“Como duele el chamamé que suena entre las cenizas de la enrramada”

(Por Kuña Mbarete/APL) Diferentes organizaciones, bomberos voluntarios y diversas  personas se darán cita este domingo 23 de enero a las 20hs en el Anfiteatro Cocomarola en la Capital de Corrientes, lugar donde se lleva adelante el ostentoso y costoso “Festival del Chamamé” para, ante la nula acción estatal por una problemática qué año a año se agrava, exigir que:

“-La Dirección de Recursos Forestales cumpla con la Ley provincial N°5590 de Manejo del Fuego: -Los bomberos cuenten con las herramientas necesarias para realizar sus tareas. -La formación de un Comité de Crisis con participación de las organizaciones socioambientales y bomberos voluntarios

-Se dé prioridad a los ambientes naturales: pastizales, montes y humedales”

#CORRIENTES ARDE

Con esta consigna es que este domingo se invita a una manifestación para  interpelar a quienes asistan al festival. ¿Por qué allí? Porque la  “fiesta del chamamé” reúne a diversos artistas de renombre regional, nacional y también internacional, ya que es considerada un evento enmarcado en las relaciones del Mercosur. Sus noches mueven muchísimo dinero, tanto por las entradas como por los montos que cobran algunos artistas, los cuales trascendió hace semanas, alcanza en algunos casos el medio millón de pesos.

¿Cuál es el problema de qué se dispongan de millones de pesos para su realización? Ninguno si no fuese porque la provincia, literalmente, se prende fuego. Decenas de veces en el día a día las sirenas de los bomberos voluntarios de toda la provincia se hacen escuchar para apagar algún incendio en las plantaciones de eucalipto o pino; o bien para apagar las llamas que consumen a gran velocidad los montes nativos y/o pastizales. Todas estas tareas absorben una importante cantidad de recursos humanos y materiales de los cuarteles de bomberos que se sostienen a base de donaciones. Es decir, el fuego no está avanzando gracias a la tarea que realizan los bomberos y la solidaridad, no de una política de Estado.

El ejemplo más evidente de esto fue lo ocurrido en Yapeyú, al este de la provincia, sobre el Río Uruguay, cuando el 11 de enero pasado, a raíz de un incendio forestal sobre una plantación, el bombero José Luis Mombaj, de 38 años, se dirigía hacia allí y tuvo un accidente en la Ruta Nacional Nº122, en el kilómetro 5, perdiendo la vida. Sus compañeros, días después manifestaron que ya no acudirán a incendios en forestaciones, sino solo a salvar casas o personas, o cuando dichas plantaciones se encuentren cerca de viviendas. Esta decisión fue tomada después de ver cómo tras la muerte de su compañero no se comunicaron desde la forestal, la cual debería tener una cuadrilla propia, pagada con sus recursos y no absorber los de los bomberos voluntarios.

En el otro extremo de la provincia la situación no es muy diferente. En Saladas, casi 100 km al sur de la Capital Correntina los bomberos señalan que todos los días deben enfrentarse a los incendios que se dan en los aserraderos (lugar donde se hace el primer corte, que genera aserrín y otros restos de madera). Esto lo realizan con las donaciones tanto de frutas, agua como en efectivo a partir de cuentas destinadas para ello. En cuanto al Estado señalan que “tiene que estar presente, ver en qué estado nos encontramos trabajando, los cuarteles, las autobombas, los recursos, toda la situación de cada bombero, creo que la última asistencia que tuvimos del Estado fue hace 10 años, tiene que involucrarse para darnos las herramientas necesarias para salir a combatir el fuego”.

Por este motivo, y ante la falta constante del Estado, también en la convocatoria a manifestarse en el Anfiteatro Cocomarola se recibirán donaciones para  los Bomberos Voluntarios: alimentos (picadillo, galletitas), analgésicos, caramelos, agua y bebidas energizantes.

Desde el norte de la provinciala, la comunidad guaraní Ka’avyty de la Isla Apipé Chico e isla aledañas (Isla Paloma, San Martín, Rivadavia, Sarmiento e Isla Porvenir) perteneciente al departamento de Ituzaingó manifestaron que todas estas islas están conformadas y rodeadas de monte nativo, el cual es deforestado por personas ajenas a las islas, que desconocen de la problemática. A su vez, las quemas se dieron en un lugar emblemático llamado Estero Guazú, el cual nace en la punta de la Isla Apipe Chico. Este lugar está habitado por ancianos de la comunidad qué tienen más de 90 años, como es el caso de Don Bernabé Díaz (92 años). Por otro lado, un incendio cercano a la comunidad se dio en la Isla Verde, donde ya hace 15 días que se está quemando.

Este tipo de quemas a monte nativo o pastizal son los que menos recursos movilizan desde el Estado provincial que este jueves 20 de enero anunció, a través del Ministro de Producción, Claudio Anselmo, que la Provincia declarará la emergencia por los incendios. Esto surge tras haberse quemado 6.000 mil hectáreas de bosques implantados  en el último mes. Es decir, las acciones son tomadas por intereses económicos que se ven afectados por las quemas en las plantaciones, no porque se queme el monte. Por tal motivo, la medida fue anunciada desde el Ministerio de Producción.

Muestra de este desinterés ante los ambientes naturales fue la casi destrucción total que sufrió El Parque Nacional San Cayetano, a 20 km al sur de la Ciudad de Corrientes, en 2020. Allí los recursos del estado no se movilizaron a través de un ministro anunciando una situación de emergencia. La ausencia estatal se evidencia en una postura política que prioriza la plantación implantada de pino, por sobre el pastizal. Como también prioriza el Chamamé, por sobre el fuego.