(Kuña Mbarete/APL) Los reiterados casos de violencia gineco-obstétrica a mujeres Wichí en el Hospital Juan Domingo Perón, como también los relacionados al abandono neonatal-pediátrico de niños del mismo pueblo-nación indígena ponen en estado de alerta sobre la situación que deben atravesar aquellas personas que se atienden en el sistema de salud de la provincia. La muerte de Aldana Quico, la negación de realizarle una cesárea a Érica Sánchez en el mismo Hospital; junto con el fallecimiento de dos bebés Wichí, uno el martes y otro este 19 de enero, revelan la desidia institucional del sistema de salud hacia las poblaciones indígenas.
SER NIÑX WICHÍ
Un bebé de 11 meses falleció este martes 18, mientras que un día después murió otro de 9 meses. Ambos con el mismo cuadro: diarrea, vómito y deshidratación. Y, los dos también, con el mismo trato por parte de los centros de salud; maltrato, desinformación, traslados tardíos.
Leonardo Pérez, es el bebe fallecido este martes. Había sido trasladado desde la comunidad La Puntana, en el municipio de Santa Victoria Este, hacia la ciudad de Tartagal. En específico al mencionado hospital Juan Domingo Perón , para luego ser trasladado al hospital Materno Infantil de la Capital Provincial. Allí le informaron a su madre, Delma Solís, que tenía covid, pero en diálogo con Página 12 su abuelo, el niyat (cacique) Pablo Solís, mencionó que el niño ya tenía sepsis.
Todo el procedimiento sanitario está cargado por la estigmatización racista, el menospreció, la culpabilización y hasta la crueldad sin límites, que cuesta imaginar que esto pueda ser llevado adelante en otros contextos, sin población indígena.
En su corta vida, Leonardo, atravesó la violencia del sistema de salud que señaló a su madre de darle “yuyos” culpándola y haciéndola responsable de una situación qué responde más al empobrecimiento al que fue llevada la comunidad qué al uso de medicina ancestral.
Previo a su última internación había pasado unos días en el hospital y antes de darle el alta le colocaron 4 vacunas de las cuales en ningún momento se le notificó a la madre lo que se le había puesto. Esto viola todo derecho de Delma de estar informada sobre los procedimientos médicos que se realicen sobre su hijo. Por otro lado, la crueldad de hacerla ver como lo “desconectaban” y así, su hijito dejaba de vivir, responde a una práctica de ensañamiento hacia las hermanas wichi que roza la tortura.
Más allá de todo esto, ninguna de las tres instituciones logró nutrir ni hidratar a Leonardo, solo lo llevaron al extremo de qué apenas pudiera respirar.
GESTAR COMO MUJER WICHÍ
Dos casos se sucedieron en estos días que hacen referencia a la violencia gineco-obstétrica sobre mujeres indígenas. El primer caso corresponde a Aldana Quico (18 años), quien estaba embarazada y el miércoles 12 de enero llegó al Hospital de Tartagal desde la misma comunidad de Leonardo, es decir, en Santa Victoria Este. “Aldana vivía a 45 kilómetros de un hospital, donde solo hay un puesto sanitario, en el que atienden unos auxiliares de enfermería, donde no hay ambulancia, y los medios de comunicación son obsoletos. Si tenemos suerte a veces utilizamos un servicio de whatsapp de Bolivia porque estamos cerca de la frontera”, manifestaba un referente de la comunidad a la que pertenecía Aldana.
Ella había ingresado al Hospital con dolores, los cuales señaló su madre Enriqueta, se escuchaban desde afuera. Sin embargo, nadie en el hospital la atendió, ni le practicaron la cesárea para retirarle el feto muerto que tenía adentro. Por lo tanto, luego de 12 horas de agonizar a los gritos ante la indiferencia del personal del Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, ella sucumbió.
Hasta ahora la dinámica es la misma, discriminación, violencias múltiples y muerte de personas wichí. Esperemos no ocurra lo mismo con Érica Sánchez (20 años) a quien no quieren realizarle una cesárea en el mencionado hospital de Tartagal. Su madre Marcela Calermo, es docente bilingüe y referente indígena, y es ella quien informa que Érica se encuentra cursando más de 9 meses de embarazo, siendo su fecha de parto el 17 de enero pasado. Sin embargo, no la quieren internar aun sabiendo que su anterior parto fue riesgoso, por lo que casi pierde la vida.
La atención también se le es negada, y Marcela refiere no escuchar latidos del bebe. .
EL GENOCIDIO COMO POLÍTICA DE ESTADO
Cuando se menciona el genocidio, es necesario decir que se hace referencia a prácticas que apuntan a destruir a un grupo social, etnico, religioso, etc de la sociedad. Esto no puede ser llevado adelante por cualquiera, sino que es el Estado el que tiene las herramientas para realizarlo. Quien utiliza sus recursos para llevar adelante esto de muy diversas maneras, es decir, no necesita apuntar con armas a hermanxs wichí para hacerlo, puede simplemente realizar otras cosas o dejar de hacer otras tantas para perpetuar un genocidio, que con diferentes matices, lleva más de 500 años.