La OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró hace apenas unos días al glifosato como “probable carcinogénico para el ser humano”. Siendo este producto el más utilizado para la agricultura intensiva en el país y derramado por millones de litros sobre personas y medio ambiente, esta declaración que llega con demasiados años de demora y tibiamente, viene al menos a ratificar lo que afectados directos y profesionales de la salud del interior del país vienen observando y denunciando hace ya años sin ser escuchados por autoridad alguna.
A dos semanas del anuncio, resulta vergonzoso el silencio cómplice de responsables políticos y medios de comunicación que callan el delito que significa estar derramando millones de litros de una sustancia (por mencionar solo el glifosato) “probablemente” carcinogénica, de manera impune al medio ambiente, incluidos los seres humanos.
En ocasión de haber participado de una nueva actividad en el Hospital Garrahan, convocada por la Junta Interna de ATE, sobre el daño que el modelo productivo en base a la masiva utilización de tóxicos, viene provocando en ambiente y salud, en carácter tanto de expositores, como convocantes y asistentes comunicamos que:
*Nos solidarizamos con los afectados directos de las fumigaciones que, tanto por aire, tierra, agua o piel reciben el impacto de los fuertes productos tóxicos utilizados.
*Llamamos a los profesionales de la salud a realizar acciones en función de la responsabilidad que nos compete en función de preservar la salud no solo ante la pérdida de la misma y comenzar a considerar la severa agresión tóxica a que están siendo sometidos de manera periódica y sistemática los habitantes, como posible causa de enfermedad.
*A casi dos décadas de instalado un modelo productivo tóxico, se torna imprescindible contar en hospitales públicos de manera gratuita, con laboratorios aptos para realizar dosajes de los venenos/tóxicos que, sin duda alguna, los pacientes portan en sus cuerpos y que puedan estar ocasionándole serios trastornos a su salud.
*Se torna indispensable la aplicación del Principio Precautorio que priorice el Cuidado de la Salud y el Medio ambiente, por sobre la rentabilidad y se prohíba el uso de sustancias – no solo glifosato- que puedan poner en riesgo o amenace cualquier forma de vida.
*Urge tomar medidas tendientes a salir del modelo agrotóxico y fomentar la agricultura en función de la Soberanía Alimentaria, entendiendo esta como el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sustentable y ecológica, y el derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo.
*Hacemos responsables a las autoridades políticas que promueven y profundizan un modelo extractivo basado en la obtención de una mayor rentabilidad – soja y demás cultivos intensivos- minería a cielo abierto o fracking, de las consecuencias graves que los mismos ocasionan, como daños ambientales (desmontes, inundaciones) desplazamiento y destierro de pueblos originarios o daños irreparables en la salud tanto de manera aguda o crónica.
Por su parte, respecto del tema en cuestión, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel sostuvo: “Las consecuencias que producen las fumigaciones con agroquímicos sobre la salud y la vida de las personas expuestas involuntariamente poseen la suficiente entidad como para ser calificadas como crímenes de lesa humanidad”.