa que sus interlocutores (muy especialmente aquellos que podríamos denominar a grandes rasgos “gente común”) son (somos) todos unos pelotudos.
Los resultados electorales obtenidos, en principio, avalarían su tesis.
Macri, Durán Barba (y sus secuaces) construyen el relato político macrista basándose en mentiras y abstracciones eufemísticas.
Macri es “el cambio”. Macri no es, bajo ningún concepto, “neoliberalismo menemista remixado”. Macri es “transformación”. Macri no es la grosera exaltación de la concentración en pocas manos de los recursos económicos del país. Macri no es de derecha, y mucho menos “conservador”. Para Macri la derecha y la izquierda son categorías obsoletas y cada una de sus propuestas son (lisa y llanamente) “de vanguardia”.
Para algunos, Macri, incluso, es sinónimo de “Che Guevara”. Macri es revolución. Macri es “la revolución de la alegría”.
Macri y Durán Barba tienen como aliados a los medios hegemónicos (Clarín, La Nación, etc.). Sin los medios hegemónicos de su lado, Macri y Durán Barba no podrían sostener ni un segundo un discurso tan endeble.
La alianza entre Macri, su consultor ecuatoriano y los medios hegemónicos asegura que la farsa, por más ridícula que suene, tenga entre los interlocutores que Macri subestima, un éxito, por cierto, sumamente desconcertante.

Mateo 13:10-14
Los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas por medio de parábolas?”. Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán

6. Gozarás de tu miseria
Macri tiene por costumbre recortar “los beneficios” de los que menos tienen (los jubilados, los discapacitados, los estudiantes de la escuela pública, los asalariados, etc.). A cambio, les pide paciencia, sacrificio, resignación. Que se martiricen por “la causa” (su causa).
“La causa” (su causa), en tanto “gran causa”, lo merece. Resignar ciertos privilegios por ella, no sólo es necesario, urgente e inevitable, sino también digno de elogio. Resignar tus beneficios por “la causa” (su causa) te transforma en un héroe. Y ser un héroe es algo fascinante. Algo de lo cual sentirse completamente orgulloso.
Dato al margen: los ricos nunca resignan nada, a los que siempre se les exige este tipo de comportamientos es a los pobres, a los ricos –por lo visto- no les interesaría demasiado la idea de transformarse en héroes (Macri piensa que este “pequeño detalle” es completamente irrelevante).
Macri, cree que gracias a los ricos se producen las grandes transformaciones sociales. Los ricos invierten, los ricos explotan, los ricos se llenan de guita, pero por “efecto derrame” sus ingresos sobrantes activan la economía de los sectores más frágiles.
Los pobres, para Macri, en tanto pobres, no tienen derecho a quejarse. Los pobres, para Macri, deberían agradecer su posición “heroica” con una sonrisa.

Santiago 5:11
Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia.

Mateo 5:1-4
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados”.

7. Despreciarás a las mujeres y formarás una familia de mierda

Macri es misógino. Macri subestima a las mujeres. Macri odia a las mujeres, salvo –claro está- que le sean absolutamente funcionales. Si lo son, las aprecia o (finge hacerlo). Si no lo son, las trata como basuras, es decir, como él considera que merecen ser tratadas las mujeres.

Para Macri las mujeres son “seres de segunda”. Locas, histéricas, meros pedazos de carne.

Carrió le sirve, por ahora. Michetti y Vidal, también. ¿Cristina Kirchner? Evidentemente no. En consecuencia a Cristina Kirchner además de reprocharle sus decisiones políticas va a señalarla por cuestiones de género, va a reprocharle nociones prototípicas que a un hombre jamás le reprocharía. Macri es, en este sentido, una persona muy “básica”. Lo que se dice un típico macho heteropatriarcal.

Macri cree en el modelo “familia feliz”, “familia tipo”, “familia perfecta”, made in “los Ingalls”.

Su esposa y, principalmente su hija menor, no hacen más que representar en sociedad escenas, nunca improvisadas, hábilmente digitadas, para apuntalar tamaña pretensión.

