(Por Kuña Mbarete/APL) Este 19 de noviembre la familia de Nino Largeri por fin pudo lograr lo que el juez Alegre Eduardo se negó a hacer durante estos seis años: incluir el homicidio en la investigación. La imputación a los policías hasta el momento era solo por vejámenes y desaparición forzada, pero a partir de este logro de «la lucha y la organización», como señala Anahí Andrade, hermana de Nino, los imputados deberán responder por su asesinato.
Familiares y amigos víctimas de gatillo fácil, de causas armadas y de la represión estatal en todas sus formas se dieron cita este 19 de noviembre en la fiscalía de la ciudad de Monte Caseros ¿El motivo? Solicitar la reapertura del caso de Nino Largeri, asesinado el 14 de agosto de 2015, pero esta vez como lo que fue: un homicidio. En el que serán investigados los policías Ramón Goin, Roberto Aguirre, Cristian Ibalo y Walter García.
Muchas fueron las emociones que se mezclaron durante la jornada, como lo manifestó Sandra Gómez (mamá de Omar Cigarán asesinado por la policía) quien viajo desde la ciudad de La Plata, Buenos Aires. Ella dijo «yo como mamá no quiero ver más un pibe en una remera, quiero que se termine con esto de matarlos. Para mí no es violencia institucional, para mí es represión estatal».
POCA JUSTICIA, MUCHA IMPUNIDAD
La mamá de Ezequiel García (Manchita), asesinado por el servicio penitenciario de la Unidad 6 de Corrientes Capital se acercó también a acompañar el pedido de la familia de Nino, y comentó sobre la impunidad que tienen los asesinos cuando trabajan para las fuerzas de represión. Ella dijo «me parece que es injusto que nosotros tengamos que venir a pedir justicia, cuando hay pruebas que fueron ellos, pero están libres. A mi hijo lo detuvieron por algo que no hizo en la unidad 6. Ahí lo esposaron de pies y manos y lo golpearon hasta la muerte. Mi hijo por algo que no hizo estuvo casi un año, y ellos que lo asesinaron brutalmente están libres»
Relatos como el de la mamá de «Manchita» se repiten en varios familiares. Es decir, dónde la Justicia no actúa, no investiga. Aún con testigos, videos de cámaras de seguridad, etc, etc , hay cientos de casos dónde la impunidad del policía, del gendarme, del servicio penitenciario es la moneda corriente mientras los familiares imprimen la cara de sus seres queridos en remeras para exigir justicia.
«NO ES SOLO POR NUESTROS PIBES»
Si hay algo que caracteriza a aquellos y aquellas que piden justicia por un familiar víctima de las fuerzas represivas; es que saben que no van a volver, y aún así deciden hacerlo para que no haya más pibes, más gurises asesinados. Cómo dice el abogado Hermindo González, «a Nino Langeri lo mataron y no existe y nunca existió un expediente que investigue esa muerte. Claro porque Nino era del sector de los pibes que en los barrios están en el bolillero y que son carne de cañón del sistema»
Ellxs están en riesgo, las muertes de Lautaro Rose de 18 años de Corrientes Capital y Lucas González de 17 años en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, muestran y demuestran que no son casos aislados, sino un modo de operar hacía lxs pibes pobres, de barrios periféricos y ,más aún, si son racializados.
SOBRE EL CASO
Nino Langeri fue secuestrado de la casa de un amigo por la policía de Monte Caseros el 14 de agosto de 2015, cuando tenía 23 años. Antes de eso le había dicho a su hermana que se iba a ir a vivir a Buenos Aires porque la policía lo quería matar.
El 15 a las 5:30 apareció en la citrícola Piloni. José Soto, el cuidador del campo, recuerda qué se encontraba desorientado y malherido, a lo qué Nino le dijo «Me golpearon todo», «Pero me dijeron que la próxima me van a matar, qué me agarran la próxima y me van a matar».
La Citrícola está a 15km de la ciudad, por lo qué Nino comenzó a caminar y se cruza con un vehículo del ejército, los cuales reconocieron qué estaba golpeado. Otro testigo del vehículo dice qué luego le avisarán a un móvil de la policía de Monte Caseros de lo ocurrido. En ese móvil iba Ibalo (uno de los policías imputados). Este dijo saber quién era y qué iban hacia allí.
El 30 de agosto apareció flotando en el río Miriñay Nino Langeri con el cuerpo todo golpeado. Su hermana, Anahí Andrade, encabezaría entonces una lucha empecinada por la verdad, el castigo y el fin de la matanza. Por Nino y por todxs.