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El argumento con que se pretende encubrir estos nefastos designios y sucesos es el de la necesidad estatal de confrontar militarmente con las fuerzas del denominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
En ese contexto, una de las dirigentes de esa organización, la mencionada Carmen Villalba, se encontraba recluida en el mencionado penal cuando, a pocos días de asumido el gobierno, fue objeto de un montaje de las fuerzas policiales que seguramente hubiera terminado en un nuevo caso de aplicación de la infame “ley de fugas” que tantos antecedentes registra en nuestra región; montaje que fue desbaratado por la valerosa actitud tanto de sus compañeras de militancia y prisión como de la mayoría del resto de las detenidas y que quedó confirmado como tal por las propias declaraciones de distintas autoridades.
Sin embargo, inmediatamente, en horas de la madrugada, Carmen fue trasladada a un cuartel de las fuerzas de asalto de la policía, donde permanece hasta hoy como única detenida y en calidad de rehén,
Por lo demás, en la vida cotidiana del resto de las presas del Buen Pastor comenzaron a aparecer señales concretas de las represalias a las que las expuso su solidaridad y afecto para con Carmen.
El poder judicial paraguayo, en consonancia con las prácticas invariables que lo definen y califican, convalidó y encubrió el accionar que describimos, cuando no lo ejecutó en propia mano.
Nuestra Gremial de Abogados, como lo viene haciendo desde hace años con el conjunto de los presos y perseguidos políticos de la querida Paraguay, en la medida de nuestras posibilidades, se puso a disposición de las colegas y compañeras defensoras de Carmen.
Con ellas, conjuntamente, actuando la Dra. Verónica Heredia en nuestra representación, nos dirigimos a la CIDH solicitando que esta exija al Estado paraguayo la implementación de medidas cautelares urgentes que garanticen vida e integridad de todas las involucradas, especialmente de Carmen Villalba, la que, además, debe ser reintegrada a su lugar de detención.
Debemos hacer aquí un párrafo aparte para mencionar el trato vejatorio, brutal y cobarde que recibiera por parte de la Policía Nacional paraguaya, la abogada defensora Daisy Irala, ejemplo admirable para nuestra profesión, cuando se presentó en el cuartel a exigir ver a su defendida.
La acción de la CIDH que ahora se ha obtenido, resulta un pequeño avance jurídico en esa desigual confrontación. Queda mucho por hacer y redoblar la solidaridad resulta imprescindible.
Pero, pase lo que pase, aquellos que detentan el poder en esta desdichada tierra guaraní ya han sido derrotados. Golpeadas, amenazadas, vejadas, este valeroso puñado de mujeres se yergue invicto. La altivez y la entereza de Carmen Villalba, la fortaleza militante de sus compañeras, el sencillo y solidario coraje de las anónimas presas del Buen Pastor, la integridad profesional y personal de las admirables abogadas Daisy y Myrian, nos retrotraen a aquellas otras mujeres que, sobreponiéndose a la triple infamia de la traición fratricida, reinventaron desde la cenizas ese Paraguay campesino, humilde y bravío, que nunca, nunca, se entrega.
Vaya desde la Gremial nuestro reconocimiento y nuestro compromiso.
GREMIAL DE ABOGADOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA