Un ladrón de tierras, amigo del papa Francisco, fue reelegido al frente de la Iglesia Católica, Apostólica, Pedofílica y Romana

(Por Oscar Castelnovo/ APL) Monseñor Oscar Ojea fue reelegido por sus pares , días atrás, para continuar en la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), máxima autoridad de la Iglesia Católica en la Argentina. Como se sabe, Ojea es también titular del obispado de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Singularmente, este obispado es dueño de las tierras ubicadas en Bariloche, como parte del lago Nahuel Huapi  (isla del tigre, en mapudungun) y posesiones renombradas como Villa Mascardi. ¿Cómo desde San Isidro alguien puede ser propietario de aguas y tierras tan lejanas? Luego del genocidio de Julio Argentino Roca sobre la Nación Mapuche, todavía llamado Campaña del Desierto, éste general y el perito Moreno, entre otros, las obsequiaron al obispado de San Isidro.

El papa Francisco y su amigo Ojea, podrían arrepentirse y devolver el territorio despojado al pueblo mapuche.  No solo no lo hicieron sino que se mantienen por las vías jurídicas y fácticas en la usurpación que sucedió a las violaciones de mujeres y a la  matanza de miles de seres humanos.

El 5° Mandamiento: «No matarás» fue ignorado con empeños por Roca y todos los sucesores políticos y eclesiásticos. El 7° Mandamiento: «No robarás», corrió la misma suerte. E, igualmente, sucedió con el 8° Mandamiento: «No darás falso testimonio ni mentirás»; con el  9° «No consentirás pensamientos ni deseos impuros», con violaciones masivas a mujeres y nenas mapuche y con el 10°: «No codiciarás bienes ajenos».

El conjunto de obispos de la CEA bendijo con el nuevo nombramiento de Ojea las aberraciones, del pasado y del presente, de la jerarquía eclesiástica y del estado genocida argentino.  

No causa asombro, aunque sí, expande la repugnancia