Se constituyó en una iniciativa sociocultural que disputó el consumo de drogas, ante un escenario de inactividad generalizada donde ese consumo “contribuye a robarle horas a la cárcel”.
Buscó referencias de contención para los jóvenes que todavía debían transitar el encierro por años como para aquellos que estaban próximos a recuperar la libertad.
Instituyó un espacio deportivo que restituyera el derecho humano a la actividad física.
Activó diálogo social mediante intercambios culturales y deportivos con instituciones del afuera.
Trabajó por enfrentar el deterioro físico y simbólico de las personas que son depositadas en las cárceles de la provincia.
Defendió la escuela pública más que sucesivos funcionarios que nunca dijeron presente a la hora de garantizar los accesos.
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