Macri odiaría tener (o que la gente crea que tiene) una familia disfuncional. Macri cree que existen las “familias disfuncionales”. Macri cree que su modelo de familia es el mejor de los modelos posible. Macri cree que todos desearían (desearíamos) tener una mujer, una hija, una familia como la que él tiene. A Macri ni se le cruza por la cabeza que muchos de nosotros podamos pensar, con total sinceridad, que su familia es una mierda.

Macri, en paralelo, está convencido de que a una mujer le encanta que cualquier estúpido como él le diga un piropo en el medio de la calle. Macri piensa que una mujer piropeada, por un estúpido como él, en el medio de la calle, debería sentirse halagada, orgullosa, reconocida. Macri cree que una mujer necesita ser elogiada, por un estúpido como él, para mantener satisfecha su autoestima.

1 Corintios 14:34-35
Que las mujeres permanezcan calladas durante las asambleas: a ellas no les está permitido hablar. Que se sometan, como lo manda la Ley. Si necesitan alguna aclaración, que le pregunten al marido en su casa.

8. Repetirás los programas
Macri cree que los docentes no deben hablar de “cosas inoportunas” en las aulas. Para Macri “cosas inoportunas” es equivalente a “cosas que – cuanto menos de modo parcial-controvierten el orden establecido”.
Macri cree que los profesores deben limitarse estrictamente a brindarles a sus alumnos herramientas curriculares.
Macri cree que el mejor profesor es aquel que reproduce, sin protesta, los programas rubricados por el Ministerio de Educación de la Nación.
Macri ama a los profesores que no cuestionan. Macri ama a los profesores que hablan de sí mismos como “seres apolíticos”.
Macri cree que los profesores no deben hacer política en las aulas. Macri desconoce (o finge desconocer) que “definirte apolítico” es una decisión política.
Macri cree en “la objetividad del profesor”.
Macri cree que los profesores deben ser ángeles sin sexo, sin espalda, y –en lo posible- sin corazón, sin cerebro, sin discernimiento.
Macri posee a la hora de “analizar” el “fenómeno de la educación en las aulas argentinas” un doble estándar bastante curioso. Macri cree que los profesores críticos “lavan las cabezas” de sus alumnos a la hora de manifestar sus opiniones frente a ellos. Macri no cree que los profesores no críticos “lavan las cabezas” de sus alumnos a la hora de manifestar, frente a ellos, la opinión del Ministerio de Educación de la Nación, es decir la opinión de Macri.

Pedro 2: 1-2
En el pueblo de Israel hubo también falsos profetas. De la misma manera, habrá entre ustedes falsos maestros que introducirán solapadamente desviaciones perniciosas, y renegarán del Señor que los redimió, atrayendo sobre sí mismos una inminente perdición. Muchos imitarán su desenfreno, y por causa de ellos el camino de la verdad será objeto de blasfemias.

9. Serás xenófobo
Macri odia a los bolivianos. Macri odia a los paraguayos. Macri odia a los peruanos. Por ende, Macri odia a los manteros. Macri cree que todos los manteros son bolivianos, peruanos y paraguayos.
Macri odia a los extranjeros, pero –paradójicamente- no cree que todos los extranjeros sean extranjeros. Para él, “extranjero” es sinónimo de “negro que viene a sacarle trabajo a los argentinos”. Macri odia a los negros, pero –paradójicamente- no a todos los negros. Con Obama se lleva excelente y le encanta jugar con él al golf.
Macri cree que buena parte de los “delitos” cometidos en territorio nacional son responsabilidad de los extranjeros que él considera extranjeros. Macri cree que buena parte de los “delitos” cometidos en territorio nacional son responsabilidad de los negros que el considera que vienen a robarle el trabajo a los argentinos, no de Obama.
Las estadísticas oficiales desmienten sus postulados. Las investigaciones (“más serias”) existentes sobre el tema, también. A Macri, por supuesto, esto le chupa un huevo.
Macri cree que decir incoherencias no es reprochable, siempre y cuando el que las diga sea el presidente, es decir él mismo.

