“Una muerte cada 37 horas”

El fiscal se refirió a las malas condiciones que se viven en las cárceles del país donde abundan las muertes violentas que pueden ser ocasionadas “tanto por peleas entre los mismos internos, o a mano de los efectivos”. Asimismo se refiere a un escenario preocupante: “Una de las prácticas que vemos vigente es tercerizar la violencia en el sistema penitenciario; es decir, mezclan a personas incompatibles en los pabellones, sin posibilidad de auxilio, y no tarda en aparecer una persona con heridas. Esto es un accionar común de violencia por parte de la propia fuerza”. Lo cierto es que las cifras de la Procuvin indican que, en promedio, cada 37 horas muere una persona dentro de la cárcel y se trata de cifras que se vienen sosteniendo desde 2013.

“Estas muertes no están evidenciadas con la gravedad que implican. Nuestro trabajo es investigar y determinar quiénes son los responsables y esto lo hacemos no sólo pidiendo testimonios de lo ocurrido, sino también yendo al lugar de los hechos a conocer las condiciones de encierro”.

Sistema penal cruel

Consultado sobre el debate que gira en torno al endurecimiento de penas, el fiscal sostuvo que “el sistema penal más cruel no podría ser. Una persona que es detenida ya sabe que será golpeada, privada de todos sus derechos, de la salud, la educación, sabe que va a pasar hambre, que va a ser atormentada, amenazada, coaccionada, que va a estar sujeta a una violencia institucional constante y no va a tener ningún tipo de acceso a la justicia”.
El fiscal pinta de esta forma una realidad grave: personas que mueren por falta de atención médica, hambre o a causa de hechos de violencia, son moneda corriente en el escenario del sistema penitenciario. Sobre la posibilidad de llegar a determinar y enjuiciar a los responsables de estas muertes, Córdoba advierte que “se logra juzgar a las fuerzas en la menor cantidad de los casos. Existe una impunidad altísima e incluso se criminaliza a la víctima”. Ejemplo de esto es, explica el fiscal, uno de los accionares más comunes en los lugares de encierro donde los reclusos muchas veces son llevados a situaciones extremas de incomunicación, condiciones inhumanas de higiene o falta de alimento, por lo cual frente a esto,como una forma de protesta, “encienden fuego utilizando los colchones y eso lleva a que se les inicien procesos penales donde se lo imputa por dañar los bienes del Estado”.
Fuente: Sabrina Santopinto/Grupo Crónica