“La cárcel es un difusor del terror y un dinamizador económico”

(Por Sheila Quimera/ Bandera Roja de la LSR*) Hace casi tres años que este periodista tiene prohibido el ingreso a las cárceles federales, después de haber concurrido durante tres décadas, por denunciar los asesinatos, torturas y otras sevicias de los penitenciarios sobre las personas privadas de libertad. Aún así, la agencia que coordina da cuenta de la barbarie represiva y, generalmente,es invisibilizada. En momentos que el gobierno timoneado por Mauricio Macri ajusta, despliega represión a los que luchan e impulsa leyes regresivas como la reforma a la Ley de Ejecución Penal 24660, Bandera Roj entrevistó O.C. y con él dialogó sobre la vida en las cárceles , las prisiones privadas que vendrán, los valores y el abolicionismo, entre otros temas.

.

-¿Qué opinás del recrudecimiento de la legislación carcelaria?
-Desde el menemismo, en los `90, donde hubo obreros que aplaudieron a mano alzada las privatizaciones, se estableció el sálvese quien pueda en vez de la solidaridad. La coronación de la derrota se da siempre en el plano cultural axiológico, en el plano de los valores. Es decir que aquí el valor vida, el cual debimos aprender después de la dictadura, fue sustituido por el valor “seguridad”. Antes seguridad era una palabra mucho más amplia, seguridad alimentaria, seguridad sanitaria, no seguridad de que no te choreen. Y las leyes draconianas garantizan sólo dolor y encierro, pero son multiplicadoras del delito. No garantizan ni la vida ni la integridad.
A la dictadura no se le ocurrió desaparecer a 30 mil luchadores porque sí, acá hubo un proyecto que continuó. Todos los genocidios son reorganizadores, reorganizan la sociedad según la conveniencia de los poderosos. Y en toda reorganización hay alguien que jode, que sobra. Con Roca los aborígenes y con Videla los revolucionarios.
¿Hoy quiénes son los que sobran, los que molestan? El neoliberalismo se da en el medio del desarrollo tecnológico, y apretando la tecla “enter” reemplazan el trabajo de 500 trabajadores de la cosecha en Mendoza, por ejemplo. Ya no es necesaria toda la gente para explotar. Entonces, a los excluidos les doy palos por un lado, les doy paco, para minar su organización y por el otro les doy cárcel, les doy muerte. Porque en la cárcel, que debería ser el lugar más seguro del planeta, porque el Estado decide tenerte ahí y es responsable de tu vida y de tu integridad, muere más gente que afuera.

-¿Qué política tiene el gobierno de Cambiemos en relación a las cárceles?
El gobierno de Macri se apresta a crear nuevas cárceles y muchas de esas van a ser privadas. Es una experiencia que viene de EE.UU. donde las cárceles privadas cotizan en bolsa. Estas cárceles tienen un crecimiento de más del 100% de prisioneros, y las estatales menos del 20%. Cuantos más presos tienen más suben las acciones, es un negocio desde todo punto de vista. Macri, quiere insertarse en lo peor del mundo. Podría tomar el ejemplo de Suecia, de Dinamarca, de Noruega, donde hay otro tipo de modelo para encarar el tema del delito y están demoliendo cárceles porque se redujo al mínimo la pena de privación de la libertad. Hay otra distribución de la riqueza y hay penas alternativas. Macri toma lo peor de los yanquis que tienen el mayor índice de prisioneros y el mayor índice de delito.
Hay todo un paquete, que es represivo y económico. Porque la cárcel es un dinamizador económico, para meter preso a alguien necesitas policías, el detenido necesita un abogado, y un fiscal que lo acuse, un juez que lo condene, y una Cámara de Casación que lo recontra condene, y una Suprema Corte que lo recontra mil condene, diputados y senadores que hagan leyes, un Servicio Penitenciario que le va a sumar escarnio y humillación a su condena. Luego necesitas catering para la comida, remedios y elementos de higiene que se van a robar. Y sobrefacturaciones que empiezan en la misma construcción de un penal. Y muchos otros.

