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(Por Oscar Castelnovo/ Foto: Irene De la Calleja/APL) Precisamente hoy fuimos con los compañerazxs de siempre, Irene y Carlos a merendar con una Madraza de Plaza de Mayo, de 97 años, que hizo de su vida un ejemplo vivo de dignidad. En 1993 ella se fue de la Asociación, pero nunca abandonó la pelea. María del Rosario Cerruti, “la Negra”, es dueña de una lucidez loable y gesticula con bríos cuando habla de madre asturiana, su padre gallego, antifranquista, republicano y comunista. ¿Es una mujer dura? Si, enfrentó a enemigos crueles. ¿Es una mujer tierna? Si, lo expresa, por caso, cuando habla de sus nietxs. ¿Es una mujer orgullosa? Sí. Cuando habla de su hijo Fernando, aún desaparecido por la dictadura cívico-militar-eclesiástica cuyos archivos se negaron abrir todos los gobiernos que le sucedieron para gestionar el capitalismo. Todos. Recuerda que a los 13 años aprendió a bailar el tango y a los 16 iba con su novio a las milongas de Boedo, bajo la mirada atenta de su madre. Vibró con el Troesma Pugliese y Abel Córdoba. Aún la conmueven “Cambalache” y “Yira, Yira”. También Julio Sosa y Carlos Gardel, Se le importan una minúscula hoja de comino hacia dónde va la corriente. Ella halló su cauce y por ahí no pasarán. Su actividad no conoce el descanso y su hospitalidad ignora la pereza. Así, nos recibió con un postre Tiramisú que elaboró con sus propias manos y una bonita sonrisa. Conocimos sus opiniones sobre los tópicos más diversos. Se mantiene informada acerca de todos los temas y muchos le interesan. Aunque ninguno la mueve de su mayor orgullo: ser una madre de Plaza de Mayo y haber peleado con ellas del modo en que se propaló por el planeta. ¿Cómo no enamorarse de una mujer así? ¿Cómo no estrujarla en cada abrazo? ¿Cómo no besar su frente? Y decirle lo mucho que la amamos por todo lo que nos brindó y sigue dando.