Próximos al 48 aniversario del golpe genocida es bueno hacer un poco de memoria. Para entender que nos pasó. El porqué de éste presente donde un energúmeno puede imponer la política de los BlackRock y los Greylock. En 1977 Rodolfo Walsh escribió la genial carta que le costó la vida. Decía: «Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.»
La dictadura empresarial-militar instrumentó la represión y el genocidio con el objetivo de imponer un modelo económico-social, esa «miseria planificada» , el modelo del saqueo del trabajo y los recursos naturales al servicio del capital financiero y de la cúpula empresarial. Ese modelo, el del «hambre planificado», que se concretó en los 90 en el gobierno del PJ, es la causa de la tragedia social que nos trajo hasta Milei y que éste viene a profundizarlo.
Ninguna de las «columnas vertebrales» del neoliberalismo, como las calificaba Martínez de Hoz, fue cuestionada seriamente en estos 40 años. Ningún gobierno, «progresista» o neoliberal, investigó la deuda, ni se cuestionó su origen fraudulento, siendo ésta la herramienta fundamental de dominación, sometimiento y saqueo.
Ningún gobierno tocó la estructura del sistema financiero que diseño la dictadura, la reforma financiera de Martinez de Hoz, «columna vertebral» de la fuga de capitales y acumulación financiera.
Ningún gobierno modificó las leyes de inversiones extranjeras, otra columna vertebral del saqueo. Peor aún en el gobierno de Menem se sumaron las leyes mineras entre otras garantías del saqueo de los recursos naturales.
Ningún gobierno cuestionó el monopolio de comercio exterior en manos de multinacionales, como tantas otras políticas de colonización.
Ninguno de los empresarios comprometidos con el genocidio fue condenado por su participación. Por el contrario, han sido los ganadores, los que la juntaron con la pala en estos 40 años, entre ellos Blaquier, Macri y larga lista.
Ningún gobierno permitió la apertura de los archivos de la represión (1974-1983), pedido histórico de los organismos de DDHH para conocer la Verdad.
En estos 40 años este ha sido un verdadero Programa de Estado, más allá de las diferencias y matices en cada gobierno.
Por eso estamos donde estamos. Con una tragedia social que significa el 70% de pibes pobres.
No es casualidad entonces que le perdonen a Vicentin las estafas, pero se reprima y encarcele a los obreros portuarios de Vicentin si reclaman por despidos. No es casualidad que se reprima a pueblos enteros como en Chubut o en Jujuy para servir a las multinacionales mineras. Tampoco lo es que desde marzo del 2022 nos cogobierne del FMI, es decir el cerebro y financista del genocidio.
Parrafo aparte merecen los perversos mecanismos de represión o cooptación de las organizaciones de lucha. Para derrotar las resistencias, los gobiernos han llevado adelante una política de aplastar o domesticar a las organizaciones que los conflictos generan.
Sería bueno hacer Memoria de Verdad como homenaje a los 30.000 y mejor aun, hacerlo con compromiso de mantenernos en la vereda de los 30.000, de los Rodolfos Walsh y no de los falsos criticos del neoliberalismo que con disimulo colaboraron en el «plan de hambre planificado».
Agencia Para la Libertad