Maduri tiene 39 años y está preso desde los 18. Nacido y criado en el barrio Villa Corea de José León Suárez, se considera “un hijo de los 90, del capitalismo salvaje que se llevó puesta a la industria del partido de San Martín y que expulsó del sistema a miles de familias y de pibes mientras otros andaban en 4×4 de 200 mil dólares”, cuenta. Y agrega: “A mí la historia ya me había dado un lugar: morirme joven en la calle, bajo las balas de la policía o apuñalado en la cárcel. Pero la experiencia de estudiar en el encierro me transformó, sobre todo por la carrera que estudiamos: a mí la Sociología me permitió deconstruirme y volver a construirme como sujeto”.
El Centro Universitario San Martín (CUSAM) fue creado en 2008 por la Universidad en convenio con el Servicio Penitenciario bonaerense y funciona en la Unidad 48 del Penal de José León Suárez. Entonces, a iniciativa de los propios internos que lo impulsaron al comienzo, se decidió que fuera Sociología la primera carrera universitaria que se dictara. En paralelo, se crearon varios talleres de arte y oficios. En total, hoy tiene 140 estudiantes y el 70 por ciento de ellos es alumno regular de Sociología.
Luego de anunciar el dictamen del jurado evaluador de la tesis de Maduri, Alexandre Roig, decano del Instituto de Altos Sociales (IDAES) de la UNSAM e impulsor del dictado de la carrera de Sociología en el CUSAM –de la que era director entonces-, dijo: “Esto concreta un proyecto que tiene varias dimensiones: él, Martín, a partir de ahora es sociólogo y lo que ha escrito demuestra que si hay sociología en la cárcel es, entre otras cosas, porque la sociología es una ciencia de emancipación. Y yo confío en que así como la sociología lo ha transformado a él, él y todos los que se van a graduar también van a transformar la sociología. El IDAES acompaña este ese proceso desde el inicio porque estamos convencidos de que podemos contribuir a la emancipación social desde la ciencia y es lo que estamos haciendo. Para nosotros es la concreción de un sueño que tenemos muchos de los que elegimos hacer ciencias sociales porque queremos cambiar el mundo.”
Maduri es el primer sociólogo egresado del CUSAM, pero a lo largo del año se recibirán otros cinco: “Martín es un ejemplo de voluntad individual, pero es también producto de un trabajo colectivo de todos los que participan, trabajan y sobre todo de los que estudian en el CUSAM. Estos son los cimientos y no el techo de lo que nos proponemos”, agregó Gabriela Salvini, directora del centro universitario en la Unidad 48.
Hubo una pregunta inicial que encausó la dirección de su tesis: ¿Por qué un pibe que entra a los 18 años por primera vez al sistema penal, sale 5 después totalmente cambiado? A partir de ahí, realizó un trabajo etnográfico “desde adentro” –algo que ningún otro sociólogo podría hacer porque, como él dice, “la cárcel empieza cuando se apaga la luz”- con encuestas y entrevistas en profundidad para desarmar y analizar el funcionamiento y las lógicas que hacen que la cárcel no sea en absoluto el espacio de readaptación de una persona que delinque, sino el lugar en el que se construye una “carrera amoral” que lleva a la reincidencia: “Está muy lejos de ser ese sistema readaptativo por cuyo fin la criminología positivista la sigue sosteniendo. Y la falla de este tratamiento vulnera a la persona que se va: el 78 % de las personas privadas de su libertad son reincidentes”. Como lo dice el en su tesis: “La interacción que sucede no es más que una microfísica del poder, tal como lo planteo (Michel) Foucault, en estas trama de poder capilar es donde se define quién es bueno o malo, quién tiene derechos y quién no, quiénes pueden continuar con la carrera amoral, y quiénes no. El que un chico de 18 años ingrese a una institución penal y salga a los 5 años como una persona totalmente cambiada, tanto interior como exteriormente (las marcas de cortes y puñaladas, las cejas depiladas, el constante estado de persecución) no son más ni menos que marcas que la cárcel hace a los sujetos”.
Además del decano del IDAES y la directora del CUSAM, estuvieron presentes el vicerrector Daniel Di Gregorio, la directora actual de Sociología, Paula Abal Medina, docentes de la Universidad, compañeros de encierro y de estudio que ya están en libertad, su familia y amigos.