Carta abierta a Delfor Brizuela, secretario de Derechos Humanos

Carta al secretario de Derechos Humanos, Delfor Brizuela
Debo elegir esta desagradable opción de comunicarme con usted Ya que las circunstancias que me afectan solo admiten esta forma.

Me presento diciéndole soy un detenido penado en el Servicio Penitenciario Provincial de esta ciudad y mas allá de mi condición personal, esta carta la motiva la increíble situación de olvido y sometimiento en el que nos encontramos todos los detenidos en este penal de reminiscencias oscurantistas y de practicas dictatoriales, alejada del más elemental respeto a la condición humana, como así también de la consideración a quienes nos visitan, que nada han hecho para ser sometidas a semejantes vejámenes y faltas de respeto.
No vengo por esto a denunciar que las torturas físicas y psíquicas siguen siendo el pan de todos los días, que la comida es un asco, que la condición de asilamiento es medieval, que nos encierran a tres en celdas para uno durante 12 horas (teniendo que hacer nuestras necesidades en bolsas), que se pretende combatir el ingreso de sustancias y/o elementos perjudiciales, prohibiendo por dar ejemplos: arvejas, pan casero, facturas, aceitunas, frutas, carne picada, arroz, repuestos de maquinas de afeitar, libros o jabón blanco (del que tendrían que ser proveedores), que han llegado al extremo el 24/01/2015 (día de visita de 9 a 17hs) de prohibirle a la visita el ingreso de carne cruda o pollo, y como contrapartida permitiendo el ingreso de milanesas para freír o manifestando que “el carbón pasa, pero el pollo no”, lo cual adquiere una condición de burla y desconsideración total, ya que ese día hicieron más de 40° de temperatura (debiendo dejar los elementos que no son autorizados a la intemperie hasta que termine la vista), la requisa argumento que era orden del “oficial de guardia De la Vega”. Al día siguiente esa prohibición de carne no fue tal, sino todo lo contrario (estaba de guardia otro oficial), lo que se ve a las claras que no hay una disposición general, sino todo depende del humor del jefe oficial del momento.
Repito que no vengo a denunciar estas terribles tropelías aberrantes sino, a hacerlo cargo de su complicidad con todos estos hechos, ya que a no ser de que usted viva en una burbuja, debe ser sabedor de todo esto. Otra de las cosas que me queda pensares que es un total inepto a quien se le puede ocultar lo que todo el mundo sabe. Además, el juez de ejecución brilla por su ausencia.
Cuesta mucho entender como alguien que se lleno y aun se llena la boca con la acción pastoral de monseñor Enrique Angelelli cierra los ojos a esta realidad, donde muchos internos eligen que sus hijas o hijos no los visiten para evitar la vejación de la requisa. Donde hay pabellones que carecen de inodoros y solo tienen el hueco de 110 mm, que los baños de visita carecen de agua, que somos los internos los que debemos mantener la higiene a costas nuestras, que no se cumple en nada con el art 75 inc 22 de la Constitución y por el cual usted debería velar que se cumpla, que las celdas de castigos o “chanchas” todavía existen, que las requisas que arrasan y rompen todo lo que con mucho esfuerzo nos traen nuestros allegados sigue siendo moneda corriente, que para que a alguien lo saquen al médico tiene que estar muriéndose o infringirse algún daño (un corte, por ejemplo) ni hablar de un odontólogo.
Que solo algunos internos en forma discrecional pueden acceder a tener celulares, lo cual crea ciertos malestares en el pabellón, siendo que el penal debería garantizar el derecho a mantener la comunicación constante de los internos con su familia y abogados.
Para no hacer más largo este derrotero de vergüenzas e impunidades, quisiera saber cuánto destina el presupuesto del estado a cada alojado, ya que no se nos provee de colchón, sabanas, toallas, artículos de limpieza, artículos de higiene personal, etc, como en los demás penales del país. Esta inquietud me nace porque quizás al Servicio Penitenciario Provincial no le llega un peso, lo cual a usted lo haría mas responsable aun, por su falta de gestión y contralor.
Me despido pensando en las palabras que podría haber dicho monseñor Angelelli, si viviere, como para reconfortar mi espíritu. Ya que me debo esconder en el más asqueroso y denigrante anonimato, debido a que si doy mi filiación tenga por seguro que la chancha (celda de castigo) sería mi hogar, los golpes y palos, mi comida y los abusos día a día mi futuro.
Esta carta espero sea leída sin censura por los medios radiales provinciales y nacionales a los que la enviare, esperando también sea transcripta por los medios gráficos de los cuales en el ámbito provincial dudo mucho que así sea.
Sin más que decir por el momento y lamentando tener que esconderme en el anonimato, me despido de usted

Juan Pueblo, UN DETENIDO DEL S.P.P.

Nota: La comunidad toda debe saber que según la memoria de la Procuracion General de Cárceles de la Nación, el 8% de los condenados son inocentes, y el 35% están condenados sin la certeza de su culpabilidad. Esto hace que de 400 detenidos, aproximadamente 32 son inocentes y que a 140 no se les demostró fehacientemente su culpabilidad.

Contacto: María Pueblo 0380- 154500002