Yo no estoy rehusando la conscripción militar. No estoy quemando la bandera. No me voy huyendo a Canadá. Yo estoy plantado aquí. ¿Quieres meterme a la cárcel? Hazlo… Méteme a la cárcel. Hace 400 años que estoy en la cárcel. Puedo estar preso por 4 o 5 años más, pero no voy a ir a10.000 millas de aquí a ayudar a asesinar y a matar a otra gente pobre. Si yo quisiera morir, yo moriría aquí, hoy mismo, peleando contra ti. Tú eres mi enemigo, no los chinos, ni los vietnamitas, ni los japoneses. Tú eres mi oponente cuando quiero mi libertad. Tú eres mi oponente cuando quiero justicia. Tú eres mi oponente cuando quiero igualdad. ¿Quieres que vaya a otras tierras a pelear por tí? Tú jamás estás conmigo cuando demando mis derechos aquí en los Estados Unidos; no me ayudas a obtener mis derechos y a defender mis creencias religiosas.
Tú ni siquiera estás conmigo apoyando la demanda de mis derechos aquí en mi propia patria.
¿Porqué me piden que me ponga un uniforme y vaya a 10,000 lejanas millas a arrojar bombas y disparar tiros contra gente morena en Vietnam cuando los llamados “Negros” en Louisville, Kentucky, son tratados como perros y se les niega sus más elementales derechos humanos?
No, yo no voy a ir 10,000 millas de mi casa a ayudar a asesinar e incendiar otra nación de gente pobre solo para continuar el dominio de los arrogantes Blancos racistas que tienen de esclavos a muchos pueblos morenos alrededor del mundo.
Este es el día en el que este infierno debe terminar. Me han advertido que si tomo esta decisión me va a costar millones de dólares. Pero lo he dicho una vez y lo voy a repetir otra vez: El verdadero enemigo de mi pueblo esta aquí, en los Estados Unidos. No voy a traicionar mi religión, mi pueblo; no me voy a traicionar a mí mismo y convertirme en otro instrumento que esclaviza a quienes luchan por justicia, libertad e igualdad.
Si creyera que la guerra iba a traer libertad e igualdad a 22 millones de mi pueblo, no me tendrían que reclutar a la fuerza. Yo me enlistaría mañana. No tengo nada que perder si decido plantarme firme de pié y defender mis creencias. Me dicen que iré a la cárcel. ¿A la cárcel? ¿Y qué? He estado en la cárcel por 400 años.
Yo soy Estados Unidos. Solo que soy la parte que tú no quieres reconocer. Pero acostúmbrate a verme: Negro, lleno de confianza, orgulloso; mi nombre, no el tuyo; mi religión, no la tuya; mis ideales, lo mío —¡acostúmbrate a verme como quién soy yo!