“Uno está preparado para enterrar a los padres, no a los hijos”

Uno está preparado en ésta vida para enterrar a los padres, no a los hijos. Eso es una de las tantas situaciones que todavía no he podido comprender, pensando en las últimas palabras que nos dijimos, haciendo mucha memoria porque fue hace tanto tiempo, las encontré atiborradas en lo profundo de mi ser.

-Papá tengo miedo, me van a matar.

-Hijo, no te preocupes, yo estoy haciendo todo para que vengas a Mar del Plata, Feliz Día Del Amigo, mañana ya vas a estar sano y salvo.

Ansioso esa fría mañana del 21 de Julio del 2004 fui al juzgado de garantías; donde me esperaba la trágica noticia, un empleado del juzgado me brindo la información más dolorosa de toda mi vida.

-¿No te llamaron del penal? Me preguntó.

-No, responde, el corazón ya se me saltaba del pecho.

– Tu hijo está muerto- sentenció.

No puedo expresar con palabras lo que me ocurrió, la desprotección judicial que sentí, porque las acciones finales antes fueron amenazas, venían hace mucho tiempo, pero carecían de veracidad porque mi hijo era un preso, con sus derechos diezmados, privado de su libertad, pero no de sus ideales y convicciones; esos valores que son lo único que me han quedado de él, junto a su ropa que me entregaron en una bolsa de consorcio. El único consuelo que llevo conmigo en estos once años de lucha es la sed de justicia; el saber que muchos al igual que yo creen que a mi hijo lo mataron. Si tenemos suerte este año iremos a juicio por Homicidio Culposo y Mal Desempeño en los Deberes de Funcionario Público, dependiendo de la buena voluntad del Juzgado Correccional N 2 de Quilmes.

Hijo: Descansaras en paz cuando podamos hacer justicia y no sigan “suicidando” a los pibes valientes que como vos denunciaron la corrupción de un sistema que debía cuidarte, no asesinarte. Muchas Gracias por acompañarme en esta lucha, principalmente a la Comisión Provincial por la Memoria, mis patrocinantes en esta dura batalla.