En el marco de estas jornadas de encuentro y reflexión, se realizarán mesas-debate sobre distintos temas –género, el Estado frente a las violencias del Estado, y la construcción entre lo social y lo político- que contarán con la participación de referentes en la promoción y defensa de los derechos humanos: el presidente de la CPM Adolfo Pérez Esquivel, la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, entre otros.
Desde su creación, el programa de la CPM propone a los jóvenes ser actores en los procesos de construcción de la memoria colectiva y la defensa de los derechos humanos. Si bien en los primeros años los proyectos versaban sobre los estudios de la memoria y el pasado reciente – la denuncia del genocidio, la lucha por juzgar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad y el recuerdo de las víctimas del terrorismo de Estado-, en los últimos años ese marco temático se amplía y observa un interés cada vez mayor por denunciar las actuales violaciones de los derechos humanos.
En esa línea pedagógica, bajo el lema “los desafíos por la igualdad”, la convocatoria 2015 reúne 970 proyectos de escuelas secundarias y organizaciones sociales y barriales que, desde la intervención de los jóvenes en su contexto territorial, exponen nuevos problemas y desafíos. Esta experiencia recupera el compromiso de la educación en derechos humanos con la promoción de valores en pos de la participación ciudadana y la justicia social.
La participación cada vez más creciente de organizaciones sociales y políticas ha significado un aporte fundamental a la experiencia política y educativa que propone el Programa. Este año son más de 100 organizaciones que aportan a través de los jóvenes su experiencia de trabajo en el territorio, generando nuevos intercambios, invitando a re pensar las prácticas educativas formales y no formales, y abriendo nuevas posibilidades para seguir nutriendo la agenda de derechos humanos.
“La educación ocupa un rol central no sólo para la formación personal de los jóvenes, sino también para el desarrollo de herramientas para la inclusión social y el fortalecimiento de la democracia. Las escuelas deben contribuir a la reflexión crítica sobre el contexto social y las problemáticas que sus alumnos perciben, sufren y sienten en su vida cotidiana. Y lo mismo ocurre con las organizaciones sociales y políticas que cada año amplían su participación en el Programa, es su capacidad de acción en el territorio lo que se potencia y multiplica a partir de la intervención y el protagonismo de las nuevas generaciones”, explicó la directora de Jóvenes y Memoria, María Elena Saraví.
Los jóvenes ponen el cuerpo, las ideas, los sentimientos. Asumen un rol: participar para intervenir, para transformar. El programa de la CPM refuerza esta concepción y promueve el encuentro de diferentes realidades para generar espacios genuinos de acción y contención. “Jóvenes y Memoria actúa como caja de resonancia, como experiencia que se multiplica en cada escuela y en cada barrio, y que continúa”, agregó Saraví.
Durante 15 días, Chapadmalal se convierte en una ventana hacia la realidad histórica, social y política de miles de jóvenes. El encuentro es el final de un largo recorrido de trabajo y una experiencia siempre creativa y enriquecedora. Documental, ficción, teatro, música, murales: en diversas expresiones y soportes, los jóvenes plasman el resultado de las investigaciones realizadas durante todo el año. Cada presentación abre la posibilidad de compartir y poner en diálogo sus proyectos sobre la situación de los derechos humanos en sus ciudades, pueblos y escuelas.
Además, habrá espacios de participación y debate para los docentes y coordinadores de los equipos. En esta oportunidad, también se desarrollará del 6 al 8 el segundo encuentro nacional de familiares víctimas de la violencia institucional. Estas jornadas contarán con la presencia de más de 250 familiares y diferentes organizaciones de todo el país que se reunirán para articular estrategias de intervención en torno a la violencia policial, carcelaria y judicial.
Esta reflexión colectiva fomenta nuevas formas de ser y estar. Construye puentes y futuros. Y, como ya mencionamos, define una agenda política basada en el respeto, la diversidad, la igualdad. La tarea, en definitiva, es una tarea política y Jóvenes y Memoria asume, cada año, el desafío de construir una pedagogía comprometida en la defensa de los derechos humanos.