Carlos Valdez sucumbió en el Hospital Pablo Soria de Jujuy, al que fue trasladado horas antes desde la Unidad Nº 22 del Servicio Penitenciario Federal, como consecuencia de una herida de arma blanca, el 16 de noviembre.
Oscar Machuca dejó de existir luego de ingerir un “elemento extraño”, en el marco de una medida de fuerza iniciada en el penal de Marcos Paz, el 25- de noviembre.
Víctor Villarrubia falleció en el Centro Penitenciario de Enfermedades Infecciosas (U-21) a causa de un shock séptico pulmonar y abdominal como consecuencia de neumonía y Sida, como enfermedades marcadora y originaria, respectivamente, el 21 del mismo mes
El Agote
Como ya informara la APL, Diego Borja falleció luego de marchar castigado a una celda de aislamiento del Instituto Agote, con un 80 por ciento de su cuerpo lacerado por el fuego, el pasado 2 de diciembre.
Impresentable, el titular de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner (Sennaf) negó rotundamente que hubiera celdas de aislamiento en las cárceles para pibes que regentea. Sin embargo, Diego se incendió y estaba encerrado y solo, aunque el sitio no tuviera un cartel que dijera: “Celda de aislamiento”.
Por su parte, la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), a cargo de Abel Córdoba junto con una delegación del Sistema de Coordinación y Seguimiento de Control Judicial de Unidades Carcelarias, que preside Gustavo Hornos realizó una inspección al Centro Agote. Así, en el informe expresan: “Como consecuencia del procedimiento, se dispuso la clausura judicial del sector donde falleció el adolescente Diego Iván Borja, quién prendió fuego un colchón mientras estaba sancionado dentro de una celda de aislamiento”. Además, afirma el escrito que se constataron “condiciones insalubres de higiene y mantenimiento, así como un “notable” deterioro en la infraestructura”.
Asimismo, verificaron que las instalaciones eléctricas son precarias y peligrosas y observaron la presencia de insectos en diferentes sectores, como por ejemplo cucarachas dentro de una heladera con alimentos.
A la vez, se comprobó que los jóvenes se encontraban dentro de los pabellones, desprovistos de todo estímulo. Los sectores de educación y talleres estaban vacíos, lo que concuerda con el poco tiempo de actividades descripto por las autoridades del Instituto. Según describió la Procuraduría a cargo: “es llamativa la escasez de objetos personales que les son permitidos tener, lo que genera una desconexión con las referencias de su cotidianeidad”.
El equipo realizó varias entrevistas a los chicos detenidos, donde mencionaron en reiteradas oportunidades las dificultades en el acceso a la justicia. Por ejemplo, solamente pueden utilizar el teléfono después de las 18:00, fuera del horario judicial. En las pocas excepciones donde son autorizados a realizar llamadas por la mañana, siempre hay personal de custodia presente, lo que impide la comunicación confidencial con las instancias judiciales responsables de su detención y, por supuesto, la posibilidad de efectuar alguna denuncia.