Sergio era un joven de 19 años, vivía en el barrio Alejandro Gutiérrez, uno de los lugares más humilde de la otrora “ Esmeralda del Sur “ (nombre con que se la llamaba a la ciudad de Venado Tuerto en tiempos de vacas gordas). Trabajaba del albañil junto a su padre Cristian, un grupo familiar perteneciente a los sectores más vulnerables de esta mediana urbe, quien asegura que su hijo “ no era depresivo ni tampoco consumía drogas “, como el fiscal sostuvo en su relato ante la radio AM de mayor alcance regional, LT 29, ya que en vísperas de su asesinato le había entregado todo el dinero de la semana que había trabajado, por lo cual “ si tenía una adicción se hubiera quedado con la plata”.
El domingo 21 de diciembre, a las 23.30 horas, fue detenido por un patrullero en la esquina de su casa tras haber tenido una discusión con otros pibes “ sin llegar a las manos “. Por ende no estaba golpeado en el momento de meterlo en el móvil, al cual subió sin oponer resistencia alguna.
Al siguiente día, temprano en la mañana, un policía llegó hasta la casa de los Loza para pedirles unos datos, ya que el detenido, según éste, “ se los había pasado mal”. Su hermana, más tarde, va hasta la comisaría y allí le informan que “ todavía no lo iban a soltar”.
Cerca de la una de la tarde del lunes 22 de diciembre, un amigo le cuenta a su padre, un hombre de carácter introvertido, que en la Comisaría 14, inaugurada por el gobernador Bonfatti en octubre de 2013, ante los pedidos sistemáticos de la “ gente bien “ y políticos oportunistas del socialismo y el justicialismo, que su hijo se había ahorcado, según la respuesta de un agente de la dependencia policial.
Recién a las 19 horas del día 22, habían pasado 20 horas de la última vez que se lo vio al chico con vida, le dejan ver el cuerpo a su padre, el cual “ presentaba golpes en la cabeza, uno en la cara y tenía las costillas muy hinchadas “. Golpes que fueron certificados por el Defensor General de la Provincia Gabriel Ganón, quien se constituyó en representante legal de la familia Loza. “ Todo es muy sugestivo, nunca se pudo haber ahorcado con esos cordones, pareciera que al chico lo hayan colgado inconsciente o ya sin vida. Vamos a pedir una nueva autopsia porque la que se hizo es muy escueta, lo único que dice es que se ahorcó debido a las marcas que tiene en el cuello “, agregó el funcionario. Con lo que refuerza la teoría de que Sergio fue asesinado estando detenido y producto de una golpiza.
Cabe agregar, que solamente fue apartado el comisario de esta repartición, los demás policías que se llevaron al joven esa noche siguen prestando funciones normalmente.