Emilia Vassallo, entre el amor y el odio

(Por Oscar Castelnovo/APL) «Paly» Alcorta tomó la teta hasta los cuatro años con enérgica decisión. Cuando su cabecita apenas sobrepasaba le mesa y su madre se sentaba en la silla al llegar de limpiar casas ajenas o cuidar ancianos enfermos, él le levantaba la remera y aferraba el pecho que llevaba a la boca sin esfuerzos. Más tarde, «Paly» supo cuidar a sus hermanas menores y mellizas, Emelyn y Lucía, a quienes despertó, preparó el desayuno, peinó y arregló sus guardapolvos, durante largo tiempo,  para enviarlas a la escuela ya que su padre, Rubén, también trabajaba gran parte del día. Tenía un imán para los amigos que hoy recuerdan su solidaridad. Hay un hecho que lo pinta: En cierta ocasión, su mamá le regaló un chomba muy cara para la época, una «Lacoste», y a los pocos días la vestía un amigo suyo. «Mamá, se la regalé porque él no tenía qué ponerse para el cumple de 15 de su hermana», justificó. «Se la podías haber prestado», replico su madre. «Ya está, mamá, él la necesita más que yo», retrucó «Paly». Por entonces, jugaba de 5 en el club El Porvenir y allí desplegaba su garra futbolera. El joven de 17 años, hincha de River, era desprendido y feliz. Pero, abruptamente, el 18 de mayo de 2013, todo cambió: el policía de la Provincia de Buenos Aires, Diego Ariel Tolaba, experto tirador, lo fusiló en un peaje de Morón de un certero balazo en la cabeza. Pablo «Paly» Alcorta no representaba ningún peligro para nadie. Estaba desarmado. Y no se trató de un hecho aislado. El Gatillo Fácil es una política de estado que cada 20 horas mata un pibx y ensancha el caudal de los ríos de sangre que, junto a otrxs afluentes de vulnerables, desembocan en el océano del Genocidio encubierto, mientras una parte de la sociedad calla o aplaude y otrxs lo combaten. Por eso a Emilia Vassallo la atraviesan el amor y el odio. Por eso Emilia está en lucha y rebeldía a horas del juicio al asesino de su hijo que se realizará los Tribunales de Morón, Colón 151, el 9 y 11 de diciembre a las 9 horas, en el TOC 5 integrado por los jueces Julia De La Llana, Marcos Javier Lisa y Gabriel Sotelo.

Sobre el juicio a Tolaba, quien pasó sin inconvenientes de La Bonaerense a la Policía de la Ciudad, que patrocinan los abogados Eduardo Soares y Rosario Fernández, de La Gremial, Emilia no alberga grandes expectativas, pero reconoce que es una instancia en la que hay que luchar. Con la mirada vidriosa, ella rememora que «la fiscal Beatriz Bonini no quiso investigar la verdad de lo ocurrido aquel 18 de mayo de 2013. Dejó pasar el tiempo a propósito para que se perdiera la prueba, por eso no están las grabaciones de las cámaras del Peaje lo que hubiera sido una evidencia fundamental para determinar lo ocurrido. Si el herido de bala en la cabeza hubiera sido el Policía Tolaba automáticamente se hubieran pedido las grabaciones. Pero el que recibió el disparo era mi hijo, un “caco”, un “negro”, un “villero de mierda” como suele llamarnos gran parte de la sociedad. La fiscal Beatriz Bonini me recibió luego de mucho tiempo y me dijo que estaba dolida porque yo dije que ella era una hachedepé. En esa entrevista le volví reiterar todo lo que pensaba, todo lo que no hizo y le repetí que era una hachedepé, en su cara. Los fiscales y los jueces son socios de la policía y siempre quieren encubrir a los asesinos de los nuestrxs. Por eso, desde la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, luchamos por la sentencia pero esencialmente lo hacemos por la conciencia para los cambios».

