(Por Nora Aguirre y Liliana Aguirre/APL) Norma Isabel Páez utiliza la duda como método al igual que el filósofo Descartes. Es una mujer dedicada al psicodrama, nacida en el partido de Moreno, Buenos Aires. Se trata de una profesora de filosofía que llegó a niveles populares del psicodrama para lo cual dedicó mucho tiempo de su vida, los últimos años con gran satisfacción por los resultados. Norma vive con su compañero, sus mascotas y plantas, tiene 2 hijos mayores. Ella define su profesión como “psicodramatista”, donde el empleo del cuerpo es fundamental, las personas representan en grupos y con auditorio, sus dramas interiores a través de las técnicas teatrales en escenas, es terapéutico, modificando sus conflictos interiores que pueden provenir de episodios-escenas pasados o recientes. El alcance máximo de su profesión es el reconocimiento social de los grupos vulnerados con quienes trabaja. “Recuerdo varios episodios, pero uno me marca hasta hoy, siendo yo una niña pequeña -cuenta Norma-, fuimos a visitar unos parientes con mi padre, yo estaba muy bien vestida, Calzaba unos zapatitos Guillermina, antes de entrar se me desprendió un zapatito y mi padre se inclinó para prenderlo y acomodo mis abundantes cejas como un acto de cariño y prolijidad. Hoy, cuando enfrento una situación difícil recuerdo eso y me acomodo la ceja como un recurso y la presencia de mi padre que siempre está en los momentos difíciles”. Luego de una gran carrera que hoy realiza con dedicación y esmero se siente en paz, “es un placer sin obligaciones”, es una persona madura con satisfactorios logros que seguirán por el tiempo que sea. Trabaja en los lugares que la llaman, centros de jubilados, grupos de liberados, organizaciones de adictos, fábricas recuperadas, etc., “con mi propio criterio y libertad”, asevera.
-¿Cómo te acercaste al psicodrama?
-A los 12 años comencé a coordinar grupos. Luego en mi tarea docente trabajé el tema de la corporalidad utilizando recursos del teatro, paralelamente me desarrollé como dramaturga y directora de teatro. Todas esas búsquedas me llevaron a encontrar respuesta en el psicodrama. A los 54 años ingresé a la Escuela de Arte y Psicodrama de Adriana Piterbarg por invitación Graciela de Luca. Entonces descubrí que era eso lo que quería hacer: jugar en grupos, interactuar con otros, coordinar para que todos tengan la posibilidad de cambiar a sí mismo y al mundo.
¿Adónde fuiste dentro y fuera del país?
Participé como en las olimpiadas filosóficas de Tucumán, organizadas por la UNT. En el programa Vientos de Libertad, para personas con consumo problemático. En fábricas recuperadas, fui invitada por la cátedra de didáctica la UBA para dar filoescénica donde se trabajan escenas filosóficas psicodramáticamente, que es de mi invención. También Participé en un congreso Iberoamericano en Brasil, como tallerista.
¿Qué conflictos llevan al psicodrama a las personas?
-En general son conflictos vinculares con sus familiares, personas del entorno, compañeros de trabajo y también conflictos intrapersonales con distintos aspectos de su personalidad.
-¿Qué tendencias políticas te identificaron?
-Fui anarquista en el pasado y luego marxista, cuando conocí a Enrique Dussel, uno de los creadores de la Filosofía de la Liberación. Lo seguí a todos lados. Él planteba leer toda la filosofía desde nuestra América. Se trata de desconolizar nuestras cabezas.
¿Qué anécdota te viene a la mente en este momento?
Entre muchas otras recuerdo que estaba dando clases en un curso que rondaban los 14-15 años, no me prestaban mucha atención, salvo uno. Cuando explicaba que Descartes decía que por una vez en la vida hay que dudar de todo. Entonces él dijo: ¡!¡¡Mire, si a mí que tengo 15 se me caen todas las certezas, no me imagino a su edad!! Yo contesté: “Ya se me cayó todo: el culo, las tetas y las certezas. Así, terminó todo en una gran carcajada general, se caían de las sillas. Y el pibe dijo: ¿profe, miré si pasa una inspectora? No sé cómo vamos a explicar esto. Y le respondí: A ella también se le cayeron cosas”.
Instagran Norma Páez: @filoescénica
(Esta nota fue realizada en la Asociación de Trabajadores Pasivos, con personería jurídica 111/2022 Pro Sindicato de Jubilados)