-Entonces, ¿para qué sirve la cárcel?
-Sirve para infundir el terror y disciplinar, para devastar a los pobres, para encerrar a los retobados, los presos políticos por caso. No sirve para combatir el delito. La cárcel, la que conocemos nosotros, hubo otras, nació hace más de doscientos años y nunca jamás cumplió los objetivos bajo los cuales alega su existencia.
Y eso es el Infierno del Dante, porque vos a la cárcel llegás y no tenés nada. A pesar de que el Estado destina $ 40.000 por mes por cada preso en cárceles Federales, no tienen comida ni dónde dormir, duermen en el piso. Pero, para dormir en el piso, le tiene que pagar al preso reclutado por el Servicio Penitenciario porque sino no le hace espacio, lo muelen a palos. Y hasta peor. La violencia en la cárcel es la principal organizadora, ya sea por el servicio esencialmente o por su tercerización: utiliza una parte de los presos para la gobernabilidad del penal, ejerciendo la violencia contra sus propios compañeros, por negocios. Los cuales van desde la venta de drogas hasta de celulares, entre muchos otros.

-¿Hay posibilidades de re-habilitación o re-inserción social luego de salir?
La reinserción, reinstalación, todos los re, son cuentos chinos. Salís de la cárcel, salvo excepciones, muerto, en una bolsa negra, o resentido por todo el verdugueo y la devastación humana que sufrís. Hay excepciones, por ejemplo de los estudiantes que participan del Centro Universitario de Devoto sólo reincide un 7%, pero fuera del CUD, hay casi un 60% de reincidencia. Es decir, la educación dio resultados, porque cambia la cabeza, en el sentido que ya no te da jugarte tu libertad por un celular o por $100. Pero el CUD es un pequeño espacio en el que sólo participa menos del 0,01% de los presos.

-¿Cómo afecta a la población carcelaria la reforma de la ley 24.660?
Esta ley exigirá todo el cumplimiento de la pena sin ningún tipo de derecho a las salidas transitorias, condicional y otras, yendo contra la Constitución Nacional y contra todos los tratados internacionales. Profundiza las mal llamadas leyes Blumberg, sancionadas por el Congreso con mayoría kirchnerista. Endurecieron las penas y sólo sirvieron para multiplicar el delito. Kirchner asumió con 46.600 presos y Cristina se fue con 70.000 presos. Si hay un gobierno que pisoteó los derechos humanos post tiranía, ese fue el kirchnerismo. Durante su período hubo la mayor cantidad de fusilados en las calles, muertos en prisión, la mayor cantidad de presos y de presos políticos, 83 desaparecidos. Tuvo una política doble estándar, castigando la impunidad de 700 genocidas de los miles que había y siempre a paso lento, porque la idea no era castigar a todos sino a un porcentaje.
Volviendo a la pregunta, en Mendoza, esta ley que presenta el diputado radical fascista de Cambiemos, Luis Petri, rige desde 2012 y se multiplicó por mil el delito y el sufrimiento dentro y fuera de los muros. Ya comprobamos en nuestro propio país que no sirvió para nada endurecer las penas.
Al desaparecer las salidas, que son un instrumento para que la persona vuelva a la sociedad, para que vaya tejiendo los lazos que lo van a contener cuando salga, te quitan el incentivo para todo. Cuando ya no tenés horizonte de salida, no tenés metas de estudio, ni de trabajo, en ese infierno solamente te queda pelear por comer, pelear por tu vida. Se ven afectados los vínculos familiares, se llenan los penales ya superpoblados y acrecienta la violencia y las muertes. Yo les llamo leyes sepultura, porque van a quedar sepultados ahí por el resto de la condena. Si se aprueba, como creo que se va a aprobar, va a ser un verdadero desastre. Va a agravar las condiciones de detención, va a romper los vínculos familiares, va a resentir tu relación incluso con tu abogado porque esto implica también que hay traslados a cualquier lado. A pibes de Devoto los están revoleando al Chaco, ¿cómo hace una familia de Lugano para ir al Chaco a ver a sus hijos? Las violaciones a los DDHH se van a multiplicar.
-¿Cómo crees que se puede contrarrestrar esto?
Yo soy abolicionista, pero la cárcel no puede desaparecer de un día para otro. El abolicionismo que proponemos nosotros va acompañado con la destrucción del régimen social que genera la cárcel, el capitalismo. Pero no es que tengamos que esperar a la revolución para acabar con las cárceles. Sino que se pueden ir ganando espacios de libertad, de abolicionismo.
(*Sheila Quimera es periodista de Bandera Roja de la Liga Socialista Revolucionaria)