(Por Oscar Castelnovo/ APL) El fiscal Alberto Nisman, suicidado hace 10 años, estaba a cargo de la UFI-Amia, que investigaba la muerte de 85 personas en el atentado. La enorme responsabilidad que comportaba, no le impedía irse de putas, caras por cierto, tener cajas secretas junto a su madre en distintos bancos y cuentas de cientos de miles de dólares en Estados Unidos. Este «buen pasar» no fue investigado a pesar de que su sueldo en la Justicia no aclara, más bien oscurece, el origen de tanto dinero malgastado en las parrandas. El actor y abogado, Gerardo Romano, dijo en su momento: «Para mí Nisman es un ex funcionario corrupto, evasor, lavador, ocultador, con cero resultados en su gestión. Se suicidó y le gustaba salir con putas. Le pegaba a pendejas. Un personaje de la peor calidad».
Por su parte, el Llamamiento Argentino Judío no tiene dudas que el hecho fue un suicidio: «No se nos escapa que la poderosa maquinaria mediática que desde hace diez años se construyó para sostener la primera de las hipótesis (la del asesinato) logró convencer a buena parte del tejido social, esgrimiendo conclusiones que no se respaldan en ninguna prueba sólida, pero que pudieron ser utilizadas como una herramienta política para atacar y seguir agrediendo a una fuerza política que no tuvo vinculación alguna con la muerte del funcionario. Rotundos dictámenes periciales dan sobrada cuenta de que no existe ningún elemento que permita inferir que alguien ingresó al departamento donde el fiscal fue hallado muerto», expresó en un comunicado el Llamamiento.
NIsman denunció a Cristina KIrchner por la responsabilidad del supuesto acuerdo con Irán para encubrir a los responsables del hecho. Pero resulta que el memorándum de entendimiento con Irán, fue un acto de Gobierno ratificado por ambas cámaras del Congreso. A su vez, el jefe de Interpol, aseveró que nunca se levantaron las alertas rojas que busca a los culpables. Estas líneas no pretenden ninguna defensa de CFK, no la necesita. Quizá en otros hechos tendrá o no responsabilidad, en éste queda claro que no. Se sabe, que en el capitalismo los partidos y funcionarios en el Gobierno roban a mansalva, porque así funciona el sistema. Quizá la única excepción en la Argentina haya sido Humberto Illia, quien murió tan pobre como había asumido. Luego de ser derrocado por los laboratorios internacionales de medicamentos, que se oponían a la fabricación nacional, y por el partido militar encabezado por el dictador Onganía.
A la vez, el Llamamiento Argentino Judío expresó que «como representantes de un sector democrático, progresista, laico y humanista, junto a las organizaciones de familiares de las víctimas y asociaciones de derechos humanos, con la convicción de que la verdad está de nuestro lado y que tarde o temprano se impondrá sobre las falacias denunciadas, queremos dejar nuestro testimonio en esta luctuosa fecha». El comunicado lo firman Marcelo Horestein – Presidente; Pablo Gorodneff – Secretario General y Luis Kon de Comisión Jurídica, entre otros.
En tanto, la investigación sobre el atentado sigue paralizada coronando otro tramo significativo de impunidad en la Argentina.
A su vez, tampoco se sabe qué sucedió con el dinero del pueblo que derrocharon para vicios y placeres el extinto fiscal Alberto Nisman y Sara Garfunkel, la madre que lo parió.