Por otra parte, Emilia sospecha de la celeridad con que se dio el juicio, en este momento: «Pablo fue asesinado hace 7 años y 7 meses; y ahora ante la inminencia del cambio de Gobierno, cuando todavía no están las pericias que pedimos nosotros se hace el juicio. Pablo fue asesinado en un gobierno Kirchnerista, como miles y miles de pibxs. A mí me llama la atención la rapidez en esta coyuntura. Yo no creo en un sistema injusto como el capitalismo y tampoco creo en su justicia. Pero quiero tener al asesino de mi hijo sentado frente a mí, en el banquillo de los acusados. Yo escraché a Tolaba en Facebook donde él salía con su uniforme y una gran escopeta, él tuvo que cerrar su cuenta. Quiero mirarlo a la cara a ese hijo de yuta. Hay familiares que nunca llegan a este juicio y siguen la pelea, les cierran las causas y no pueden condenar a los asesinos. Ángela Urquiza, mamá de «Kiki» Lezcano sigue la batalla. Vanesa Orieta y Mónica Alegre continúan luchando por justicia para Luciano, crímenes que siguen impunes. Vivi Espina, se suicidó porque le postergaron el juicio por el crimen de su hijo. El maltrato, el desprecio y la impunidad comienzan ni bien vas a un tribunal: te ningunean, te tratan de ignorante, les importa un carajo tu dolor y hasta se burlan. Pero esa impunidad no nos va a detener. Nunca. Y las veces que logramos condenas es por el laburo de nuestros abogados y por la movilización popular, por eso pido a todxs que nos acompañen. Es decisiva la presencia masiva y popular».

LA ETAPA CONSTITUCIONAL

En su casa sencilla de un barrio de Morón, Emilia narra uno y mil ejemplos del verdugueo que sufren los familiares por parte de los poderes tras el crimen de sus hijxs. Fustiga a la casta política y recalca: «A nosotros nos moviliza el amor por nuestros hijos y el odio contra los asesinos y el sistema que determina estas muertes. Vos sabés que tu hijo no vuelve, pero hay otrxs pibxs que hay proteger y que merecen otra sociedad que es por la que peleamos. Yo estoy de acuerdo con esta idea del Genocidio encubierto, porque eso es sistema capitalista, fijate que los pibes y pibas que matan o desaparecen son en su inmensa mayoría pobres, ¿lo querés más claro?. Y hay medios de comunicación hegemónicos que fogonean el disciplinamiento y la aprobación social. Tengo clarísimo el papel de Patricia Bullrich y del macrismo que mataron haciendo celebración de esa matanza, fue la gestión más represiva. Pero sucedió en toda la etapa que llaman democrática. Cuando mataron a Paly, estaba en Morón el mismo intendente kirchnerista, Lucas Ghi, que va asumir el próximo 10 de diciembre. ¿Quiero preguntarle qué va a hacer con nuestros pibes, si seguirán siendo asesinados y las pibas secuestradas y violadas por la fuerzas de Seguridad? Recuerdo con odio que Ramiro Tagliaferro, el intendente actual y exmarido de la Gobernadora María Eugenia Vidal, le pagaba a los medios de comunicación para que silencien estos crímenes en Morón. Así, ninguna de las actividades que hicimos fue cubierta por estos medios pagos por Tagliaferro. Entonces nuestros hijos y sus matadores no aparecen en ningún lado. ¿Las chicas secuestradas tampoco existen? Un día no están más ¿y nadie las reclama?

MAMÁ A LOS 15

Emilia recuerda que su primer embarazo fue a los 14 años y fue mamá de Loreley (28) a los 15. En aquel entonces tuvo que dejar la escuela secundaria porque no permitían estudiar a las chicas embarazadas. Hoy inició sus estudios de Abogacía ya que quiere estar preparada para defender las causas de los más vulnerables  abandonados a su suerte y enviados a un calvario que ella ambiciona enfrentar. No porque crea en el Derecho burgués, sino porque toda la tierra es cancha para esta guerrera todoterreno «y la única lucha que se pierde es la que se abandona», dice.

CON CUERPO Y ALMA

La vida ubicó a Emilia en un sitio que jamás hubiese querido estar. Pero lo asumió y hoy es una de las referentes de la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil. Al frente de las columnas su cuerpo danza con el rostro de su hijo sobre sus pechos, sus manos se agitan al ritmo de los alaridos que entona su garganta en armonía con sus miradas de ángulos variables y furias revividas. En cualquier marcha, todos pueden apreciarlo. Un entramado siniestro que incluye a todos los poderes del estado y a los medios parapoliciales, lanzó a estas mujeres a un combate que nunca buscaron pero que libran con entereza. Cada día, con el cuerpo, con el alma.