LA CHINA CUELLAR ( Por Juan Cicale y Marta Muriago)
En el cumpleaños de La China no quiero hablar de los asesinos; quiero hablar de Florencia y sus afectos.
Conocí personalmente a Alfredo en este lugar, el local de la asamblea de Villa Urquiza. Un compañero exasperado con la vida, esta vida incomprensible de hombres que denigran a otros hombres; ese mismo Alfredo que lleva su ternura dentro de la mochilita rosa de su nieta.
Pienso en La China y su risa contagiosa, una sonrisa que todos desearíamos reflejar en nuestras caras. Pero el servicio penitenciario nos arrebató nuestra sonrisa, aunque no pudo desdibujarla de su imagen que nos interpela y nos acompaña en cada foto, en cada afiche y en la integridad de cada una de sus compañeras.
Florencia sigue viviendo contenida en los brazos de su padre enormemente fiel, y en este gesto, él nos permite abrazarla y hacernos más humanos.
Cuántos sueños nacieron de sus pupilas oscuras. Y siempre su sonrisa; sonrisa de dientes amplios, como dice una poesía.
Te rescatamos en nuestros actos que reclaman justicia, en el camino por construir una vida digna donde la fraternidad sea la forma de andar en esta tierra.
La China se rebelaba desde su lugar de encierro para que nosotros seamos libres.