Nehemías 13:30

Yo los purifiqué de todo elemento extranjero.

10. Castigarás con dureza a los rebeldes

A Macri le encanta castigar a los descarriados. A Macri le encanta enderezar a los que, según su criterio, eligen “caminos de perdición”.

Para Macri “perdición” y “oposición” son sinónimos.

Macri cree fervorosamente en el castigo, la pena y la penitencia. Macri cree fervorosamente en las potencialidades correctivas del castigo, la pena y la penitencia.
Macri sueña con multiplicar la construcción de cárceles, privatizarlas (para hacerlas rentables) y aumentar a niveles inauditos los “montos penales”.
Macri sueña con acabar, de una vez y para siempre, el flagelo de la “puerta giratoria”. Flagelo inexistente, claro está, pero Macri está convencido que incluso lo inexistente existe si él, en tanto presidente, decide que exista.
Para Macri un ladrón debe pasar media vida en la cárcel. Para Macri un ladrón es quien roba un celular, una gallina, un supermercado o –como mucho- un banco. Para Macri quien roba desde el Estado o desde empresas fantasmas creadas en paraísos fiscales no es un ladrón, es un “Macri”.
Macri cree en la eficacia de gobernar desde el miedo. Macri cree en la eficacia de gobernar desde la extorsión, el apriete y la amenaza. Macri cree en la eficacia de gobernar desde la intimidación.
Macri criminaliza la protesta social. Macri persigue/amedrenta/encarcela a los militantes sociales (cuanto más opositores, más perseguidos/amedrentados/encarcelados).
Macri cree inadmisible cualquier manifestación popular en su contra. Macri adora las balas de goma, las balas de plomo, el gas lacrimógeno y los camiones hidrantes. Macri cree que la balas de goma, las balas de plomo, el gas lacrimógeno y los camiones hidrantes son herramientas archi efectivas para ajusticiar a “los rebeldes”.
Macri saca policías a la calle y propicia, con frecuencia obsesiva, la creación de nuevas fuerzas de seguridad (y/o el crecimiento sostenido de las ya existentes).
Macri ama a las personas uniformadas. Macri se excita frente a un patrullero policial.

Levítico 26:14-25
Pero si no me obedecen y no cumplen todos estos mandamientos; si desprecian mis preceptos y muestran aversión por mis leyes; si dejan de practicar mis mandamientos y quebrantan mi alianza, yo, a mi vez, los trataré de la misma manera: haré que el terror los domine, la debilidad y la fiebre que consumen los ojos y desgastan la vida. En vano plantarán sus semillas, porque las comerán sus enemigos. Yo volveré mi rostro contra ustedes y serán derrotados por sus enemigos; quedarán sometidos a sus adversarios y huirán aunque nadie los persiga. Y si a pesar de esto no me obedecen, seguiré corrigiéndolos siete veces más a causa de sus pecados. Humillaré esa enorme soberbia, haciendo que el cielo sea para ustedes como hierro y la tierra como bronce. Entonces agotarán sus fuerzas en vano, porque la tierra no dará sus productos ni las plantas del campo, sus frutos. Y si me siguen contrariando y rehúsan obedecerme, volveré a castigarlos siete veces más a causa de sus pecados. Enviaré contra ustedes las fieras del campo, para que les arrebaten a sus hijos y exterminen su ganado. Ellas los diezmarán, y los caminos de ustedes quedarán desiertos. Y si a pesar de eso no se corrigen y me siguen contrariando, yo también me pondré contra ustedes y los castigaré siete veces más a causa de sus pecados. Atraeré contra ustedes una espada que vengará la transgresión de la alianza.

En el nombre del padre (Franco), del hijo (Mauricio) y del espíritu PRO santo.

Amén

LTF. Abolicionismo de la cultura represiva.