(Por Marion Saint Ybars, dese París/APL) Los separatistas ganaron las elecciones el domingo pero, gracias a su avance dentro del separatismo, los republicanos y anticapitalistas pudieron ampliar esa franja hacia la izquierda. Los varios ganadores obtuvieron mucho y los pocos derrotados perdieron en grande. Tras las elecciones al parlamento autonómico, los catalanes se despertaron el lunes por la mañana ante un paisaje idéntico y diferente. Llegados a la cabeza en número de votos, los socialistas (PSC) pudieron felicitarse por haber aplastado a formaciones de derecha como Ciudadanos (Cs) – en fase de Colapso total después de haber sido el primer partido en esta asamblea – y el Partido Popular (PP).
Los Republicanos de Izquierda (ERC), partidarios de la independencia, están a la par en escaños con los socialistas en el Parlamento de Barcelona pero, además se imponen a Juntos por Cataluña (JxC) que es la derecha a favor de la secesión que, encabezada desde Bruselas por el ex presidente del ejecutivo exiliado Carles Puigdemont, dominó hasta entonces su coalición de gobierno.
Los anticapitalistas independentistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) también tienen algo que celebrar: tienen más del doble de diputados y serán indispensables en cualquier coalición independentista. La izquierda comunista, ecologista y municipalista de En Comu Podem (ECP), versión catalana de Unidas Podemos que, hostil a las declaraciones unilaterales de independencia pero también a la represión de la expresión democrática, se ha mantenido durante años en la línea de la cresta, no desmerece manteniendo su número de diputados.
Por último, los neofascistas de Vox no dudan en celebrar su entrada, con pocos diputados -pero el símbolo está ahí- por primera vez en el Parlament catalán. Tercera fuerza política en el congreso de diputados de Madrid, la formación de extrema derecha Vox consiguió entrar en el Parlamento catalán e incluso convertirse en el cuarto grupo con 11 diputados, muy por detrás de los dos grupos independentistas (ERC y JxC) y los socialistas (PSC) pero por delante de partidos de derecha como Ciudadanos (6 diputados) y PP (3 diputados) que le habían allanado el camino durante años. La extrema derecha desvió a su electorado destacando su “orgullo” nacionalista español con referencias a menudo fuertes al franquismo, mientras que también arremetió contra una «islamización» de Cataluña.
La derecha antiindependencia estará más marginada que nunca en Cataluña.
El lado de izquierda tiene la intención de reconstruir su coalición con JxC y CUP pero el ERC sugiere agregar En Comu Podem al equipo. Oriol Junqueras, uno de sus dirigentes que ocupa actualmente el cargo tras el referéndum organizado unilateralmente por los separatistas catalanes en octubre de 2018, abre un poco el campo: “Hay una gran mayoría independentista y de izquierda. Los ciudadanos catalanes quieren acuerdos de gobierno amplios. Para nosotros esto es un motivo de celebración, no somos un partido de identidad, estamos preparados para gobernar junto a partidos con los que compartimos objetivos, y uno de ellos es la República Catalana. » Nada está escrito de antemano, claro, pero esta vez más allá de sus divisiones, la izquierda catalana tiene casi todas las cartas en la mano.