La fraternidad de los sometidos está sometida a una presión que la condensa, la fortalece y la vuelve más sensible aún.
Estamos unidos por los mismos corredores, los mismos sufrimientos, por las mismas horas al aire libre, en donde un gesto o una palabra bastan para dar una sonrisa o una noticia o salvar una vida.
Con estas palabras les invitamos a pensar en la fraternidad tan necesaria en esta sociedad capitalista en la que vivimos oprimidos/as todos/as, donde tenemos cientos de hechos que nos unen a los que somos insensibles; tenemos las mismas penurias, los mismos sufrimientos, pero no somos capaces de transformarlos en mensajes para buscar liberarnos de nuestra feroz opresión.
En este décimo segundo fin de año que estamos pasando tras los muros y los barrotes les decimos que aquí hemos aprendido que no debemos mostrar debilidad ni siquiera con un paso vacilante, caminar siempre con la cabeza alta porque somos ejemplos para los recién llegados.
Acá tenemos una gran fraternidad que sufre pero que es indestructible; si no fuésemos un colectivo no podríamos soportar ni la décima parte de lo que nos tocó vivir durante estos años de injusticia.
Queridos compañeros y compañeras: nuestros pueblos necesitan descubrir que en cada ser hay fuerza y debilidad, audacia y miedo, firmeza y vacilación. Esto solo se descubre con organización política para cambiar el mundo.
Esperamos que estas palabras ayuden a una profunda reflexión sumamente necesaria para construir la esperanza en el horizonte de los excluidos.
Desde nuestro rincón de lucha, la cárcel de Tacumbú, les dejamos nuestro abrazo combativo, nuestro cariño y toda nuestra ternura.
Atentamente.
Agustín Acosta/ Basiliano Cardozo/ Simeón Bordón/ Gustavo Lezcano /Roque Rodríguez/Arístides Vera