Seguimos en lucha, con nuestras convicciones, firmes y en pie, somos mujeres en lucha, para que nuestros Derechos dejen de ser vulnerados; mujeres en contexto de encierro, madres, hijas, hermanas, jefas de familia, con proyectos, ávidas de un futuro con trabajo y dejar atrás la realidad que hoy vivimos, solo en forma circunstancial, dentro de un sistema hostil, decadente y escaso de herramientas de reinserción social donde la justicia que nos privó de nuestra libertad ambulatoria omite la lesividad del estado actual de las cárceles argentinas.
Hoy vemos grandes avances en los Derechos y la Integridad de la Mujer frente a la sociedad, pero del otro lado de los muros de las cárceles que alojan mujeres, nuestros Derechos siguen siendo vulnerados, somos doblemente condenadas: penal y socialmente, ¿será que por ser mujeres no debíamos tener contingencia alguna en nuestra vida y menos tener equivocaciones?
En los años que llevo privada de mi libertad ambulatoria he conocido cientos de mujeres: mis compañeras. He compartido momentos difíciles, otros de alegría como el nacimiento de mi hijo y el de otros tantos niños/as, momentos muy duros como la externación de mi bebé para alejarlo de la cárcel porque sus derechos no debían seguir siendo vulnerados y, a pesar de ésta difícil pero a mi entender sensata decisión, la Justicia sigue vulnerando uno Derecho fundamental: El AMOR, el vínculo Madre-Hijo; yo como tantas compañeras dentro del sistema penitenciario bonaerense reclamamos que se respeten nuestros derechos y el de nuestros hijos que se encuentran dentro y fuera de la cárcel, el debido proceso, que se tenga en cuenta la lesividad de las medidas cautelares, que se nos otorguen las morigeraciones, ya que no son un beneficio sino un derecho, queremos estudiar, capacitarnos, trabajar durante el tiempo en detención y luego de recuperar la libertad que se respete el cupo laboral para ex detenidos/as. A nivel social necesitamos la creación de redes de contención para evitar la reincidencia. La sociedad debe saber lo que pasa dentro de las cárceles, la presencia civil es la mejor herramienta para resocializar a una persona en contexto de encierro.
Cada una de nosotras reconoce su historia tanto con aciertos y errores quedando algo de manifiesto: A pesar del trato recibido miramos para adelante, va a ser imposible olvidar lo vivido pero lo vamos a superar porque somos mujeres en lucha y nada nos va a quebrantar!