Talibanes y recursos económicos: impuestos, donaciones de países extranjeros y narcotráfico

(Por Marion Saint Ybars, desde París/APL) Durante las últimas dos décadas, Estados Unidos ha invertido billones de dólares en Afganistán para expulsar a los talibanes. Este colosal esfuerzo financiero terminó en un fiasco total. ¿Quiénes son los talibanes? En la década de 1980, millones de jóvenes afganos fueron educados en universidades coránicas fundadas por el partido islamista paquistaní en el sur del país. De ahí el nombre «talibán», “talebo” que designa a un estudiante de teología en pashtun. Entonces los talibanes son “estudiantes” o “investigadores” que forman el Emirato Islámico de Afganistán desde 2021 y también durante un período entre 1996 y 2001. Es un movimiento fundamentalista islamista armado que trabaja en Afganistán y Pakistán desde octubre de 1994.

La guerra en Afganistán no era solo llevada adelante por las milicias talibanes, también por Al-Qaida o ISIS y otras de las muchas bandas armadas que, en el caos, intentaban establecer su ley.

Afganistán ocupa una posición estratégica entre Asia Central y Asia Meridional, dentro de una región rica en petróleo y gas natural. El estado afgano se ha enfrentado históricamente a las aspiraciones independentistas de varios grupos étnicos residentes en su territorio, especialmente los pashtunes y, en menor medida, los baluchis.

Es, entre otras, las razones por las que Afganistán siempre ha sido escenario de injerencias externas provenientes del Reino Unido, de la Unión Soviética luego de Rusia, Estados Unidos, Irán, Arabia Saudita, India, Pakistán.

Durante el último milenio, Afganistán nunca ha aceptado una administración extranjera. La Compañía Inglesa de las Indias Orientales, por ejemplo, intenta establecer su protectorado sobre Afganistán en el que ve una amenaza para su colonia india. Esto le valió a los ingleses una de las derrotas más crueles de su historia con el exterminio de todo un ejército. Afganistán siempre derrotó a quienes intentaron ocuparlo o someterlo.

Este país de Asia Central (650.000 km2), dos veces la provincia de Buenos Aires, está rodeado de montañas con un clima muy caluroso en verano y muy frío en invierno. Está poblado principalmente por pastores nómadas y hay alrededor de quince idiomas y culturas, siendo el idioma pashtún el dominante.

Cuando las facciones en guerra en Afganistán dejaron de recibir ayuda militar y financiera, principalmente de los rusos a fines de la década del 80 y luego de los estadounidenses, el control del comercio se volvió esencial.

Esto incluyó en particular la economía de las drogas que se desarrolló masivamente desde principios de la década de 1990 hasta la actualidad, genera alrededor de $ 2 mil millones en ventas, una cantidad que representa el 10% del PIB nacional. Según estimaciones, entre 4 y 5 millones de personas (de una población total de alrededor de 25 millones en ese momento) estaban involucradas en la industria en la década de 2000.

Por lo tanto, los talibanes controlan ahora gran parte de la economía afgana, incluida la producción de amapola y las rutas de tráfico de drogas. Según la última encuesta de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el área de tierra afgana utilizada para el cultivo de amapola aumentó en un 37% en 2020.

Se prevé que esta tendencia continúe hoy, ya que los impulsores estructurales de la economía del opio (conflicto armado, gobiernos débiles y pobreza generalizada) tienen un gran peso. Tanto en el campo como en las ciudades fronterizas, la economía del opio es de hecho un importante sustento para los afganos muchos de los cuales ya estaban atravesando una crisis humanitaria.

Con la victoria de los talibanes, es poco probable que la economía de las drogas se desacelere. Ciertamente, los combatientes islamistas que habían prohibido el cultivo de amapola en 2001 unos meses antes de la intervención estadounidense, siguen oponiéndose oficialmente a las drogas ilícitas pero los motores subyacentes siguen siendo demasiado poderosos y la ganancia financiera inesperada demasiado importante. Como resultado, se espera que el conflicto actual ayude a impulsar el mercado mundial de heroína, casi el 90% del cual se produce en Afganistán.

La cara bella de la moneda: tras su regreso al poder en Afganistán, los talibanes buscan darse una imagen más consensuada a través de videos o comunicados de prensa. Esta vez los talibanes han recurrido a las redes sociales para difundir imágenes de su poder. El objetivo: dar un rostro humano a la teocracia fundamentalista que se prepara para extenderse por Afganistán.

¿Quién esperaba ver, en el momento de la captura de Kabul y mientras miles de afganos buscaban huir de la ciudad, los talibanes todo sonrisas, kalashnikovs o lanzacohetes colgados al hombro practicando deportes o conduciendo autitos chocadores? Esas imágenes fueron filmadas por un periodista de Reuters con sede en Kabul y se difundieron ampliamente en las redes sociales, lo que casi les dio a los rebeldes islamistas una imagen de buen carácter y buena onda.

Pero detrás de la pantalla se esconde un objetivo claro: imponer un régimen riguroso sin alienar a la opinión internacional.