Siguen las torturas

 
Sucedió el pasado lunes 30 de julio aproximadamente a las 12:30, momentos en los que me encontraba en la Alcaidía, esperando que me lleven a rendir el examen final de una de las materias que actualmente curso en la Sede CUSAM sita en la Unidad 48 del mismo Complejo. Fue entonces cuando me dijeron que prepare las cosas porque tenían que trasladarme a la Unidad 47 para ser incluido en el régimen abierto que me otorgó la señora Juez que tiene mi tutela, María del Carmen Rodríguez Melluso, en el mes de mayo del corriente año.
Sin embargo, el personal penitenciario de la Unidad 47 se mostró muy molesto ante mi inclusión a dicho régimen, y cuando llegué al sector de guardia armada a las 13:00 horas, en este horario yo tenía que estar rindiendo el final de la materia., y estuve esperando como una hora y media hasta que llegó el oficial que trabaja en el área de registros de internos. Me tomó los datos personales, y le dije que tenía que rendir un final, el oficial me respondió que ya lo sabía, porque todo ello figuraba en mi legajo, y un médico me hizo un examen físico, luego ambos se retiraron y un alcaide que se encontraba a cargo del área de la guardia armada junto con algunos penitenciarios, uno de ellos con ropa de combate similar a la de “Rambo”, decidieron encerrarme en una de las celdas que están en ese lugar. Les reiteré en todo momento, que ya eran cerca de las tres de la tarde y yo tenía que rendir un final: “no vas a ir a ningún lado, vos no vas hacer lo que quieras, metete allí adentro gato acá mandamos nosotros, vos sos el que haces denuncias, ahora si querés denunciar denuncia”, así dijeron los guardias del SPB mientras me tomaban del cuello y me metían en una pequeña celda, donde me estrangularon repetidas veces hasta el borde de la asfixia. Una vez que terminaron con las torturas, se fueron y me dejaron encerrado, fue entonces cuando comencé a golpear la puerta y el alcaide ya antes mencionado se acercó como negociador, “mira yo te voy a sacar, me voy a pagar la vuelta con vos, pero acá no pasó nada, ¿comprendes lo que te digo? “, le respondí que sí, que lo entendía, pero que me dejara ir rendir el final, abrió la puerta y pude partir con rumbo a la Universidad.
Finalmente pude rendir el examen, eran las cinco y media de la tarde, desde la Sede me comuniqué con el Centro de Estudios Legales y Sociales CELS, les conté todo lo sucedido y ellos se encargaron de comunicar a los funcionarios correspondientes. Volví a la Unidad 47 y me metieron en buzones, pabellón de castigo aislamiento denominado “SAC”, ahí permanecí hasta el día siguiente martes 31. Eran cerca de las nueve de la mañana del día martes cuando los jefes del penal recorrían los buzones y les comuniqué tenía que ir nuevamente a rendir otro examen final, y me llevaron al área de sanidad para que una doctora me viera las marcas en mi cuello, anotó en un papel y me dijeron que prepare mis cosas porque me iban a incluir en el régimen abierto. Salí de los buzones con mis pertenencias firmé el acta para ingresar al régimen de “Casas por Cárceles”, en ese momento fui interceptado por el alcaide que estaba a cargo el día anterior en la guardia armada, me metió en una oficina con otro oficial y comenzaron a decirme, “mirá, vamos a hacer un acta como que vos te golpeaste el cuello, que tuviste un accidente, pero si vos no nos firmas el acta te vamos a tener que escribir una sanción disciplinaria informando a tu Juzgado que vos faltaste el respeto al personal, te cortamos el régimen abierto y el estudio”, así lo manifestaron los oficiales negociadores. Les respondí que escriban lo que ellos quieran, que yo no le falté el respeto a nadie, y si querían mandar el informe a Juzgado que lo hagan, y que la Justicia determine lo es justo y lo es injusto, lo que está bien y lo que está mal, cuando salí de esa oficina les comenté a otros oficiales que se encontraban en el lugar la propuesta que los funcionarios públicos me habían hecho, “no te preocupes, no le des importancia, vamos que te llevo al régimen abierto”, me contestó uno de los oficiales.
Dejé mis pertenencias en la “Casita” N°2 y partí con rumbo a la Sede CUSAM a rendir el examen final, estaba en el Centro de Estudiantes Universitarios “Azucena Villaflor” repasando la materia con mis compañeros, cuando llego el procurador y me llevó a su oficina sita en la unidad 48, diciéndome que la UFI N° l de San Martín que investiga la Mega causa del Complejo Conurbano Norte, venia en camino con un médico forense, el señor procurador comunicó mi situación a la señora Juez que tiene mi tutela, María del Carmen Rodríguez Melluso, y a varios funcionarios más: cuando llegó la gente de la Fiscalía pude coméntales todo lo hasta aquí expuesto, y también ratificar la denuncia pública que realicé cuando un guardia borracho intentó darme un tiro con su pistola reglamentaria; el día del penitenciario.
Jesús Cabral